‘El príncipe de la imprenta’, de Enric Satué: una novela sobre el mejor aprendiz de Gutenberg
El gran diseñador gráfico barcelonés fabula en su primera obra de ficción con el impresor Nicolas Jenson, creador de la mejor de las primeras tipografías romanas, como protagonista
La vida profesional de los primeros maestros impresores en el siglo XV tenía una duración máxima de 20 años, que era lo que tardaban en enfermar por la exposición continua a los vapores tóxicos de los metales con los que fundían los tipos de letra. Con el tiempo, esa vida útil se fue alargando, pero solo porque los maestros acabaron por dejar la manipulación del plomo en manos de operarios de bajo rango (demostrando que el avance de la cultura y la crueldad de clase no son incompatibles).
De entre esos pioneros aprendices de Gutenberg destacó Nicolás Jenson (1420-1480), francés asentado...
La vida profesional de los primeros maestros impresores en el siglo XV tenía una duración máxima de 20 años, que era lo que tardaban en enfermar por la exposición continua a los vapores tóxicos de los metales con los que fundían los tipos de letra. Con el tiempo, esa vida útil se fue alargando, pero solo porque los maestros acabaron por dejar la manipulación del plomo en manos de operarios de bajo rango (demostrando que el avance de la cultura y la crueldad de clase no son incompatibles).
De entre esos pioneros aprendices de Gutenberg destacó Nicolás Jenson (1420-1480), francés asentado en Venecia, que fue el creador de la mejor de las primeras tipografías romanas. Esas letras venecianas, con sus mayúsculas inspiradas en la Columna Trajana de Roma, acabaron por sustituir a las letras que ahora llamamos “góticas”, y que identificamos con los códices medievales y las cabeceras de los grandes periódicos estadounidenses. Los diseños de Jenson, limpios y elegantes, contribuyeron a fijar un estilo tipográfico que ha mantenido su estructura prácticamente inalterada hasta hoy. Las letras con las que está compuesto este texto son, en su esencia, las imaginadas por aquellos impresores a orillas de un canal.
A la vida de Nicolás Jenson ha dedicado Enric Satué (86 años) su primera novela. Satué es uno de los mejores diseñadores españoles del último medio siglo; suyos son, por ejemplo, el logo del Instituto Cervantes y el cartel oficial de los Juegos de Barcelona 92. También es autor de la primera gran historia del género escrita en nuestro país: El diseño gráfico (Alianza, 1988).
Esa vocación didáctica transpira en El príncipe de la imprenta, que discurre como una pequeña enciclopedia dialogada sobre el origen y la expansión por Europa de los primeros impresores. El artificio narrativo que sostiene el libro retrata a un Jenson moribundo, envenenado por los vapores del plomo, mientras repasa su vida junto Peter Ugelheimer, socio y amigo, quien pretende escribir su biografía. Es también un armazón sobre el que Satué apoya un sinfín de explicaciones más o menos detalladas sobre el arte de imprimir y sus inicios: el origen de las mayúsculas y las minúsculas, la relación entre la pintura al óleo y la grasa empleada para espesar la tinta, o el número de líneas por página de las biblias impresas por Gutenberg.
El meticuloso afán descriptivo es a la vez mérito y lastre en la novela. Los diagramas, grabados y anécdotas técnicas son un regalo para cualquier aficionado al diseño o la historia, pero le restan pulso a la narración, quizá porque el objetivo de Satué es más instruir que entretener. El propio autor parece reconocerlo con ironía poniendo en boca del protagonista un reproche a su biógrafo: “Tu historia carece de emoción. El lector de un libro busca en él, principalmente, sabiduría, pero también emociones que lo conmuevan”. Hay en el libro, ciertamente, conmovedoras reflexiones en las voces del protagonista y el narrador sobre la belleza, la virtud o la muerte. Pero el relato aventurero de la historia de los impresores que sacrificaron su vida al plomo y la tinta para expandir la palabra impresa por el mundo lo encontrará el lector solo entre líneas.
El príncipe de la imprenta
Galaxia Gutenberg, 2025
259 páginas, 18 euros