‘Sis hectàrees d’oliveres’: el hueso de la memoria familiar
Aina Tur dirige un montaje frío y minimalista, con unos estupendos Anna Alarcón y Nao Albet en una historia que mezcla una infancia llena de hombres monstruosos y mujeres crípticas con un presente bastante turbio
El festival Grec de Barcelona comporta una actividad frenética para algunos espectadores (aquellos que no quieren perderse nada), pero también para algunos intérpretes. Nao Albet está on fire: el fin de semana pasado participaba en la maratón de la Needcompany en el Lliure (Billy’s violence, Billy’s joy y doblete el domingo), el lunes ganaba el...
El festival Grec de Barcelona comporta una actividad frenética para algunos espectadores (aquellos que no quieren perderse nada), pero también para algunos intérpretes. Nao Albet está on fire: el fin de semana pasado participaba en la maratón de la Needcompany en el Lliure (Billy’s violence, Billy’s joy y doblete el domingo), el lunes ganaba el Premio Max al mejor espectáculo por Falsestuff. La muerte de las musas en Tenerife (no asistió a la gala porque tenía ensayo general) y el martes estrenaba Sis hectàrees d’oliveres (seis hectáreas de olivos) en la sala Heartbreak Hotel. Semana movidita para Albet.
El texto de la dramaturga menorquina Aina Tur obtuvo el XVII Premio Quim Masó, galardón que posibilita la producción y exhibición del montaje en el Grec y el Temporada Alta. La propia autora dirige un montaje frío y minimalista, muy alemán, con unos estupendos Anna Alarcón y Nao Albet. Júlia visita a su primo Pau en la casa familiar rodeada de campos de olivos, detonando una especie de estallido por fases o incendio a cámara lenta. Marc Salicrú firma la escenografía y la iluminación: una caja de cristal acoge, a modo de terrario, la maqueta de la finca, aparente estampa idílica rodeada de montañas de corcho y arbolitos de plástico. El espacio sonoro de Jaume Manresa convierte las chicharras en música electrónica, logrando un sonido envolvente. Alarcón y Albet casi no se miran durante toda la función: combinan la mirada perdida con las frases dirigidas directamente al público, mientras van narrando sus recuerdos y pensamientos.
El texto resulta un poco duro de roer, pero es el hueso de una aceituna bien macerada, curada y aliñada por la puesta en escena y la interpretación de los dos actores. Sis hectàrees d’oliveres mezcla historias de una infancia llena de hombres monstruosos y mujeres crípticas con un presente bastante turbio, jugando hábilmente con el misterio, los reproches y la culpa. Las palabras dichas por los dos personajes se mezclan con sus propios pensamientos: oraciones nunca pronunciadas que sitúan a los espectadores en ventaja, ya que somos los únicos que poseemos toda la información. El dolor y el miedo de la infancia pueden desaparecer bajo un fuego purificador que todo lo arrasa. Pero las cenizas siempre seguirán ahí. Y el humo es hipnótico, aunque sea artificial.
Sis hectàrees d’oliveres. Texto y dirección: Aina Tur. Heartbreak Hotel, Barcelona. Hasta el 28 de julio.
Puedes seguir a Babelia en Facebook y X, o apuntarte aquí para recibir nuestra newsletter semanal.