‘El fingidor’: Pessoa con acento mallorquín
Uniendo la poesía con el circo, el vídeo y la música, Pep Tosar dedica al poeta portugués un espectáculo sugerente pero irregular
Que el poeta es “un fingidor” ya lo sabía Fernando Pessoa hace casi 100 años. Los heterónimos del portugués se pueden leer, si nos ponemos las gafas del siglo XXI, como síntomas de una personalidad múltiple o como distintas performances de un mismo “yo”. El Romea ha recuperado El fingidor, una coproducción del teatro Principal de Palma y el Grec de Barcelona que sigue la estela de los últimos espectáculos de Pep Tosar: es la traslación escénica del corpus literario de un autor. Después de Federico García (...
Que el poeta es “un fingidor” ya lo sabía Fernando Pessoa hace casi 100 años. Los heterónimos del portugués se pueden leer, si nos ponemos las gafas del siglo XXI, como síntomas de una personalidad múltiple o como distintas performances de un mismo “yo”. El Romea ha recuperado El fingidor, una coproducción del teatro Principal de Palma y el Grec de Barcelona que sigue la estela de los últimos espectáculos de Pep Tosar: es la traslación escénica del corpus literario de un autor. Después de Federico García (Lorca, por supuesto), el poeta portugués es el protagonista de un espectáculo que une la poesía con el circo, el vídeo y la música en directo.
A Tosar lo acompañan Elisabet Raspall al piano y Joana Gomila a la voz y el sintetizador. La compañía de circo contemporáneo Hotel Iocandi (Tomeu Amer y Griselda Juncà) pone el cuerpo, pero también las palabras: se agradece que ellos interpreten a Pessoa o a Ofélia Queiroz en algunos momentos, con mucha más naturalidad que un actor “de texto”. Un gran tul transparente separa el escenario de la platea, y es donde se proyectan las declaraciones de varios especialistas en el poeta.
Mientras que el efecto visual que se consigue es elegante y sugerente —jugando con tres planos de realidad gracias a la iluminación de Sergio Roca—, el material audiovisual peca del llamado efecto Wikipedia. Una cosa es querer hacer un espectáculo sobre Pessoa, otra un documental, y la tercera es intentar hacerlo todo un poco y a la vez. Este paseo por la vida del poeta pasa por los puntos clave de su biografía, siendo la más interesante la intervención de su sobrina Manuela Nogueira, que adereza con anécdotas familiares el relato de los expertos.
Lo que diferencia El fingidor de un recital poético es el circo: el trapecio de Juncà o la rueda alemana y las escaleras de equilibrio de Amer sirven de contrapunto físico a un espectáculo muy cerebral. La música de la velada se balancea entre lo portugués (fantástica versión de Estranha forma de vida) y algunas elecciones en inglés un poco desconcertantes: compramos el Nowhere Man de The Beatles o el But Not for Me de Gershwin, pero el Nowadays del musical Chicago ya nos extraña más. El catalán con acento mallorquín de Tosar, Amer y Gomila combina muy bien con las palabras de Pessoa, poeta líquido antes del amor líquido, del cual es imposible separar vida y obra. Todas las cartas de amor siguen siendo ridículas. Y las palabras esdrújulas también.
‘El fingidor’. Texto: Pep Tosar y Evelyn Arévalo Dirección: Pep Tosar. Teatro Romea Barcelona. Hasta el 25 de junio.
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