La democracia es revolucionaria, según José María Barreda

El libro de José María Barreda desborda extraordinariamente las lindes de su apariencia de memorias políticas. Es una crónica inteligente, original y emotiva de la construcción de una España democrática, abierta al mundo, a partir de aquella otra España dominada por botas dictatoriales y muda por la represión. Contada en primera persona, demuestra que la libertad puede doblegar el determinismo de los ...

El libro de José María Barreda desborda extraordinariamente las lindes de su apariencia de memorias políticas. Es una crónica inteligente, original y emotiva de la construcción de una España democrática, abierta al mundo, a partir de aquella otra España dominada por botas dictatoriales y muda por la represión. Contada en primera persona, demuestra que la libertad puede doblegar el determinismo de los corsés sociales e incluso los cálculos de beneficios y pérdidas. Que la vida es una lucha de contradicciones entre lo que se nos dice que debemos hacer y lo que queremos hacer. Así cambia la historia, así se construyen metas de progreso social, con las libertades que rompen muros y abren realidades de mayor justicia y prosperidad. No son caminos trazados en línea recta; al contrario, están plagados de incertidumbres y tensiones. Y nunca dependen de una sola persona, porque todos somos el entresijo de relaciones e intereses entre grupos.

Este es el eje de una autobiografía cuya trayectoria es también la de innumerables historias de vidas transitadas en dictaduras o en sueños de dictaduras alternativas. Tuvieron en común aprendizajes y compromisos políticos hasta descubrir que “la democracia es revolucionaria”. Con estas tres palabras compendia Barreda medio siglo largo de historia de España. Militó primero en el PCE, para construir la democracia desde la reconciliación nacional. Su propia vida reflejó esa política de “reconciliación nacional” proclamada por el Partido Comunista de España desde 1956. Hijo de los vencedores, a sabiendas de que las milicias de izquierdas en 1936 habían fusilado a un tío paterno y por parte de madre al abuelo y dos tíos, nunca sintió la presión de la venganza. Por el contrario, adquirió conciencia, leyendo muy joven el poema España en marcha, de Gabriel Celaya: “ni vivimos del pasado, / ni damos cuerda al recuerdo”. Se aplicó a sí mismo la idea del poeta: “no reniego de mi origen / pero digo que seremos / mucho más que lo sabido, los factores de un comienzo…”.

Desde ese compromiso político activó quizás el primer peldaño de una conciencia específicamente autonomista en tierras manchegas durante la Transición. Integrado en el PSOE, accedió a responsabilidades públicas de enorme trascendencia en la construcción de una comunidad autónoma como Castilla-La Mancha, nunca antes imaginada y que, gracias a la Constitución de 1978, se había creado, como parte del tablero de la historia de España, con voz propia desde sus primeras elecciones autonómicas en 1983. Las aportaciones bien documentadas de José María Barreda corroboran cómo la democracia abrió compuertas inéditas a la capacidad de crear instituciones e impulsar cotas de crecientes mejoras sociales, sobre todo desde la integración de España en Europa y con la gobernanza plural desplegadas desde 17 gobiernos autonómicos.

El autor, historiador de oficio, encabalga episodios con reflexiones, anécdotas con inquietudes personales, y en cada capítulo se plantean principios, razones, experiencias, inquietudes y también asperezas, contratiempos, pesares, incluso maniobras que saben a dentelladas…

En este proceso Barreda ha tenido un lugar privilegiado en la construcción de una realidad nada fácil, la de ensamblar cinco provincias españolas, cargadas de pasados silenciados pues Castilla-La Mancha no nació para cantar pasados, sino para inaugurar un futuro sin embelecos nacionalistas y con urgentes mimbres de solidaridad y equidad. Por supuesto, como toda obra política, cabe plantearle consideraciones críticas. El propio texto lo facilita, porque el autor, historiador de oficio, encabalga episodios con reflexiones, anécdotas con inquietudes personales, y en cada capítulo se plantean principios, razones, experiencias, inquietudes y también asperezas, contratiempos, pesares, incluso maniobras que saben a dentelladas… Todo, en un estilo tan claro como seductor. Nadie se aburrirá. En todo momento Barreda deja al descubierto el tapiz de actos que configuran lo que llamamos “el poder de los políticos”.

En este libro se encuentran, por tanto, las piezas de una vida que es la historia de aquella generación que soñó otra sociedad. Es fuente para la historia y testimonio de que podemos construir futuros no escritos. Plantea la vida cotidiana de conceptos tan complejos como la libertad, las lindes del valor del compromiso político, la necesidad de la tolerancia, los lastres de las esencias identitarias y, en fin, las razones y emociones sobre las que gravitamos como seres sociales, siempre en procesos de construcción como partículas del enorme e imparable río, siempre laberíntico, de la humanidad.

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