Bailar en tiempo presente: la danza confinada de Sasha Waltz

La coreógrafa alemana, figura central de la disciplina, estrena ‘In C’ en el Mercat de les Flors de Barcelona, una pieza concebida por Zoom e inspirada en la música de Terry Riley

Los bailarines de 'In C.', de Sasha Waltz, en el Mercat de les Flors (Barcelona).Alejo Maria Corsiglia

A estas alturas del partido, no hace falta insistir mucho en la preeminencia de Sasha Waltz en el paisaje de la danza contemporánea. La coreógrafa alemana ha sabido propulsarla periódicamente hacia el porvenir, apoyándose en la herencia del baile posmoderno estadounidense y en la del teatro-danza por el que tanto hizo Pina Bausch. Tras fundar la Sophiensaele, escenario central para los lenguajes coreográficos en Berlín, y codir...

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A estas alturas del partido, no hace falta insistir mucho en la preeminencia de Sasha Waltz en el paisaje de la danza contemporánea. La coreógrafa alemana ha sabido propulsarla periódicamente hacia el porvenir, apoyándose en la herencia del baile posmoderno estadounidense y en la del teatro-danza por el que tanto hizo Pina Bausch. Tras fundar la Sophiensaele, escenario central para los lenguajes coreográficos en Berlín, y codirigir la Schaubühne al lado de Thomas Ostermeier, Waltz sigue imaginando otros futuros para su disciplina, siempre conectados con los movimientos que detecta a su alrededor, en un presente cada vez más espasmódico.

Su nuevo espectáculo, estrenado en el Mercat de les Flors de Barcelona, es fruto de sus reflexiones y replanteamientos durante el confinamiento, cuando Waltz propuso a los integrantes de su compañía una serie de pautas de movimiento inspiradas en las 53 frases musicales de In C, la composición que Terry Riley estrenó en 1964, considerada la primera obra musical minimalista. La idea consistía en que memorizaran y desarrollaran a través de Zoom una coreografía sin ningún contacto físico, reflejo del distanciamiento obligatorio que impuso la pandemia y que todavía obstaculiza nuestras interacciones sociales. Estrenada virtualmente el año pasado, la pieza puede descubrirse ahora en formato presencial, sobre un bellísimo trasfondo compuesto por 53 tonalidades distintas, que van oscilando cromáticamente detrás de los cuerpos diversos y asimétricos de sus bailarines.

Sobre el escenario se forman grupos aleatorios y efímeros, en una batalla continua entre la sincronía del grupo y los arranques caprichosos de cada individuo, entre la comunión obligatoria y la soledad escogida, entre la calma precaria y la fugaz agitación. La dramaturgia de Waltz es abstracta, tan sencilla como eficaz, simplemente guiada por los cuerpos, cada vez más sudorosos, de sus superdotados intérpretes. El resultado es hipnótico pero también gradualmente agotador, estetizante antes de resultar trabajoso, a medida que la partitura de Riley se vuelve cada vez más inquietante y desquiciada. In C parece una metáfora perfecta del momento presente, que nunca cae en la vulgaridad de lo explícito o en la mediocridad de lo enfático. No se le puede pedir mucho más a la danza.

‘In C’. Coreografía: Sasha Waltz. Dramaturgia: Jochen Sandig. Mercat de les Flors. Barcelona. Hasta el 9 de abril.

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