Tania Bruguera: “Mi arte es para el presente”

Premio Velázquez de 2021, la creadora cubana en el exilio ha hecho de su arte lucha contra la dictadura: la de su país y las muchas otras que asolan el mundo

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Premio Velázquez de 2021, la creadora cubana en el exilio (La Habana, 1968) ha hecho de su arte lucha contra la dictadura: la de su país y las muchas otras que asolan el mundo. Su “artivismo”, que habita en las fronteras entre el yo y la realidad exterior, adopta formas como el vídeo, la instalación y la performance.

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Premio Velázquez de 2021, la creadora cubana en el exilio (La Habana, 1968) ha hecho de su arte lucha contra la dictadura: la de su país y las muchas otras que asolan el mundo. Su “artivismo”, que habita en las fronteras entre el yo y la realidad exterior, adopta formas como el vídeo, la instalación y la performance.

¿Qué le hizo querer ser artista?

No tener otras herramientas para procesar y entender la realidad.

¿Cómo se transformó esa pulsión en “artivismo”?

Cuando entendí que quejarse y sentir dolor por la injusticia no llevaba a ningún lado.

¿Qué le aporta a usted y a la escena artística de Cuba un premio como el Velázquez?

Este premio se suma a los obtenidos por el cine independiente en el Festival de Rotterdam, por la música independiente que ganó en los Grammy con Patria y vida, por la literatura independiente que ha ganado importantes premios de novela, poesía y cuento, por el periodismo independiente que ganó el premio Gabo, se suma a todo el reconocimiento que viene teniendo la gestión cultural paralela a un Ministerio de Cultura de Cuba que tiene al mismo censor desde hace más de 30 años y que tiene a un ministro que da zarpazos a artistas y es testigo pasivo de cómo se llevan, arrastrados y a golpes delante de sus ojos, a artistas graduados de sus escuelas, artistas reconocidos internacionalmente para meterlos en un autobús que los llevará a una detención arbitraria de la que él es cómplice. Este premio, como los que mencioné anteriormente, le da esperanza a todos los artistas cubanos que están haciendo su obra desde la sinceridad de sus ideas y no desde un compromiso inmoral con los que están en el poder comprando el silencio de los artistas.

¿Hasta qué punto debe ser el arte revolucionario?

Muchas veces se confunde arte con “hacer” arte, que es una práctica que muchas veces no es más que un ejercicio de sabiduría pícara o en los mejores casos un esfuerzo técnico por adquirir maestría. El arte siempre es revolucionario porque es el espacio donde uno explora lo que no tiene resuelto, donde uno trata de cambiar lo que no le parece bien, donde uno proyecta sus utopías. Ahora, la palabra revolución y revolucionario han sido coartadas por proyectos como el del gobierno cubano que ni es revolucionario ni en estos momentos tiene ningún proyecto de nación, sobrevive a como de lugar, al costo que sea necesario, aunque eso incluya ir en contra de sus presupuestos fundacionales.

¿Por qué eligió la performance como material fundamental de sus obras?

Porque es accesible a personas que no han estudiado arte pero entienden muy bien el lenguaje social de la conducta.

¿Es posible hacer florecer el arte entre las grietas de la censura?

No me gusta idealizar el efecto que tiene la censura en la creación. Tampoco veo la negociación de la existencia de una obra a partir de crear códigos y complicidades para pasar la censura como algo imprescindible para el buen arte. Si, el arte puede florecer entre las grietas de la censura pero también te condiciona a un espacio de autovigilancia que con el tiempo no es bueno para el arte. Y cuando me refiero a censura me refiero a todo tipo de censura, no sólo la política, sino la institucional, la moral, la económica…

¿Qué cree que permanecerá de su arte en cien años?

Eso no es algo que me interese. Mi arte es para el presente.

¿Qué obra de arte ajena le habría gustado crear?

¿Por dónde empiezo?… El éxtasis de Santa Teresa, de Bernini… las pinturas de Caravaggio donde las vírgenes y los ángeles que posaban no eran tal (me hubiera gustado estar en esa iglesia donde reconocías a la prostituta del barrio en el cuadro que debías adorar)…

¿Existe alguna obra de arte indeseable?

Si, la que te dice lo que no quieres saber.

¿Qué libro transformó su visión del mundo?

Imagínate, no es solo uno, pero siempre regreso a El Monte, de Lydia Cabrera.

¿Qué libro no pudo terminar?

Paradiso, de Lezama. Entré tres veces y el libro me expulsó cada vez, quizás lo vuelva a intentar por estos tiempos.

De no ser artista qué le hubiera gustado ser…

Directora de cine, es lo que primero deseé ser y es mi única frustración.

¿Cuál es la película que más veces ha visto?

Ciudadano Kane, de Orson Welles; Solaris, Andréi Rublev, Stalker, Nostalgia, El sacrificio, cualquier cosa de Andréi Tarkovski.

Si tuviese que usar una canción o una pieza musical como autorretrato, ¿cuál sería?

Patria y vida, ¡por supuesto!

¿Qué suceso histórico admira más?

Cualquier destrucción de una dictadura (sea neoliberal o populista).

¿A quién le daría el próximo premio Velázquez?

Ya lo sabrás el próximo año…

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