La familia es la que toca
Dos libros abordan el tema de los conflictos familiares desde distintas perspectivas y distintas épocas a lo largo de la reciente historia de Estados Unidos. Conflictos personales que encuentran eco más allá de su entorno geográfico
Ocurrió en 1982, durante una de las frecuentes visitas que Larry Sultan (Brooklyn, Nueva York 1946- Greenbrae, California, 2009) realizaba a sus padres en su casa de Valle de San Fernando, Los Ángeles. Una noche, en vez alquilar una película de vídeo decidieron desempolvar una caja llena de películas caseras. Así, de repente, en la pantalla, vieron desfilar años de sus vidas. Sin embargo, más que una crónica de acontecimientos reales, resultaban una extraordinaria fábula; un recordatorio de viejos deseos y fantasías. “Era como si mis padres hubiesen proyectado sus sueños en la emulsión de la p...
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Ocurrió en 1982, durante una de las frecuentes visitas que Larry Sultan (Brooklyn, Nueva York 1946- Greenbrae, California, 2009) realizaba a sus padres en su casa de Valle de San Fernando, Los Ángeles. Una noche, en vez alquilar una película de vídeo decidieron desempolvar una caja llena de películas caseras. Así, de repente, en la pantalla, vieron desfilar años de sus vidas. Sin embargo, más que una crónica de acontecimientos reales, resultaban una extraordinaria fábula; un recordatorio de viejos deseos y fantasías. “Era como si mis padres hubiesen proyectado sus sueños en la emulsión de la película”, escribía el fotógrafo. “Me encontraba en mitad de la treintena y sentí añoranza de aquella intimidad, seguridad y confort que asociaba con el hogar. Pero, ¿del hogar de quién? ¿De cuál de las versiones de hogar de la familia?”.
De esta suerte, Sultan comenzó a dar forma a un proyecto que, inicialmente concebido como el retrato de su padre, se prolongaría durante una década. Un doloroso y catártico acercamiento a los laberintos íntimos del entorno doméstico que resultaría en uno de los fotolibros más relevantes y aclamados de los noventa: Pictures from Home, que ahora MACK reedita por segunda vez. “Por aquel entonces, los republicanos habían secuestrado la familia y la habían convertido en una herramienta ideológica”, recordaba el elocuente artista, en una entrevista por vídeo recuperada en la retrospectiva que le dedicó el Museo de Arte Moderno de San Francisco en 2017. “A mi parecer los valores de la familia a la que se estaban refiriendo eran bastante opresivos. Creo que la familia es una de las instituciones más complejas y desconcertantes, pero aun así es la última institución en la que la mayoría de todos nosotros creemos. Sin duda no creemos en los gobiernos, muchos tampoco lo hacemos en la Iglesia, y definitivamente no confiamos en los bancos. La familia aún tiene tirón. Y es un lugar realmente interesante”.
“Sin duda no creemos en los gobiernos, muchos tampoco lo hacemos en la Iglesia, y definitivamente no confiamos en los bancos. La familia aún tiene tirón. Y es un lugar realmente interesante”
Así, partiendo de la fuerte figura de su progenitor, un huérfano judío de orígenes muy humildes, que llegó a ser vicepresidente de una importante corporación por sus propios méritos, el autor ira ahondando en su propia identidad. “A mi padre le cabreaba que yo fuera un artista”, recordaba el fotógrafo. “Siempre me lo hacía pasar mal. Me llamaba perdedor. Perdió su trabajo cuando andaba por la mitad de la cincuentena. La empresa cerró y nunca más volvió a trabajar. La herida caló profundamente en la familia”. Sultan pretendía “deshinchar la mitología de la familia” ensalzada en la América de Reagan y “mostrar qué pasa cuando nos dejamos llevar por la imagen del éxito que ensalza el capitalismo”. De forma que, combinando los fotogramas junto a otras instantáneas del álbum familiar y sus propias fotografías compondría una conmovedora elegía perfilada por un escrito, en la cual el artista desgrana la historia familiar. “¿Ha existido alguna vez un fotógrafo que escriba mejor que Sultan”, se pregunta Alec Soth en la plataforma sobre fotografía Photocaptionist, “Estoy seguro de que nadie ha hecho nada mejor a la hora de combinar texto e imagen”, añade. Aquel relato tan íntimo y personal pasaría a adquirir un carácter universal.
A lo largo de seis capítulos, Sultan retorna al hogar familiar sin poder dejar de ser una parte integrante más que un testigo aséptico. De los retratos de sus padres, Jane e Irving, se desprende tanta amargura como amor, emociones que quedan equilibradas con destreza en la secuenciación de las imágenes. Así se palpa la tensión en los impolutos interiores donde quedan reflejadas las premisas del sueño americano. Son imágenes tan íntimas como cinemáticas. Algunas documentales, otras posadas. “Para mí la verdad está en la representación, en cómo actuamos, en cómo proyectamos”, sostenía el fotógrafo. “La verdad puede ser representada o encontrada”. Sin embargo, aquellas certezas reveladas en un ámbito privado pasarían a ser públicas, un abuso de confianza que incomodaba al fotógrafo. Para solventarlo, sus padres pasaron a ser sus colaboradores y, de la misma forma que el artista ponía en cuestión aquellas películas familiares, mitad ficción, mitad verdad, se encontró con que sus progenitores cuestionaban las suyas propias.
En Pictures From Home, lo ordinario se carga de contenido y se vuelve sublime, como el retrato de su padre sentado en su cama impecablemente vestido con un traje azul. “Mira Larry, me dijo mi padre”, rememora el autor, “estoy muy contento de poder ayudarte con este proyecto. Pero quiero que sepas que yo ya sé que el que está ahora mismo sentado encima de la cama eres tú. Este es un autorretrato”. Pero más allá de querer ahondar en sus propias heridas y confusión, el artista comprendió que afloraba una clara intención: “el deseo de tomar fotografías literalmente para detener el tiempo. Quería que mis padres viviesen para siempre”, escribía el fotógrafo.
Retrato de una saga enfrentada por sus diferencias políticas
La fotógrafa Gillian Laub (1975, Chappaqua, Nueva York) pertenece a una familia judía que escapó de la muerte durante los pogromos de Ucrania. “Se establecieron en Estados Unidos, se enfrentaron a la discriminación, se dejaron la piel trabajando, y consiguieron construir algo increíble”, tal y como ella misma describe. Bregada en temas centrados fundamentalmente en conflictos comunitarios, entre los que se incluyen Testimony (2007), que trata del conflicto israelí-palestino, y Southern Rites (2015), una exploración del racismo en los estados sureños de Estados Unidos, las circunstancias llevaron a la autora a poner el foco en una lucha personal desencadenada en 2016, cuando prácticamente todos los miembros de su familia, su adorada y privilegiada tribu, pasaron a ser, de alguna forma, extraños para ella, convertidos en unos seguidores incondicionales de Donald Trump.
Gillian Laub pone el foco en una lucha personal desencadenada en 2016, cuando prácticamente todos los miembros de su familia pasaron a ser unos seguidores incondicionales de Donald Trump
Así, en un ejercicio de honestidad y tolerancia, este drama político familiar encuentra forma en Family Matters, un libro publicado por Aperture, que acompaña a la exposición de igual título, que se celebra en el Centro Internacional de Fotografía (ICP) de Nueva York. Un relato fundamentalmente visual que, al igual que ocurre con Pictures from Home, echa mano del texto para llegar allí donde la fotografía por sí sola no podría. De ahí que cada imagen vaya acompañada por un texto escrito por la autora donde encuentran voz los protagonistas principales de esta saga, apuntando a las complejidades, las contradicciones y los matices que definen a cada uno de ellos.
Son muchas las referencias a Sultan que encontramos en el trabajo de Laub. La autora también contará con la participación de sus padres y familiares para elaborar el libro, quienes se prestarán para escenificar momentos que la autora no tuvo la ocasión de captar con su cámara. La mirada al pasado en este caso la facilita el extenso archivo que la fotógrafa vendría elaborando sobre su familia desde hacía dos décadas, encabezada por el carismático y pacificador abuelo Irving, que posa desinhibido con su bañador de cebra y quien mejor expresa la forma extravagante así como expansiva de la familia a la hora de abrazar la vida.
El tono humorístico es quizá el mejor aliado de la autora para sacar adelante el proyecto, y el elemento del que echa mano para templar la rabia, la tristeza, la confusión y también el afecto y el respeto que experimenta a lo largo de todo el proceso. Tiempo durante el cual no solo lucha por entender la actitud de su familia, sino también por definir su propia identificación con los valores que rigen la sociedad norteamericana actual. Para ello, hubo de acercarse a su familia con la misma actitud con la que se ha aproximado a otros temas en el ejercicio de su profesión, “sin una actitud crítica y con una mente abierta”. Todo ellos con el propósito de “aceptar y también desafiar a toda una nación en conflicto”, tal y como expresa la fotógrafa.
Pictures from Home. Larry Sultan MACK Books. 53 euros.
Family Matters. Gillian Laub. Aperture. 200 páginas. 43 euros.
Family Matters. Gilliam Laub. Centro Internacional de Fotografia (ICP). Nueva York. Hasta el 10 de enero de 2022.
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