A pie de obra

El escrúpulo de veracidad guía las memorias del historiador del arte Valeriano Bozal, que repasa la resistencia cultural antifranquista sin decorarla con epifanías heroicas

Retrato del historiador del arte Valeriano Bozal, en 2013.Alvaro Garcia (EL PAÍS)

El memorialismo tiende a urbanizar el pasado para escapar al caos mientras traza sus grandes alamedas, elude socavones, aparta las alcantarillas y se pasma ante la belleza de sus zonas nobles. Así son demasiadas autobiografías, pero no este libro del historiador del arte, editor y ensayista Valeriano Bozal, escrito en un largo periodo de tiempo y seguramente a trompicones, entre paradas, arranques, nuevas paradas, y sin una suficiente revisión final que cohesione los materiales.
...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

El memorialismo tiende a urbanizar el pasado para escapar al caos mientras traza sus grandes alamedas, elude socavones, aparta las alcantarillas y se pasma ante la belleza de sus zonas nobles. Así son demasiadas autobiografías, pero no este libro del historiador del arte, editor y ensayista Valeriano Bozal, escrito en un largo periodo de tiempo y seguramente a trompicones, entre paradas, arranques, nuevas paradas, y sin una suficiente revisión final que cohesione los materiales.

Lo paradójico es que da un poco igual. El interés del libro, en su misma naturaleza caótica, reside en el escrúpulo de veracidad que lo guía (a pesar de algunos errores fácticos) y que cumple con un objetivo no literario, pero sí moral: rehuir tanto la edulcoración amanerada del pasado como la autoflagelación mortificante.

Bozal aspira a desplegar la perplejidad, el desconcierto y la pluralidad como argamasa del pasado: perplejidad ante la saturación ideológica de la familia marxista a la que perteneció, desconcierto ante la evolución de las cosas en sus momentos calientes y pluralidad como instrumento de reconstrucción de la ingobernable cantidad de capas que contiene el pasado. Y este es el valor más alto del libro: su obstinada voluntad de reconstruir, sobre todo para los años sesenta y setenta, los escenarios de su hiperactividad profesional y militante. Bozal compartió, debatió y padeció como antifranquista y estudioso del arte el sueño de la Revolución, aunque siga en realidad sin saber si aquella Revolución era la democracia liberal y burguesa actual o la Revolución a sangre y fuego que presumiblemente muchos, incluido él, tenían por entonces en mente.

Diría incluso que escribe no tanto para la galería de compañeros de viaje empapados de nostalgia como para un espectro de lectores que ignoran por fuerza los mimbres de aquellos años. En lugar de abonarse a las trolas que muchos asperjan sin rebozo y con gran efectividad, sería bueno que el pedigree rojo de Valeriano Bozal atrajese a lectores nuevos para perderse en el laberinto de aquella resistencia antifranquista (y placenta cultural de una parte de la democracia). Sus desengaños, sus frustraciones, su impotencia y sus logros no tienen aquí el brillo literario y el don de la injuria de otros, pero aportan a cambio una base fiable que ennoblece ese pasado sin decorarlo con hazañas bélicas ni epifanías heroicas.

Tomarse en serio la enseñanza media, crear una editorial de guerrilla como Ciencia Nueva, impulsar revistas de debate y discusión como Zona Abierta (y a menudo zona de guerra); empujar el grupo Comunicación, tantas veces con Alberto Corazón como diseñador capital; reorientar por poco tiempo la revista del PCE Nuestra Bandera o fundar un poco después, y ya fuera de la militancia comunista, La Balsa de la Medusa (revista y colección) identifica parte del capital político y cultural de aquel tiempo. En apariencia, ahí quedó clavado todo, como un estrato fósil e insalubre o como una estaca astillada barrida por el temporal de la democracia. Es al revés: sin aquella hiperactividad ilusa, endogámica y altruista, además de no remunerada, todo sería peor de lo que es. O, al menos, faltaría una de las enrevesadas raíces de una cultura democrática que demasiados ególatras del presente siguen empeñados en esclerotizar como sumisa continuidad del franquismo por otros medios: bobadas.

CRÓNICA DE UNA DÉCADA Y CAMBIOS DE LUGAR

Autor: Valeriano Bozal.


Editorial: Antonio Machado Libros, 2020.


Formato: tapa blanda (312 páginas, 16 euros).



Sobre la firma

Archivado En