La caída del imperio del pop británico
¿Abrirá el Brexit un periodo de crisis para la música inglesa? El cambio de las reglas del juego amenaza con terminar con el largo auge de los artistas del Reino Unido
En 2016, el año en que tuvo lugar el referéndum en que Reino Unido decidió abandonar la Unión Europea, de entre los 25 discos más vendidos en España solo tres eran de artistas británicos, y uno de ellos, David Bowie, había fallecido en enero de aquel mismo año. La tendencia en toda Europa hacia un consumo mayor de música local ya era clara entonces, aunque en el global de los discos más vendidos del planeta, el 50% seguían siendo artistas británicos. Cuatro años más tarde, el fin de la influencia de ...
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En 2016, el año en que tuvo lugar el referéndum en que Reino Unido decidió abandonar la Unión Europea, de entre los 25 discos más vendidos en España solo tres eran de artistas británicos, y uno de ellos, David Bowie, había fallecido en enero de aquel mismo año. La tendencia en toda Europa hacia un consumo mayor de música local ya era clara entonces, aunque en el global de los discos más vendidos del planeta, el 50% seguían siendo artistas británicos. Cuatro años más tarde, el fin de la influencia de la música de las islas en el panorama global, y más en concreto en el europeo, puede estar a punto de pasar de tendencia a hecho.
Uno de los elementos en que se encalló la negociación in extremis que mantuvieron a finales de diciembre de 2020 la UE y el gabinete de Boris Johnson para lograr sobre la bocina un acuerdo de salida de la Unión para Reino Unido, fue la posibilidad de que los artistas británicos pudieran viajar a Europa y viceversa sin necesidad de visado. El acuerdo fracasó. Como no podía ser de otro modo, Bruselas culpó a Reino Unido y Reino Unido culpó a Bruselas. Una encuesta de la plataforma de contratación online de artistas Encore Music a casi 500 músicos de las islas concluyó que tres de cada cuatro creían que no podrían volver a actuar en Europa.
“Ahora mismo solo hay dos opciones para una banda de nuestro tamaño. Una es dejar de girar por Europa. La otra consiste en viajar como turista y pedir prestado el equipo en cada ciudad a la que vayas a tocar” (Jason Williamson, de Sleaford Mods)
“No sé lo que vamos a hacer”, comenta Jason Williamson, de la banda inglesa Sleaford Mods. “Ahora mismo solo hay dos opciones para una banda de nuestro tamaño. Una es dejar de girar por Europa hasta que esto acabe y la otra es la que algunos artistas están empezando a contemplar, y que se basa en viajar como un turista, pedir prestado el equipo en cada ciudad a la que vayas a tocar y encontrar formas creativas para facturar lo que ganes”. Sleaford Mods es una banda de tamaño medio, que puede actuar en España en salas para unas mil personas y aparece en tipografía de tamaño medio en los carteles de los festivales. Las bandas en su nivel son las que más pueden sufrir esto. Bandas no amateurs pero tampoco llenaestadios. Y es justo en ese tamaño medio de artista independiente, en el que vende vinilos y gira por salas medianas de dos o tres ciudades europeas cada año y medio, en el que Reino Unido mantiene su hegemonía musical. No es que les vaya a costar sacar otros Rolling Stones, es que es complicado que, en el clima actual, salgan otros Arctic Monkeys. La gira de Adele no corre peligro y la de la banda punk que actúa en la casa ocupada del barrio, tampoco. Las grandes crisis del siglo XXI siempre tienen como primera víctima a la clase media, la que lo es y la que se lo cree.
Entre los artistas con más reproducciones en Spotify en 2020 solo hay dos británicos: Harry Styles y Dua Lipa. Esta semana, de entre las 10 canciones más escuchadas en Alemania no hay ninguna de un artista británico. En Francia, solo una, Fever, el dueto entre Dua Lipa y la cantante gala Angèle. En España hay que irse hasta el puesto 41 para encontrar al primer inglés, Sam Smith. “Es una cuestión de momento y de historia. Aparecerá el artista que vuelva a conectar y todo esto cambiará”, declaraba en 2018 Peter Edge, jefe del sello RCA. Ese momento aún se espera. El motivo para esta irrelevancia británica en la gran escena global y también en su incapacidad para infiltrarse en otros territorios, se puede encontrar en el dominio del hip hop y sus variantes. A medida que el género se hacía con poder, las escenas locales se hacían cada vez más grandes, hasta que fue imposible para la industria de cada país ignorarlas. Por ejemplo, en Alemania el rapero Capital Bra, de origen ucraniano, fue en 2019 el primer artista en cantar en la lengua oficial del país que llegaba a ser el más escuchado del año.
En esta liga, los británicos siempre han tenido más complicado trascender. Su hip hop, aunque en el mismo idioma que el estadounidense, ha resultado tan hermético en España como el alemán, tan contracultural en Francia como el cantado en polaco. La tendencia actual solo deja lugar para un gran jugador, y ese sigue siendo, de momento, EE UU. Una de las bases del éxito del Brexit fue la añoranza del imperio militar y económico que ya no existe. Una de las razones por las que la música británica parece haber recibido la estocada final es la creencia por parte del gobierno británico de que aún existe un imperio británico musical.