En los fogones tóxicos

Ignacio Peyró, que bregó con personajes de la caverna de la derecha, destila en este libro conservadurismo culto y católico, inteligencia analítica y lucidez literaria

El exbanquero Mario Conde, en enero de 2017.Víctor Sainz (EL PAÍS)

El currículo de Ignacio Peyró da miedo. Hoy dirige el Instituto Cervantes de Londres, pero a los 30 años anduvo en fogones altamente tóxicos, según se desprende de estos adictivos diarios que agitarán a la derecha “Rambo”, como la llama Peyró, y a la otra. Estuvo primero en El Confidencial Digital y luego en la cueva cavernaria de La Gaceta, al pasar a manos del Grupo Intereconomía y sus varias sectas neocatólicas y ultracon...

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El currículo de Ignacio Peyró da miedo. Hoy dirige el Instituto Cervantes de Londres, pero a los 30 años anduvo en fogones altamente tóxicos, según se desprende de estos adictivos diarios que agitarán a la derecha “Rambo”, como la llama Peyró, y a la otra. Estuvo primero en El Confidencial Digital y luego en la cueva cavernaria de La Gaceta, al pasar a manos del Grupo Intereconomía y sus varias sectas neocatólicas y ultraconservadoras (desde el Yunque hasta el Opus Dei, incluida su “sección ñoña”); hubo de bregar con personajes como Carlos Dávila y “el clan de la chistorra” (por navarros), y un entorno tan reconcentradamente rancio como el de El gato al agua. Empezó también entonces a fabricar papeles y discursos para Cospedal o Rajoy (antes de ser Rajoy), y por eso la página más novelesca es la última, que lo deja a las puertas de un paraíso imprevisto: “Estoy dentro”. Dentro quiere decir en el equipo de La Moncloa de Rajoy desde 2011. Había rebasado ya su primera “ilusión vital” (que era “escribir editoriales”) y se acercaba al soñado objetivo de ser “oráculo del centro-derecha”.

De entrada, pues, todos los pronunciamientos son desfavorables hasta decir basta, pero ya imaginarán que esta entrada fúnebre lleva a otro sitio. Aunque la morosidad afectada y un tanto preciosista pueda desanimar al lector de las 150 primeras páginas, el libro crece moral y literariamente cuando Peyró ingresa en esos sórdidos círcu­los mediáticos y políticos. Hay ahí conservadurismo culto y católico, inteligencia analítica, sofisticación y lucidez literaria (que alguna vez se relame hasta la cursilería orteguiana: el plateresco fue “la gran sonrisa de Castilla”). También hay valentía de juicio, autorretrato veraz, autoparodia mate y habilidad narrativa: es el caso del viaje a Santiago para visitar a Feijóo con el jefe de Intereconomía y la ruta lleva después a almorzar con el megahortera, exbanquero, expresidiario y accionista de Intereconomía Mario Conde, o la crónica interior de la fauna fachona de La Gaceta. Juraría que en esas páginas asoma el modelo de Trapiello en su Salón, aunque no se parezcan demasiado los diarios de uno y otro, quizá porque los personajes protagonistas son muy disímiles.

Peyró se bautiza socialmente en lugares cargados de gomina pija, banderita y derecha histórica (Balmoral, Embassy, Milford, Horcher o Jockey, aunque frecuente más de lo aconsejable El Plató), pero también traduce muy bien (para pagarse “los burdeos”), monta revistas culturales, redacta monografías de arte por encargo y lee con un envidiable gran angular literatura internacional y nacional. Reza cada noche, otras se recoge cebado de beatitud etílica y gastronómica, y debe de creer en la igualdad de género porque despacha comentarios tan misantrópicos hacia ellas como hacia ellos. Su fenotipo más exacto es el mejor Valentí Puig, aunque prodiga más que él la malicia, la ironía y el rejonazo fino en retratos al carbón de Cospedal, de Esperanza Aguirre y el majismo, de un siniestro Álvarez Cascos, un húmedo Xavier Cugat, un malévolo PSC o un Rubalcaba tremendo (“entró en el PSOE cuando en la derecha no había aún cazatalentos”).

Por supuesto, sabe de sobras que su “bronco” diario no lo lee nadie, y a él ahí le exigen solo “carga dinamitera antizapaterista”. Es posible, pues, que al editor se le haya ido la mano al decir en la contraportada que no destila ni “una gota de cinismo”. Hay bastante más de una, apenas asoma invisibilizadísima la corrupción pandémica del PP, pero son muchas las dosis de una inteligencia lírica y analítica rampante, incluidos aforismos que a ratos parecen irónicos autorretratos sin piedad: “Que no cambie nunca lo de siempre”.

YA SENTARÁS CABEZA

Autor: Ignacio Peyró.


Editorial: Libros del Asteroide, 2020.


Formato: tapa blanda (562 páginas, 24,95 euros) y e-book (11,99 euros).



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