Del pasado al futuro a través de la fotografía vegetal
Una exposición recorre la historia de la fotografía a través de las plantas. Da cuenta de importantes y recientes hallazgos que proponen nuevas lecturas al tiempo que se pregunta sobre el futuro del medio
El primer artículo académico publicado por William Henry Fox Talbot fue sobre el color de las llamas. Lo escribió en 1826. Faltaban entonces ocho años para que este científico inglés, botánico, inventor y miembro del Parlamento comenzase a utilizar fundamentalmente plantas para elaborar los hoy conocidos como dibujos fotogénicos: colocando el vegetal en contacto directo con un papel previamente emulsionado en una solución de cloruro de plata, sensible a la luz, lograba captar la silueta de los vegetales. El proceso dio paso a ...
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El primer artículo académico publicado por William Henry Fox Talbot fue sobre el color de las llamas. Lo escribió en 1826. Faltaban entonces ocho años para que este científico inglés, botánico, inventor y miembro del Parlamento comenzase a utilizar fundamentalmente plantas para elaborar los hoy conocidos como dibujos fotogénicos: colocando el vegetal en contacto directo con un papel previamente emulsionado en una solución de cloruro de plata, sensible a la luz, lograba captar la silueta de los vegetales. El proceso dio paso a la invención del negativo fotográfico, y en él se sustentaron los siguientes 140 siguientes años del desarrollo del medio hasta la llegada de la fotografía digital.
Talbot se encuentra en el núcleo de la primera exposición que la Dulwich Picture Gallery dedica a la fotografía. Bajo el título Unearthed: Photography´s Roots, reúne más de 100 imágenes, muchas de ellas inéditas, y propone un recorrido a través de las plantas desde los albores de la fotografía hasta nuestros días, haciendo hincapié en momentos claves del desarrollo del medio. De los calotipos de Talbot y la sobria y poética microfotografía de Karl Blosffeldt pasamos al impacto del modernismo de Edward Weston e Imogen Cunnigham, cuando la fotografía dejó de emular a la pintura para encontrar su propia voz, para más tarde encontrarlos con el erotismo de la obra de Nabuyoshi Araki y las meditativas composiciones de Richard Learoyd, realizadas con una cámara oscura, hasta llegar a los trípticos realizados en vídeo por el artista israelí Ori Gersht.
“Muchos de los pioneros de la fotografía eran científicos de profesión y botánicos por naturaleza”, señala Alexander Moore, comisario de la exposición en conversación telefónica, quien destaca la importancia de varios de los recientes nuevos hallazgos dentro de la historia del medio a los que la exposición hace mención. Cuarenta años antes de que Talbot iniciara sus experimentos, otro británico, Thomas Wedgwood, tío de Charles Darwin, había ya logrado capturar las siluetas de los objetos haciendo uso de papel y cuero emulsionado con nitrato de plata. Ninguna de sus imágenes parecen haber sobrevivido. En 2008 salió a la luz un dibujo fotogénico de una hoja, que erróneamente había sido atribuido a Talbot en el catálogo de una subasta. En un principio se pensó que pudiera haber sido realizado por Wedgwood. Pero en 2015, Larry Schaaf, un experto en Talbot, pudo confirmar que fue creado en 1839 por Sarah Anne Bright. De esta suerte, la artista británica quedó reconocida como la autora de la primera imagen fotográfica que se conserva. “Este hallazgo encierra un mensaje importante que afecta no solo a la historia de la fotografía, sino también a la del arte”, señala Moore. “Tanto la fotografía como la botánica fueron prácticas que permitían a las mujeres formar parte de su discurso desde sus inicios, algo que no era posible en el ejercicio de otras ramas científicas o disciplinas artísticas. La fotografía fue un arte democrático desde sus orígenes, hecho que hemos pretendido destacar en la exposición”.
The Quillian Leaf, de Sarah Anne Bright, está incluida en la muestra, pero se trata de un facsímil debido a la fragilidad del original. Asimismo, se exhibe la obra de otra pionera de la fotografía, Cecilia Louisa Glaisher, quien también hizo uso del dibujo fotogénico para dejar constancia del furor destapado en la época victoriana por los helechos. “Sus obras fueron donadas al Museo Fitzwilliam de Cambridge, pero cayeron en el olvido. En 2015 fueron redescubiertas en sus archivos y en esta exposición cuelgan por primera vez en la pared de un museo”, señala Moore.
No podían faltar los cianotipos de Anna Atkins, quien hasta 2015 fue ampliamente considerada como la primera mujer fotógrafa. “Atkins es un personaje fundamental dentro de la historia de la botánica y de la fotografía. Fue también la primera en publicar lo que hoy describimos como un fotolibro”, explica Moore. The Pencil of Nature, obra de Talbot, cuya primera parte fue publicada meses después de que Atkins publicase Photographs of British Algae, figuró durante mucho tiempo como el primer libro ilustrado con fotografías. Fue precisamente Larry Schaaf, quien sacó a la luz la obra de Atkins, relegada a la oscuridad hasta la última década de los ochenta. “Estas reatribuciones y descubrimientos dan a entender que podrían estar por llegar nuevos descubrimientos, y también reequilibran una historia escrita desde una perspectiva patriarcal”, apunta el comisario.
Transcurría 1882 cuando el fotógrafo Kazumasa Ogawa, abandonó Japón para estudiar fotografía e impresión en Boston. A su regreso se convertiría en uno de los fotógrafos más afamados debido a su dominio de la fototipia a color, la que combinaba con otras las técnicas artesanales del país. Sus imágenes llegaron a tener 25 tonalidades distintas, cuando en cualquier otro sitio del mundo se alcanzaban solo ocho. “Sus flores fueron publicadas y distribuidas a una audiencia occidental como imágenes idealizadas de un Japón que había abandonado su aislamiento y se mostraba abierto a todo tipo de acuerdos. Eran presentadas casi como un tipo de propaganda”, comenta Moore.
Uno de los hallazgos más importantes de estos últimos tiempos ha sido la obra de Charles Jones, que se expone por primera vez. “Sus fotografías, exquisitamente impresas, exhiben una sensibilidad moderna hacia las formas, las sombras y la composición”, destaca el comisario. “Resulta verdaderamente curioso que un jardinero, en Inglaterra, sin ningún afán artístico, se anticipara 25 años a la llegada del modernismo en América, encabezada por Edward Weston y el grupo f/64”. Jones dejó un sorprendente legado de 5.000 fotografías de frutas, vegetales, flores y plantas realizadas con una cámara de placas de vidrio, con el solo propósito de documentar su cosecha. Aún se desconoce la fecha de su realización. Durante su vida nunca compartió sus imágenes. Nadie supo de su talento artístico hasta que veinte años después de su muerte, en los años ochenta, cuando sus fotografías fueron descubiertas dentro de un lote de maletas en un mercado de antigüedades en Londres.
¿Hacia dónde se encamina la fotografía? Se preguntará el espectador en la última parte de la muestra. La obra del fotógrafo Nick Knight nos orienta en busca de una respuesta a través de una imagen de rosas amarillas tomada con su iPhone y cuyo título corresponde al día en que la tomó. “Para producir sus imágenes Knight trabaja con la empresa Intel, que ha desarrollado un software de inteligencia artificial capaz de interpretar las imágenes realizadas con el teléfono y reconstruirlas incorporando más información que recopila en Internet así como resolución”, explica Moore. “De manera que el artista difumina la frontera entre la fotografía y la inteligencia artificial”. Knight no se considera un fotógrafo, de ahí que asegure: “Estamos en los comienzos de un nuevo medio, un medio muy fascinante. Creo que aún seguimos diciendo ‘hacemos fotografías’ y ‘somos fotógrafos’, lo que frena nuestro potencial. Existen muchas posibilidades en la actualidad”.
“Con la fotografía está pasando algo similar a lo que pasó con los vinilos. Aún quedan entusiastas que aprecian los formatos originales, pero en la era de Internet estos son una minoría. Para la gran mayoría del público estos adquieren, quizás, el significado de un artefacto histórico más que el de una parte integrante del lenguaje actual”, concluye Moore. “Sin embargo, creo que es responsabilidad de los curadores referirse a este tema en concreto, así como prever cómo serán las exposiciones de fotografía en una era en la que no exista el papel. Hay que estar preparados para una nueva generación de realizadores de imágenes, que integran la cámara solo como parte del proceso. Resulta tan fascinante como inquietante”.
Unearthed: Photography´s Roots. Dulwich Picture Gallery. Londres. Hasta el 4 de mayo.