El fútbol argentino se hunde entre sospechas de corrupción, arbitrajes parciales y trofeos polémicos
Las últimas decisiones del presidente de la AFA, Claudio ´Chiqui´ Tapia, chocan con la afición
El fútbol argentino también podría ser declarado campeón mundial de los torneos más escandalosos e incomprensibles. Si la selección de Lionel Messi se proclamó campeona mundial en Qatar 2022 y bicampeona de América de manera consecutiva en Brasil 2021 y Estados Unidos 2024, las ligas argentinas descendieron a un subsuelo por debajo de la línea de la credibilidad. La Asociación del Fútbol Argentino (AFA) creó una figura bicéfala que desde lo simbólico empieza a salpicar a los héroes de Qatar: murales callejeros en honor a la selección campeona del mundo fueron vandalizados por hinchas de diferentes equipos enojados ante la catarata de arbitrajes sospechados y cambios repentinos en el reglamento que corroen el día a día de los torneos, un refugio emocional para millones de argentinos.
La primera gran imagen simbólica de repudio en un campo de juego de Primera División ocurrió este domingo, cuando los jugadores de Estudiantes de La Plata le dieron la espalda a sus colegas de Rosario Central en el pasillo de honor previo al partido que debían jugar por los octavos de final del Clausura. El equipo rosarino, en el que juega Angel Di María, había sido declarado campeón tres días antes en una oficina de la AFA de un torneo ya había terminado sin que nadie supiera que tenía un título en juego.
En medio de las enormes particularidades en la organización de los torneos, la Primera División cuenta con 30 equipos, una forma de ejercer poder de Claudio “Chiqui” Tapia, el presidente de la AFA. Como el calendario no alcanza para completar partidos a ida y vuelta entre todos los clubes, la temporada se divide en dos torneos, el Apertura y el Clausura, que a su vez se subdividen en dos grupos. La suma de puntos de ambas competencias se contabiliza en la llamada Tabla Anual que, hasta el jueves pasado, solo se creía que concedía tres lugares para la Copa Libertadores 2026.
Pero no: ya concluida la temporada regular, o sea también esa tabla anual, el fin de semana anterior, la AFA dejó pasar cuatro días e inesperadamente declaró campeón al equipo que había terminado en el primer puesto, Central. Era un torneo que no tenía nombre —porque no era un torneo— pero se lo llamó Campeón de Liga 2025. En una imagen insólita, Di María, otros jugadores de Central, el técnico y dirigentes fueron a la AFA a recibir un premio que tomó por sorpresa a todo el ambiente del fútbol. Luego festejaron en un auto de regreso a Rosario, 300 kilómetros al norte de Buenos Aires.
Justificándose, la AFA anunció que se trató de un acuerdo entre los dirigentes de todos los equipos pero, ya en redes sociales, Estudiantes publicó que no había existido ninguna votación sino que había sido una decisión unilateral de la AFA. Fue otro round en la pelea entre el presidente e ídolo de Estudiantes, Juan Sebastian Veron —el ex futbolista de la selección argentina y diversos clubes europeos—, con Tapia, que se extiende a otras áreas. El resto de los dirigentes de los clubes, en cambio, mantiene una buena relación con Tapia, o al menos prefiere no enfrentarlo públicamente: hay un temor velado a ser perjudicado por los arbitrajes.
Casualidades del fixture, el siguiente partido a la inesperada consagración de Central, a las 72 horas, debía ser ante Estudiantes, como local en Rosario. La AFA entonces dispuso que el equipo de La Plata le rindiera un pasillo de honor a los nuevos campeones, una figura que es muy poco utilizada en Argentina y que jamás había sido ordenada por la AFA. Más que pensada en el honor deportivo, parecía una forma de humillación o sometimiento, pero Estudiantes hizo una vuelta de judo: sus jugadores se dieron vuelta y les dieron la espalda a los de Central, un mensaje no contra el club rosarino sino contra la AFA. El partido terminó con otra sorpresa: Estudiantes ganó 1 a 0 y eliminó a Central, que efectivamente había sido el mejor equipo del año.
La AFA inició entonces un contraataque rocambolesco: informó horas después del partido que, de acuerdo a una resolución emitida en febrero, los pasillos de honor debían realizarse con un determinado protocolo y que el equipo que no lo cumpliera sería sancionado. Según ese supuesto documento, “quienes integren el pasillo deberán permanecer en su lugar, mirando a los jugadores que transitan, sin realizar movimientos o conductas que alteren el desarrollo normal del protocolo”. Es decir, Estudiantes había incumplido el reglamento.
Sin embargo, expertos en informática -aunque tampoco bastaba saber tanto del tema- comprobaron que ese PDF había sido creado, aunque con fecha en febrero, en los últimos minutos del partido entre Central y Estudiantes, o sea cuando ya la mayoría del fútbol argentino festejaba el gesto de rebeldía del club de La Plata. Incluso fue realizado con una versión de Adobe estrenada en septiembre, por lo que el documento no podía ser de inicios de año. Con el bochorno desnudado, se creía que la AFA abandonaría la persecución, pero no: finalmente fueron sancionados los jugadores y el presidente de Estudiantes.
Este jueves, el Tribunal de Disciplina de la AFA suspendió por seis meses a Verón “de toda actividad relacionada con el fútbol” y castigó con dos partidos de ausencia a los 11 futbolistas de Estudiantes que se dieron vuelta en el pasillo. La sanción fue mayor para el presidente porque, según el organismo, reconoció “haber impartido la orden que dio origen al comportamiento aquí juzgado, lo que revela que no se trató de un gesto improvisado de algún jugador”. Entre los futbolistas sancionados se encuentran el arquero uruguayo Fernando Muslera y el delantero colombiano Edwuin Cetré.
El presidente de Argentina, Javier Milei, aprovechó la situación para respaldar a Estudiantes y criticar a la AFA. Milei ya había mostrado una camiseta del equipo de La Plata en septiembre de 2024 cuando intentaba presionar a la AFA para el desembarco de las SAD, una figura jurídica prohibida en el fútbol argentino, en donde los clubes son asociaciones civiles sin fines de lucro. Estudiantes, a través de Verón, presentó a un posible inversionista, el empresario estadounidense Foster Gillet, que finalmente se encontró con el rechazo de los propios socios del club platense.
El fútbol como botín político
Tras el escándalo del pasillo, Milei volvió a mostrar otra camiseta de Estudiantes y reinició su ataque contra la AFA, un viejo anhelo de la mayoría de los presidentes argentinos: tomar el control del fútbol como botín político. Tapia recibió además en las últimas horas denuncias periodísticas sobre supuesto lavado de dinero por cifras millonarias en financieras vinculadas a la AFA, la dirigencia del fútbol habló de una “operación política de desestabilización”. Hace unos meses, Milei había frenado sus avances hacia el poder del fútbol cuando le advirtieron que Lionel Messi tiene una muy buena relación con Tapia.
Más allá de las derivaciones políticas, las irregularidades exceden al último campeonato de Primera decidido en una oficina y no en el campo de juego. En la semana anterior, el Tribunal de Ética de la AFA también había sorprendido al suspender a Walter Otta, el director técnico de Morón, un equipo de Segunda División, porque supuestamente había declarado contra los arbitrajes que favorecían al equipo al que debía enfrentar en las semifinales para ascender a Primera, Deportivo Madryn.
Otta, en efecto, no pudo sentarse en el banco de suplentes —su equipo perdió y quedó eliminado— pero nunca había dicho esa frase: había sido una fake en redes que la AFA dio por válida. El favorecido fue Deportivo Madryn, un equipo que también había pasado de instancia anteriormente gracias a otro fallo en los despachos, esta vez por una supuesta agresión de dirigentes de Gimnasia de Jujuy al árbitro del partido que, como en las (no) declaraciones del DT de Morón, nadie pudo comprobar.
Entre arbitrajes sospechados de favorecer a los equipos cercanos a los dirigentes más poderosos de la AFA, en especial Barracas Central, el humilde club que fue presidido por Tapia entre 2001 y 2014 y que en los últimos años pasó de tercera división a primera en medio de múltiples polémicas, diversos murales en honor a la selección campeona del mundo 2022 comenzaron a ser tachados. La hinchada de Vélez, este sábado en su partido ante Argentinos Juniors, insultó a viva voz al presidente de la AFA.
Mientras la credibilidad del VAR también está golpeada, la AFA multiplica los torneos: en 2026 podrá haber nueve campeones diferentes de Primera División entre el Campeón de Liga, el Clausura, el Apertura, la Copa Argentina, la Supercopa Argentina, el Trofeo de Campeones, la Supercopa Internacional, la Recopa de Campeones y el Campeón del año. También en imaginación, el fútbol argentino debería ser declarado campeón del mundo.