La oposición en Argentina suma votos para rechazar el veto de Milei a la ley de financiamiento universitario
El Gobierno ultraderechista advierte que no cederá en su guerra contra el déficit y confía en el apoyo de los legisladores del expresidente Macri
Javier Milei firmó finalmente este jueves el veto a la ley de financiamiento universitario aprobada por el Congreso hace poco más de dos semanas. Decidió así acelerar a fondo en su guerra contra el déficit y “los degenerados fiscales”, como llama a los legisladores opositores que votaron un subida de los fondos destinados a la educación superior pública, un sector que desde enero perdió el 30% de su financiamiento. Milei cantó victoria un día después de que unas 300.000 personas marchasen en Buenos Aires contra el veto presidencial a la ley. Pero ha sido solo la primera de muchas batallas que esperan al ultraderechista. El Congreso tiene la posibilidad constitucional de anular el veto y salvar la ley. Necesita para ello conseguir los dos tercios de los votos de los legisladores presentes en una sesión que está convocada para el próximo miércoles 9 de octubre. Pese a los esfuerzos del Gobierno, está muy cerca de reunirlos.
La ley de financiamiento de las universidades supone para el Estado una carga fiscal del 0,14% del PIB. La cifra es insignificante, pero ceder a la presión no entra en los cálculos del presidente. En la noche del miércoles, aún al calor de la protesta de alumnos y profesores contra el veto, el Gobierno arremetió contra lo que consideró la “corporación” universitaria. En los considerandos del veto, el presidente dijo que no aceptará ninguna ley que asigne recursos del Estado sin explicar de dónde saldrán los fondos. El vocero presidencial, Manuel Adorni, insistió sobre este punto el jueves, en su rueda de prensa diaria. “Aplicar algo donde no tenemos el dinero va a perjudicar a todos los argentinos, y nosotros eso no lo vamos a permitir. O en tal caso vamos a hacer todo para que eso no ocurra”, dijo. Adorni dejó abierta la puerta a judicializar la cuestión si finalmente no consigue defender el veto en el Parlamento y la ley entra en vigencia.
El problema que enfrenta Milei es que hoy no tiene el tercio de los votos que necesita para bloquear el avance opositor. El 11 de septiembre pasado, “87 héroes”, como los llamó el presidente, salvaron el veto de Milei a una ley que subía los haberes jubilatorios. El ultraderechista había convencido sobre la hora a cinco diputados de la Unión Cívica Radical (UCR) para que diesen vuelta su posición inicial a favor de los aumentos y logró el tercio que necesitaba para bloquear la insistencia opositora. El Gobierno contó con los votos de La Libertad Avanza, su partido, y el de Pro, la agrupación del expresidente Mauricio Macri, que se alineó a favor del veto pese a haber apoyado la ley en junio durante su paso por la Cámara Baja. Del otro lado quedó el resto: el peronismo en todas sus versiones, la Coalición Cívica y también la UCR, aunque fracturada entre acusaciones de traición. Esta vez, se espera, será diferente.
La matemática no favorece al Gobierno. La Libertad Avanza tiene solo 39 de 257 diputados. El Pro de Macri suma otros 38 y la UCR 33. La primera mayoría se la lleva Unión por la Patria, que agrupa al peronismo en su versión kirchnerista, con 99. Aunque la Libertad Avanza sumase todos los votos de Pro quedaría lejos del número necesario para salvar el veto presidencial. La clave para el Gobierno está en la UCR, un partido con más de 130 de historia que ha hecho de la defensa de la universidad pública y gratuita una de sus principales banderas. Votar a favor del veto de Milei y en contra de la ley de financiamiento sería una traición imperdobable a los principios del movimiento. Los cinco “traidores” del 11 de septiembre pasado, que estuvieron a un paso de ser expulsados del partido, ya no tendrán libertad de acción. Este jueves, la UCR acordó que el voto del bloque en Diputados se decidirá por mayoría: los díscolos deberán a acatar la decisión general o marcharse. Como ganará la opción por rechazar el veto, Milei ya no contará con esos cinco diputados disidentes. En el Pro, en tanto, la situación en más compleja.
El expresidente Macri apoyó sin fisuras a principios de septiembre el veto de Milei a la ley que subía los haberes de los jubilados. Esta vez, sin embargo, no ha decidido qué hacer. El martes próximo, los diputados tomarán una decisión sobre la ley universitaria, aunque ya hay voces que están por el rechazo al veto. Crece el malestar en un partido que se considera el sostén legislastivo de Milei y no recibe a cambio lo que reclama. Hasta ahora, el presidente ultraderechista se ha negado a abrir la administración pública a funcionarios de Pro, pese los pedidos de Macri en ese sentido.
En el Senado, donde también se jugará la suerte del veto presidencial, la situación es aún más complicada para el Gobierno. Luis Juez, presidente del bloque del Pro en la Cámara Alta, advirtió que no haría nada “para destrozar la educación pública”. “Conmigo no cuenten. Y se lo voy a decir a Mauricio [Macri] también. Es muy difícil que nosotros acompañemos este tipo de decisiones”, dijo Juez en una entrevista radial. Sin los votos de la UCR y con el Pro divido en su apoyo a la Casa Rosada, la intransigencia de Milei se asoma al precipicio.
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