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El Gobierno argentino rechaza dar información sobre los perros de Milei

El organismo que lidera a los abogados del Estado dictaminó que los datos referidos a las mascotas de Javier Milei son de “naturaleza privada y familiar”. No se sabe si en la residencia presidencial viven cuatro o cinco perros clonados

Milei’s cloned dogs
Javier Milei con sus cuatro perros clonados, en Buenos Aires, en una imagen cedida por la Editorial Perfil.Marcelo Dubini (Caras - Perfil)

El Gobierno de Javier Milei dictaminó que la información referida a los perros del presidente no es de interés público y, por lo tanto, su acceso está restringido. La cuestión de sus mascotas es un tema sensible para el mandatario ultraderechista, que se ha alterado o emocionado en distintas oportunidades al ser consultado por sus “hijitos de cuatro patas”, como él considera a sus mastines. Todo lo que se sabe sobre ellos está rodeado de un halo de intriga, como la muerte de su primer perro, llamado Conan, y el supuesto contacto telepático que mantiene o mantenía, a través de una médium, con el animal muerto. Hoy ni siquiera está claro si Milei convive en la residencia presidencial con cuatro o cinco de los clones de Conan que mandó a hacer en Estados Unidos.

El misterio posiblemente continuará, gracias a un dictamen de la Procuración del Tesoro, el organismo que encabeza al cuerpo de abogados del Estado. Después de diversas presentaciones realizadas en el marco de la Ley de Acceso a la Información Pública —dirigidas a conocer cuántos perros viven en la quinta presidencial de Olivos, qué gastos insumen, cómo se financiaron los caniles recién construidos, entre otras cosas—, la secretaria general de la Presidencia, Karina Milei, le solicitó a la Procuración que se expidiera. El presidente define a su hermana Karina como “el jefe” y ha dicho que ella y el perro Conan son los únicos que no lo traicionaron durante “los eventos más horribles” de su vida.

El procurador Rodolfo Barra respondió con un dictamen de 12 páginas. “Pueden configurarse supuestos en los que se solicita acceso a la información en los cuales de modo alguno se encuentran involucradas cuestiones de interés público ligadas a la actividad estatal y su control”, advierte. “Por el contrario, como en este caso, la legislación respectiva no ampara la información que hace al ámbito privado del funcionario o magistrado, especialmente cuando el pedido de información pretende ingresar a una esfera típicamente doméstica.”

Barra, exjuez de la Corte Suprema, concluye que la información relacionada con los perros de Milei es de “naturaleza privada y familiar”, “no tiene relevancia pública” y que, por eso, “no debe ser divulgada bajo la mencionada ley”. También agrega que “la banalidad misma de la cuestión impone no sólo el rechazo del pedido sino que debería mover a la reflexión acerca del gasto (material y personal) innecesario, inútil e intrascendente que, para el Tesoro, este tipo de solicitudes provoca”.

Llamativamente, el dictamen del procurador incluye una respuesta a las solicitudes de información presentadas ante el Ejecutivo: asegura que “las áreas competentes de la Secretaría General de la Presidencia de la Nación informaron que los gastos vinculados con el acondicionamiento del sector [...] para ser utilizado para caniles y/o los relacionados con el cuidado y manutención de las mascotas no fueron abonados con fondos del Tesoro Nacional”.

Clonan a Conan

La importancia de los perros en la vida de Milei siempre fue publicitada por él mismo. Además de declarar repetidamente que considera a sus mascotas como “hijitos”, les dedicó el triunfo en las elecciones primarias del año pasado e hizo grabar cinco cabezas perrunas en el bastón presidencial. De acuerdo con la biografía no autorizada El loco, del periodista Juan Luis González, Milei adoptó al mastín inglés Conan en 2004. Todo indica que el perro murió en 2017, aunque el presidente nunca lo admitió en público. A partir de entonces, según describe la biografía y han confirmado personas de su entorno, Milei se vinculó —a través de su hermana— con una médium que supuestamente lo comunicaba con el animal ya fallecido.

“¿Es cierto que usted mantiene una conversación telepática con Conan?”, le preguntó EL PAÍS hace un año a Milei. “Sí, también dicen que mis perros son mis asesores y son fabulosos, porque mirá todo lo que logré en términos de resultados”, respondió. “¿Pero entonces usted habla con Conan?”, repreguntó este diario. “Lo que yo haga puertas adentro de mi casa es problema mío. Y si es, como dicen, mi asesor político, la verdad es que les pasó el trapo a todos”, contestó el entonces candidato.

Antes de la muerte de Conan, Milei había preservado material genético del perro y, gracias a un gasto que habría rondado los 50.000 dólares y a los servicios de las empresas estadounidenses PerPETuate y ViaGen Pets, en 2018 obtuvo cuatro o cinco clones del mastín. Los bautizó con los nombres de los economistas que idolatra: Murray (por Rothbard), Milton (por Friedman), Robert y Lucas (por Robert Lucas). Al quinto animal, del que no se conocen registros ni se lo ha visto en público, Milei lo llama Conan, como al original.

“¿Qué cambia que sean cuatro perros, que sean cinco perros o que sean 43 conejos? ¿Cuál es la diferencia?”, se molestó el vocero presidencial, Manuel Adorni, cuando debió responder sobre las mascotas de Milei en abril pasado. Ahora, con el dictamen de la Procuración del Tesoro, el Gobierno puede intentar dar por cerrado el asunto. “Si el presidente dice que hay cinco perros”, dijo entonces Adorni, “hay cinco perros y se terminó”.

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