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Horacio Rodríguez Larreta, un dialoguista que nada contracorriente en Argentina

El alcalde de Buenos Aires es un gestor metódico que ha cambiado la ciudad con la urbanización de barrios pobres y la venta récord de tierras públicas

Horacio Rodríguez Larreta aspirante a la Presidencia de Argentina de la alianza Juntos por el Cambio, durante un evento de campaña, en Buenos Aires, Argentina, el 7 de agosto de 2023.
Horacio Rodríguez Larreta aspirante a la Presidencia de Argentina de la alianza Juntos por el Cambio, durante un evento de campaña, en Buenos Aires, Argentina, el 7 de agosto de 2023.MARIANA NEDELCU (REUTERS)

Horacio Rodríguez Larreta (Buenos Aires, 57 años) ha escuchado muchas veces que le falta carisma para ser presidente. Le gusta responder que Argentina no necesita un líder carismático sino un equipo sólido. Al decirlo tiene en mente el que encabeza al frente de la ciudad de Buenos Aires desde hace ocho años y con el que confía en alcanzar la Casa Rosada de la mano de la coalición de centroderecha Juntos por el Cambio. De lograrlo, será el que más lejos ha llegado en la política de su familia de abolengo. Su bisabuelo Carlos Rodríguez Larreta fue canciller; un tío abuelo, procurador general de la Nación. Su padre, de quien heredó nombre y apellido, fue un dirigente desarrollista que trabajó en el Ministerio de Exteriores durante el gobierno del radical Arturo Frondizi (1958-1962).

El árbol genealógico del alcalde de Buenos Aires se nutre de algunas de las familias más pujantes y renombradas de Argentina. Sus otros bisabuelos paternos, Antonio Leloir y Adela Unzué, tenían tierras y una lujosa residencia en Buenos Aires, el palacio Leloir, construida a principios del siglo XX. De ellos procede gran parte de la fortuna del clan. Su madre, María Cristina Díaz Alberdi, fue criada también en un entorno tradicional, pero cuando Rodríguez Larreta tenía siete años se separó de su marido y dejó el hogar familiar. Faltaba más de una década para que Argentina tuviese ley de divorcio, pero Díaz Alberdi rehizo su vida junto al director de teatro Emilio Alfaro.

Horacio Rodríguez Larreta también rompió su vínculo con la madre de sus dos hijas, Bárbara Díez. Se separó en 2020, después de dos décadas de matrimonio, y desde el año pasado está en pareja con Milagros Maylin, veinte años más joven que él. “Me enamoré y estoy muy feliz”, resumió Larreta ante las cámaras al hacer pública la relación.

Antes de comenzar su carrera política se graduó en Economía en la Universidad de Buenos Aires (UBA) y cursó una maestría en Administración de Empresas en Harvard. Después, sin embargo, lo ganó la vocación que sentía desde niño. “A los seis años ya decía que quería ser presidente”, ha declarado en entrevistas.

Para mantener vivo ese sueño debe vencer este domingo a su dura rival en la interna de Juntos por el Cambio, la exministra de Seguridad Patricia Bullrich. En una Argentina crispada por la situación económica y la inseguridad, Rodríguez Larreta nada a contracorriente. Apuesta por un cambio profundo basado en la negociación y los consensos amplios frente a la estrategia de “todo o nada” de Bullrich.

Los divide también el fútbol: Bullrich es hincha de Independiente y Rodríguez Larreta de su archienemigo futbolístico, Racing, club del que su padre fue presidente. En 1977, durante la dictadura argentina, los militares secuestraron al padre de Horacio Rodríguez Larreta, pero la visibilidad que tenía como dirigente de la Academia le salvó la vida.

Una paloma entre halcones

Rodriguez Larreta tiene los sondeos en contra, pero confía en dar la sorpresa. Asesorado por permanentes focus group, ha hecho lo posible por endurecer su imagen y acallar las voces de quienes lo tildan de “demasiado dialoguista”. Eligió como segundo de su equipo al halcón Gerardo Morales, gobernador de la provincia de Jujuy, en el punto de mira de los organismos de derechos humanos por la represión policial de las protestas contra la reforma exprés de la constitución en si distrito. En casa, respaldó el accionar de la policía de la ciudad frente a quienes la responsabilizaban de la muerte de Facundo Molares: este militante de izquierda y exguerrillero de las FARC de 47 años falleció el jueves, minutos después de haber sido detenido por agentes antidisturbios durante una manifestación en el Obelisco de Buenos Aires.

Cambiar de imagen no es fácil. Muchos votantes antiperonistas le recriminan su apoyo al presidente Alberto Fernández durante los primeros meses de la pandemia, a principios de 2020. Cuando el mandatario ordenó una cuarentena obligatoria para evitar la propagación del virus covid-19, Rodríguez Larreta lo respaldó. En los meses siguientes, participó de las comparecencias de prensa donde se anunciaban las sucesivas prórrogas del encierro forzoso. Fue un espejismo efímero de unidad. Las diferencias respecto a la educación —el alcalde de Buenos Aires quería que los niños volviesen a las escuelas y Fernández se oponía— los llevaron a romper la tregua política y catapultaron a Rodríguez Larreta como líder opositor.

Hace un par de meses, ya en campaña, el presidente argentino propinó un golpe bajo al precandidato: insinuó que había sido responsable del suicidio del cardiólogo René Favaloro, creador del bypass coronario y una figura admirada en Argentina, en el año 2000, cuando era interventor del organismo que gestiona la atención sanitaria de los pensionados, el PAMI. Rodríguez Larreta tildó de “canallada” la acusación.

Del peronismo a la oposición

Su bautismo político fue en el peronismo. En 1993, durante la presidencia de Carlos Menem, entró en el Ministerio de Economía. Dos años más tarde pasó a la gerencia general de la seguridad social (Anses) y en 1999 asumió como interventor del PAMI.

Cambió de bando en 2003. Bajo el liderazgo de Mauricio Macri, en ese momento presidente del club de fútbol Boca Juniors, Rodríguez Larreta formó parte del núcleo fundador del partido que renovó a la oposición antiperonista, Propuesta Republicana (PRO). Tras conquistar el ayuntamiento de Buenos Aires en 2007, Macri se lanzó a por la presidencia de Argentina en 2015 y dejó en su lugar a su delfín.

Bajo su gestión, se ha llevado a cabo la urbanización de algunas de las villas miseria de la ciudad y hay proyectos —y créditos internacionales— para continuar con ese trabajo en los próximos años. El escaparate de esa transformación es la céntrica villa 31, donde Rodríguez Larreta decidió trasladar el Ministerio de Educación. Sus calles principales han sido asfaltadas, el Gobierno municipal ha construido edificios nuevos, inaugurado parques infantiles y canchas de fútbol.

Sus colaboradores lo definen como un trabajador infatigable y metódico. “Durante 27 años, lo vi trabajar de lunes a domingo, desde las 6 de la mañana hasta la noche tarde. No un día, no una semana, no unos años. Siempre”, dijo la exgobernadora de Buenos Aires, María Eugenia Vidal, al anunciar su apoyo a Rodríguez Larreta.

Sus detractores, en cambio, lo señalan como el impulsor del nuevo código urbanístico de Buenos Aires, que permite reducir las dimensiones de las viviendas de nueva construcción y aumentar así los beneficios de los promotores. Acusan a su Gobierno de batir récords de privatización de tierras públicas y recuerdan que algunas de las concesiones más polémicas durante su gestión, como la de la costa del Río de la Plata, han intentado ser frenadas en la justicia por colectivos ambientalistas.

“El pelado de Tik Tok”

Rodríguez Larreta mantuvo gran parte de su vida privada alejada de la esfera pública, pero la distancia entre los dos mundos comenzó a borrarse cuando levantó su perfil. En Tik Tok, una de las redes sociales favoritas de los jóvenes, busca atraer nuevos públicos con una imagen de cercanía que se le resiste más que a otros políticos. Allí protagonizó un vídeo con el comediante Fernando Ender por ver quién de los dos era “el pelado de Tik Tok” y se ha mostrado como fanático de Taylor Swift y de la selección argentina.

Rodríguez Larreta juega el domingo el partido más importante de su vida política. De clasificarse frente a Bullrich en primarias será un firme candidato a ganar la final en las presidenciales de octubre.

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