Alberto Fernández envía al Ejército argentino a “urbanizar” los barrios donde prolifera el narco en Rosario
El presidente argentino anuncia medidas contra el crimen organizado que incluyen el envío de nuevas fuerzas federales
La crisis de seguridad que atraviesa la ciudad de Rosario, en la provincia de Santa Fe, ha escalado estos días a la primera página de la agenda política argentina. El presidente, Alberto Fernández, ha anunciado este martes que elevará hasta 1.400 los efectivos de las fuerzas federales y, por primera vez, sumará al Ejército, aunque en tareas no policiales. “La lucha contra el crimen organizado, a pesar de los esfuerzos realizados, no ha alcanzado los resultados que esperábamos”, ha admitido en un mensaje grabado.
Fernández ha dicho que instalará en Rosario una oficina de la Unidad de Inteligencia Financiera que investigará el lavado de dinero. Y sobre el papel del Ejército, que por ley tiene prohibido participar en actividades de control del orden interno, aclaró que participará en “la urbanización de los barrios populares” de la ciudad. “Son las Fuerzas Armadas de nuestra democracia”, ha dicho el presidente, a sabiendas de que la participación de los militares es una novedad que levanta dudas y temores.
La decisión llega un día después de que el país viera en vivo y por televisión como el velorio de un niño de 12 años se convirtió en un levantamiento de los vecinos de un barrio marginal de Rosario contra los narcotraficantes que los amedrentan. Máximo Jerez había muerto de un disparo en el pecho este domingo, después de que un grupo de sicarios disparara contra él y sus primos, también menores. Tras el velorio, los vecinos destrozaron y saquearon la casa del supuesto asesino, al que intentaron linchar. La transmisión en vivo del canal de noticias TN mostró el abandono de los vecinos: las patrullas que llegaron a controlar la situación dispararon balas de goma contra los vecinos y abandonaron el barrio apenas pudieron llevarse al sospechoso.
“Entiendo que Rosario nos necesita. Sé que sus fuerzas de seguridad son insuficientes para afrontar la solución del problema” ha dicho el presidente. La ciudad recibirá esta semana más oficiales de gendarmería (la policía militarizada) para reforzar la presencia de fuerzas federales y espera ahora la llegada de la compañía de ingenieros del Ejército para trabajar en los asentamientos informales de la ciudad. El presidente ha anunciado que este grupo se encargará de “la urbanización de los barrios populares acelerando tareas pendientes de ejecución que son muy necesarias”, sin dar más detalles.
La medida abre la puerta a los militares a las villas miseria, los barrios informales que en todas las ciudades grandes del país mezclan la vida de trabajadores precarizados con la falta de servicios básicos y la presencia de criminales y narcomenudistas. El presidente todavía no ha aclarado qué tareas específicas tendrán los militares movilizados, pero ha defendido que la presencia del Ejército se dará “del mismo modo ejemplar como actuaron en la pandemia y los incendios”.
El país, reacio al involucramiento de las Fuerzas Armadas en tareas civiles desde la última dictadura militar, ha cambiado en el último tiempo su imagen sobre los militares. Según la última encuesta de la Consultora de Imagen y Gestión Política, las Fuerzas Armadas son la institución en la que más confían los argentinos, aunque esa imagen positiva llega apenas al 23%.
Argentina ha comenzado un año de elecciones presidenciales y los políticos ya han elegido su primer tema de agenda. La violencia desangra Rosario desde hace 20 años, pero el ataque armado de la semana pasada contra el supermercado de los suegros de Lionel Messi ha llevado todos los focos a la ciudad. Mientras el Gobierno peronista entra en terreno desconocido con la movilización de los ingenieros del Ejército, la derecha más dura ha calificado la decisión de “tibia”. “En Rosario se precisan fuerzas federales y el Ejército para impedir la libre circulación de narcos y sicarios”, ha criticado una de las favoritas del expresidente Mauricio Macri, Patricia Bullrich.
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