Marta Minujín, eterna: la reina del arte pop argentino celebra sus 80 años con una boda
La artista plástica más popular del país sudamericano invitó a más de 200 personas a su fiesta de cumpleaños en el Malba. Llegó en autobús, vestida de novia
El martes por la noche, al son de la marcha nupcial, Marta Minujín entró vestida de novia en el Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires (Malba). Celebró allí su octogésimo cumpleaños con una boda con la eternidad ante más de 200 invitados, todos vestidos de negro riguroso.
La artista plástica más conocida de Argentina llegó hasta el museo en un autobús con un cartel de destino intervenido en el que podía leerse “Malba, Eternidad” y “¡Arte Arte Arte!”, una de sus frases icónicas. Descendió escoltada por un grupo de diez jóvenes con las caras pintadas en blanco, azul, rojo y verde con figuras cubistas en homenaje de Minujín a Picasso por el 50 aniversario de su muerte.
La artista lució un vestido de novia de tul rosa pastel de Amalia Amoedo firmado por Jorge Rey, que resaltaba entre el negro omnipresente de los invitados y algunos disfraces de personajes como Andy Warhol, Vincent Van Gogh y la estatua de la Libertad neoyorquina, entre otros. El vals El Danubio Azul de Strauss marcó el inicio oficial de la fiesta con Minujín en el centro, mientras los performers cubistas daban instrucciones a los presentes y los animaban a participar de acciones participativas.
“Disfruten el momento presente y esta experiencia única de vivir en arte”, dijo la cumpleañera antes de cortar una torta negra de cuatro pisos y que los invitados tirasen de las cintas adheridas a ella para llevarse prendedores con la figura del Partenón de los libros, una de sus obras más icónicas.
Como broche final del festejo, la novia arrojó el ramo de rosas negras entre los asistentes y luego se retiró de nuevo en colectivo junto a su cortejo.
Año Minujín
Los ochenta años no han frenado el ritmo frenético de la artista pop más célebre y explosiva de Argentina. La fiesta de este martes fue también el pistoletazo de un año en el que realizará una gira mundial con muestras programadas en el Museo Judío de New York, la Pinacoteca de San Pablo, el Museo Reina Sofía en Madrid, entre otras.
Minujín asegura que su vida ha estado vinculada al arte desde los diez años y que no la entiende sin él. La artista, que vivió su juventud entre París y Nueva York, se dio a conocer en la década de los sesenta con happenings como La Destrucción, en 1963, y La Menesunda, dos años después.
Los colores chillones de sus obras, el tamaño gigante de sus producciones, el uso de tecnologías diversas y materiales característicos como colchones forman parte del universo propio de Minujín. Una de las pocas excepciones a tanto color fue Pandemia, la obra creada durante el confinamiento obligatorio dictado por el Gobierno para frenar la propagación de la covid-19 compuesta por 26.000 tiras con pequeños cuadrados en blanco, negro y gris.
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