Declara el rugbier más comprometido por la muerte de Báez Sosa en Argentina: “Jamás se me hubiese ocurrido matar”
Máximo Thomsen admite haber pateado a la víctima ante los jueces y pide disculpas entre lágrimas
En 2020, el argentino Fernando Báez Sosa, de 18 años, falleció tras una paliza propinada entre varios jugadores de rugby de su edad a la salida de una discoteca en la costa argentina. El acusado de pegarle la patada mortal en la cabeza, Máximo Thomsen, declaró este lunes por sorpresa ante el tribunal que lo juzga junto a otros siete imputados. “Quiero pedir disculpas porque jamás en la vida se me hubiese ocurrido matar a alguien. Escuché varias cosas sobre mí varios años. No reconocía porque generaban tanto odio hacia mi persona, yo jamás en la vida tendría esa intención”, dijo entre lágrimas.
Thomsen contó que se enteró de la muerte de Báez Sosa en comisaría, cuando un policía les informó que estaban presos porque lo habían matado a golpes. “Ahí me empezó a dar vueltas todo en la cabeza y me puse a vomitar, pero yo hasta el día siguiente no lo creía, mi cabeza no lo podía procesar porque yo no lo entendía”, agregó en la sala del Tribunal en lo Criminal N°1 de Dolores.
La estrategia de la defensa es negar que los acusados pretendiesen asesinar a Báez Sosa. Están acusados de homicidio doblemente agravado por alevosía y participación de dos o más personas, cargos que la legislación argentina castiga con cadena perpetua.
Durante su declaración, Thomsen aseguró que no recordaba con exactitud lo ocurrido la madrugada del 18 de enero de 2020 debido al alcohol que había bebido, pero sí admitió haber pateado a la víctima cuando ya se encontraba en el suelo. “Pegué una o dos patadas, no sabría a quién ni cómo”, reconoció.
Sus palabras resquebrajan aún más el pacto de silencio que habían establecido los ocho exjugadores del club de rugby Náutico Arsenal Zárate. La semana pasada tomó la palabra otro de los imputados, Luciano Pertossi, para negar que fuese uno de los que aparecen en los vídeos grabados de la paliza propinada en una de las calles principales de la localidad costera de Villa Gesell.
“Una pesadilla”
Antes de Thomsen declaró su madre, Rosalía Zárate, quien relató que al encarcelamiento de su hijo se le suma la lucha contra un cáncer detectado hace dos años. “Lo único que hago es salir de mi casa para ir a ver a mi hijo a la cárcel e ir al médico. Así hace dos años. No puedo más, no puedo seguir sobrellevando todo esto. Es una pesadilla”, aseguró.
Los jueces escucharon también el testimonio de María Paula Cinalli, madre de otro de los acusados, Blas Cinalli, quien lamentó la persecución pública que sufren los acusados y sus familiares desde hace tres años. “Todo esto nos afectó mucho, fue un hecho desgraciado, una desgracia muy grande. Personalmente, siento muchísimo que nos afectó a todos, nos sigue afectando, no quiero ni pensar lo que deben haber sufrido los padres de este joven fallecido”, declaró. “He recibido ataques, no de la gente que me conoce, pero he sufrido ataques. El abogado presente ha llamado a mi hijo ‘hijo de puta’ y eso realmente corona una serie de hechos desgraciados que han nacido el 18 de enero de 2020″, agregó.
La Fiscalía ha expuesto ante el tribunal vídeos grabados esa madrugada en los que se ve a los acusados golpeando y pateando a la víctima, inmóvil, en el suelo. Entre las evidencias está también la sangre de Báez Sosa hallada en la ropa de cuatro de los imputados y los mensajes que intercambiaron en las horas posteriores.
El juicio ha vuelto a revivir la conmoción que causó el crimen de Báez Sosa en Argentina, con numerosas manifestaciones en apoyo a la familia y pedidos de justicia. Cerca de 70 testigos están llamados a declarar ante el tribunal de Dolores.
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