El ingrediente secreto: un platillo orgulloso, un negocio imparable
Lo que hay detrás de un snack con mucho sabor, una comida con historia y un platillo orgulloso de sus raíces es una comunidad fuerte, que ha sabido estar unida en los momentos más desafiantes. Somos hispanos, somos imparables.
Uno de los grandes orgullos de la comunidad hispana es el de transmitir su identidad, cultura y calidad humana, a través de la comida. Compartir, saborear y ser felices a través de los alimentos es un linaje milenario compartido por prácticamente cualquier integrante de la comunidad hispana. Y esto se acentúa más cuando la distancia geográfica y temporal hace mella en cada uno.
En Estados Unidos la comida es doblemente importante para los dueños hispanos de restaurantes, locales, foodtrucks o puestos callejeros. Es una muestra de amor, fortaleza y esfuerzo, un empeño que se traduce en rostros contentos y la confianza de los clientes. Hoy, la cocina hispana es una de las preferidas en Estados Unidos, después de la americana y la italiana, hecho que llena de orgullo a los chefs, cajeros, propietarios, cocineras y gente poseedora de grandes recetas, las cuales llenan las mesas, los estómagos y los corazones de sus clientes, sin importar su origen.
Sin embargo, y tal vez como nunca en su historia, esos negocios han pasado por cerca de dos años especialmente desafiantes, puesto que la reciente crisis ha repercutido de forma distinta en la operación y las finanzas de muchos de esos negocios. Recorte de personal, cierre indefinido, pérdida de clientes, además de una disminución y escasez en la distribución de insumos orgánicos, entre otras adversidades.
Han sido tiempos complicados, en donde algunos aún están tratando de salir adelante. En contexto, de acuerdo con la Asociación Nacional de Restaurantes de Estados Unidos, cerca de 110,000 establecimientos de comidas y bebidas cerraron al público de forma temporal o permanentemente el año pasado.
Sin embargo, así como las frutas y verduras con la que se preparan platillos hispanos únicos y deliciosos, la comunidad ha mostrado su lado más unido y resiliente, mirando hacia al frente y sabiendo que las temporadas, buenas o malas, de lluvia o sequía, no duran para siempre. Detrás del orgullo imparable de los restaurantes, puestos de comida y servicios de alimentos hispanos en Estados Unidos hay un orgullo imparable, una fuerza inquebrantable y una unión entre iguales.
Esto se ha traducido en alianzas con empresas mayores, empáticas con el escenario y con la infraestructura y expertise suficientes como para adecuar y diseñar servicios a la medida de las necesidades de sus clientes, especialmente aquellas enfocadas a servicios de entrega y recolección rápida, eficaz y puntual.
La mensajería profesional ha sido el gran aliado de miles de bares, restaurantes, puestos de botanas, tacos, arepas, caldos y sopas, estofados e incluso sendos guisos de alta cocina de origen hispano, quienes durante los meses pasados, y aún hoy en día, han apostado por el servicio a domicilio, la relación a distancia con proveedores e incluso la agilización de áreas contables, logísticas y administrativas, lo que ha significado una optimización de recursos tangible e intangibles.
Esta sinergia entre calidad de negocios y aliados empáticos y solventes se encuentra con la calidez humana y la unión inquebrantable de una comunidad que sigue ajustándose, evolucionando y respondiendo al cambio vertiginoso de los tiempos, resistiendo con una actitud llena de inspiración, fuerza e identidad. No sólo es comida, sino amor, raíces, conocimiento generacional y cultura lo que se entrega a la puerta de los hogares y los negocios. El sabor hispano sigue llegando delicioso y en su punto a la mesa, gracias a que somos hispanos: orgullosamente imparables.