Selena, más allá de la leyenda
Más allá del éxito inicial y las estelas que han decantado en un trend generacional con serie de Netflix incluida, esta pieza intenta trazar una visión mucho más consistente de la figura de Selena, ídolo musical indiscutible del mundo hispanoamericano.
Tras su trágica partida, hace ya más de 26 años, la figura de Selena Quintanilla sólo se ha hecho más y más grande, ocupando un lugar al lado de las luminarias más icónicas. Tan sólo el año pasado (2020) la llamada Reina del Tex-Mex artista se unió a artistas como Elvis en el Star Trail of Fame de Houston Rodeo, hecho al que se sumó el estreno de una serie sobre su vida y carrera, además de la presencia de su imágen en una línea de cosméticos, mientras los souvenirs, discos y su música siguen sumando ceros en la cuenta familiar, batiendo récords y ganando adeptos.
Sin embargo, los momentos más joviales y trascendentes que hicieron de Selena la gran figura hispana de su época en el tiempo se asientan en sus valores como artista, su carisma como persona y la innovación de su trabajo en el lugar y el tiempo en el que fueron desarrollados. Y esto, tanto a los fans más duros como a los detractores es algo que suele olvidarse.
Habría que dar play a esos discos que la hicieron grande de nuevo, ir a la historia y ver por qué el concierto en el Astrodome de Houston es tan legendario, pero sobre todo echar un vistazo a lo que hizo de Selena una artista única e irremplazable para la comunidad hispana de Estados Unidos.
Cuando el grupo que inició a Selena y Quintanilla en el mundo musical, Los Dinos, lanzó su primer disco en 1984, Mis Primeras Grabaciones, la comunidad hispana en Estados Unidos si bien ya era considerable en cuanto a representatividad, fuerza laboral y lucha por sus derechos se refiere, aún era un ecosistema de relativa marginalidad y complejidad política, racial y cultural.
Lo que Selena y Los Dinos hacían en ese entonces tenía mucho de innovador y honesto en su música: mezclar el bolero y la balada romántica hispana con esas similitudes de la música tejana, acompañadas de una pizca de R&B de altos vuelos que figuras como Janet Jackson y Mariah Carey comenzaban a construir.
Fue así como el pop latino de Selena y Los Dinos dio pie a un estilo propio, una voz educada, versátil y un carisma arriba del escenario fueron despegando la figura de Selena de sus hermanos como grupo de acompañamiento para enfocarse en una gracia innata venida de los entornos populares, haciendo un clic inmejorable con los mexicoamericanos más jóvenes, quienes tenían una música mucho más jovial con la cual identificarse, misma que ya no era ni el folclor norteño de sus padres pero tampoco el pop anglosajón del país en donde habían crecido.
Los albores de la década de los 90 tomó por sorpresa a la música que se desarrollaba en las ciudades fronterizas del sur de Estados Unidos, en donde además de norteñas, polkas y corridos, también había una poderosa cumbia latinoamericana y un desarrollo de la música vernácula de Estados Unidos, en donde las máquinas de ritmos y los sintetizadores eran la gran novedad.
Selena, quien para su debut como solista en 1992 ya tenía cerca de seis discos y una trayectoria artística de más de un lustro, trabajó a la par los códigos del pop mainstream anglosajón y lo fundió con una versatilidad hispana sin precedentes.
Cumbia texana bajo una voz y un sentimiento muy mexicanos que nos recordaba a una Ana Gabriel más fresca y depurada, además de un rango temático que lo mismo iba de la picardía y la sensualidad sutil (”El chico del apartamento 5-12″, “Bidi bidi bom bom” “Carcacha”) a las canciones de un amor intenso y doloroso, mismas que hoy son verdaderos himnos de la canción popular de habla hispana: “Como la flor”, “Amor prohibido”, “Si una vez”, entre otras.
Fue Selena misma quien trajo a la mesa ese híbrido anómalo e hipnótico, listo para la pista de baile, que es la “Techno-cumbia”, pero que también supo hacer un guiño al público anglo con temas disco o entrañablemente pop-rocl como “Fotos y Recuerdos”, que popularizara en el pasado la banda Pretenders con “Back on the Chain Gang”.
Es probable que la mediatización extrema de Selena y la siempre voraz prensa del corazón, especializada en la vida privada y los dramas personales de las celebridades, hayan terminado por encumbrar el mito de Selena, el cual tuvo un desenlace trágico a una edad temprana (23 años), enmarcando ese potencial de una figura hispana de talla mundial aún mayor.
Sin embargo y pese a todo, las canciones de Selena son ese pilar del cual se sostiene todo los demás, ese templo del goce, la musicalidad, el placer y el baile, en donde convive el talento y la calidad de una artista como pocos, la cual abrió de forma oportuna un portal definitivo para toda la comunidad hispana en Estados Unidos. Escuchar y bailar con sus temas infinitos es una celebración de vida y de nuestra identidad. ¡Celebremos juntos!