“La frontera me cruzó”: Los Tigres del Norte, una realidad hispana en canciones
Pese a que la temática de sus canciones y el ecosistema sonoro refiere al pueblo mexicano, el éxito excepcional de los “Jefes de Jefes” no se explica hoy sin el arrastre y cariño que tienen entre la comunidad hispana de Estados Unidos, siendo un espejo honesto de su realidad y contexto más profundo.
La piedra angular sobre la cual se apoya la carrera y el éxito de una agrupación como Los Tigres del Norte, el corrido, tiene tres elementos clave desde los cuales parten para crear todo un universo de historias y momentos: nombre, fecha y geografía. Eso hace legendario a sus héroes y villanos, a sus personajes y protagonistas de sus canciones.
Allá por el año de 1968, en Rosa Morada, Mocorito, en Sinaloa, un jóven músico de 14 años, Jorge Hernández, convenció a sus dos hermanos Raúl y Hernán, también a su primo, Óscar, de formar un grupo de música norteña para hacerle frente a la carencia y sacar algo de dinero para la economía familiar.
El esfuerzo, la constancia y el talento de precisión para poder abarcar desde cumbias norteñas, corridos y baladas acercó al grupo muy pronto a ser un referente de la escena del entretenimiento nocturno en Tijuana. Siete años después, San José, California los recibiría para poder cantarle a la población inmigrante, que año con año viajaba a Estados Unidos en busca de una oportunidad, usualmente en el campo, las fábricas o los centros de trabajo más duro.
Pocas agrupaciones han logrado una carrera tan longeva y exitosa desde un cancionero popular de arraigo en toda América Latina como Los Tigres del Norte, en donde la vida fronteriza, dura, a veces dramática pero también jovial, luminosa y esperanzadora ha tocado de forma invariable la realidad no sólo de los mexicanos, sino de toda la comunidad hispana. Canciones como “Pueblo querido”, “América”, “La jaula de oro”, “Vivan los mojados”, “Somos más americanos” o “El Hijo del Pueblo” son tan sólo una pequeña muestra de ello.
Con una fama de especial arraigo en Texas y California, principalmente entre la comunidad mexicana y colombiana, Los Tigres del Norte han cosechado seis premios Grammy y 12 Grammy latinos, 60 millones de copias vendidas en los cinco continentes, 40 películas filmadas, 80 discos grabados y un catálogo de 750 temas.
El crecimiento, arraigo y aprecio de la comunidad hispana los ha acogido como una de sus figuras culturales consentidas, trascendiendo barreras, generaciones y formatos. Hoy, el grupo afincado en California ha cosechado tantos éxitos y batido récords de distinta índole, que su arrastre entre la comunidad latina parece no tener fronteras. De 2011 a la fecha, su disco en vivo MTV Unplugged Los Tigres Del Norte & Friends ha superado los cien millones de reproducciones en Spotify, por arriba de artistas como Nirvana, Shakira o Eric Clapton.
Comparados con los grandes de todos los tiempos y como un sinónimo de su trascendencia cultural, en 2019 la agrupación siguió los pasos del célebre cantante folk estadounidense Johnny Cash, tocando en vivo para la población penal de la prisión de Folsom, en Represa California, cuya población latina se encuentra cerca de los 336,500 reclusos.
Recientemente, ante un escenario de baja vacunación en el mismo estado de California, Los Tigres del Norte fueron llamados para reforzar la comunicación en torno a la salud y la importancia de la inoculación, como una muestra más de su voz e importancia ante la comunidad hispana del sur de Estados Unidos.
Con el ánimo de romper incluso sus propias reglas y tradicionalismos culturales, los autores de “La puerta negra”, “Lágrimas del corazón” y “La mesa del rincón” han incursionado en colaboraciones con otros artistas de distintas proveniencias y estilos (Calle 13, Diego Torres, Zack de la Rocha), así como en temáticas contemporáneas, lo que los mantiene vigentes tras más de medio siglo de carrera.
Dicen que la música es un lenguaje universal que trasciende fronteras, y en el caso de Los Tigres del Norte ésta es una máxima que une a la gente que ha nacido desde tierra de fuego hasta las antípodas de la frontera norte de Estados Unidos, algo queda patente en una canción que hoy es un himno hispano, latino y completamente americano. ¡Celebremos juntos!
Desde Argentina, Colombia, Ecuador y Paraguay, Brasil, Chile y Costa Rica, Salvador y El Uruguay. Venezuela y Guatemala, México, Cuba y Bahamas; todos son americanos sin importar el color.