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Los candidatos presidenciales de Bolivia enfrentan sus recetas para salir de la crisis económica: ayuda externa contra ajuste interno

Jorge Quiroga y Rodrigo Paz se cruzaron en un debate previo a la segunda vuelta del 19 de octubre

El debate presidencial de Bolivia de este domingo se centró en la confrontación de recetas para salir de la peor crisis económica del siglo en el país, que ya se traduce en inflación de dos cifras. Jorge Tuto Quiroga propone una “terapia de shock” inyectando 12.000 millones de dólares gestionados por el Fondo Monetario Internacional (FMI), mientras que Rodrigo Paz apuesta por un profundo recorte del gasto público. Para el candidato de la derecha conservadora y expresidente (2001-2002), Tuto Quiroga, la única salida para aliviar la escasez de dólares en el país, causada por la caída en la exportacion de gas, es acudir a un programa internacional. “No llueven dólares, se los tiene que traer (...). Para restablecer la confianza cambiaria no basta con decir que hubo cambio de Gobierno, tiene que haber dólares en los cajeros”. Paz, quien a veces se autodefine como de centroderecha y otras veces evita asumir una ideología, le respondió: “Platita hay, el problema es cuando quieres ir a buscarla afuera sin antes ordenar la casa. Solo en gastos públicos superfluos hay 1.500 millones de dólares”.

Tuto le recordó a su contrincante que uno de los principales problemas que atraviesa el país, el abastecimiento de combustible para la demanda interna, no puede resolverse solo con recortes en moneda boliviana, porque la gasolina y el diésel se importan con dólares. Paz respondió que la Asamblea ya tiene aprobados 3.500 millones en créditos externos. El subsidio sostenido a los carburantes durante 20 años por el Gobierno saliente del Movimiento Al Socialismo (MAS) se ha vuelto insostenible por el déficit fiscal. Ambos reconocen que levantar esta prestación es una medida urgente, y coinciden en hacerlo de forma parcial: mantenerla en un principio para sectores estratégicos y vulnerables, como el transporte público.

De hecho, más allá de diferir en la forma de reactivar el flujo de divisas, tanto Paz como Quiroga coinciden en las medidas para regenerar la economía: reducción de aranceles, auditoría de empresas públicas para disminuir la inversión estatal y fomento a la exportación mediante créditos. Tanto es así que Paz, quien tiene mayor representación en la Asamblea al ser la primera fuerza votada en la primera vuelta del 17 de agosto —32 % contra el 26 % de Tuto—, le preguntó a su rival si su bancada parlamentaria lo apoyaría, en caso de ser Gobierno. “Nosotros sí, por la patria”, le dijo. Quiroga evitó responder directamente, pero lanzó guiños a las intervenciones de su contrincante: “Destaco la actitud, la celebro”.

Los ataques, no obstante, y como en cualquier debate, estuvieron presentes. Desde la trinchera de Paz, las ofensivas se centraron en reprochar a su adversario algunos números rojos de su gestión como jefe de Estado. En 2002, el déficit fiscal alcanzó el 8,83 % del PIB, el más alto desde 1985, según historiadores. “Estás con un modelo de gestión económica de los años noventa. La modernidad pide otro tipo de diseño”. Tuto contestó que, a diferencia de las naciones vecinas que sufrieron las consecuencias de la “década perdida”, la moneda en Bolivia se mantuvo estable y lejos de la hiperinflación.

El expresidente contraatacó señalando las declaraciones contradictorias de algunos integrantes del partido de Paz, principalmente de su candidato a vicepresidente, Edman Lara. “Ha habido posiciones diferentes [en el PDC] a la hora de hablar sobre el levantamiento de los subsidios a los combustibles”. Minutos antes de comenzar el debate se publicaba la tercera encuesta avalada por el órgano electoral que pronostica la victoria de Tuto, al igual que las dos anteriores. Sin embargo, los sondeos de opinión han sido históricamente imprecisos en Bolivia; a Paz apenas le daban una intención de voto cerca del 7%.

Tuto tiene el apoyo de las clases altas y medias urbanas, principalmente del sector industrial y agrario. En la primera vuelta, concentró gran parte de los votos del oriente, el centro económico de Bolivia. Paz, por su parte, resultó vencedor en el occidente o zona andina del país, proyecta una imagen de político cercano a las mayorías. “He recorrido 230.000 kilómetros visitando cuentapropistas, transportistas y gremiales. Nadie gobierna sin el pueblo”.

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