VIH en Latinoamérica: 40 años de lucha contra el virus, en riesgo
Es hora de recordar a cada gobierno que invertir en la respuesta al VIH tiene un alto retorno: por cada dólar invertido hasta 2030, se genera un beneficio neto de aproximadamente 28 dólares
Más de 20 millones de personas que viven con el VIH, que representan dos tercios de todas las personas en tratamiento antirretroviral a nivel mundial, son apoyadas directamente por el Plan de Emergencia del presidente de los Estados Unidos para el Alivio del sida (PEPFAR), la iniciativa líder mundial contra el VIH.
A través d...
Más de 20 millones de personas que viven con el VIH, que representan dos tercios de todas las personas en tratamiento antirretroviral a nivel mundial, son apoyadas directamente por el Plan de Emergencia del presidente de los Estados Unidos para el Alivio del sida (PEPFAR), la iniciativa líder mundial contra el VIH.
A través de PEPFAR, el Gobierno de Estados Unidos ha realizado el mayor compromiso de cualquier nación en la historia de la salud global para abordar un desafío de salud pública. Su liderazgo ha salvado más de 26 millones de vidas, y ha fortalecido la seguridad sanitaria de Estados Unidos y mundial. Gracias a estas contribuciones, las muertes relacionadas con el sida han disminuido más de la mitad desde 2010, y el 84% de las mujeres embarazadas y en período de lactancia están en tratamiento para prevenir la transmisión del VIH a sus hijos.
Hace unas semanas, el Departamento de Estado de Estados Unidos anunció una orden ejecutiva que establece una pausa de 90 días en la asistencia al desarrollo, incluida la financiación y los servicios apoyados por PEPFAR. Unos días después, se aprobó una exención para continuar o reanudar la “asistencia humanitaria que salva vidas”, aplicable a medicamentos, servicios médicos esenciales, como el tratamiento del VIH, y suministros necesarios – pero no la mayoría de los servicios de prevención. gobiernos y organizaciones alrededor del mundo que han sido afectadas por esta decisión han estado trabajando incansablemente para prevenir un impacto catastrófico en la vida y salud de las personas en posición de mayor vulnerabilidad.
Aunque el programa PEPFAR opera en 55 países, principalmente en África, el impacto de PEPFAR en Latinoamérica y el Caribe es significativo, representando el 60% de los fondos para la respuesta al VIH en Haití y más de un 50% en Jamaica. En República Dominicana, un tercio de la financiación nacional para la respuesta al VIH proviene de PEPFAR, mientras que, en Centroamérica, estos fondos representan entre una cuarta y una quinta parte del total de los recursos para VIH.
Más de 20 países en la región se benefician de los programas y actividades financiados por PEPFAR a través de sus acciones regionales: doce en el Caribe (Belice, Barbados, Guyana, Jamaica, Surinam, Trinidad y Tobago, y los países de la Organización de los Estados del Caribe Oriental), y ocho en América Latina (Brasil, Colombia, El Salvador, Guatemala, Honduras, Nicaragua, Panamá y Perú). En la región andina, el financiamiento ha sido fundamental para países como Colombia y Perú en apoyar el trabajo liderado por comunidades en la prestación de servicios para migrantes que viven con o están afectados por el VIH, integrándolos en los sistemas de salud y protección social.
Lo cierto es que la crisis actual, además de dejar a poblaciones muy marginadas sin servicios, expone una situación no menos importante: el reto de estas naciones, clasificadas como países de ingresos medios, en la transición hacia la plena financiación de su respuesta al VIH con fondos nacionales y su sostenibilidad.
Junto con PEPFAR y el Fondo Mundial de Lucha contra el sida, la tuberculosis y la malaria, ONUSIDA ha estado trabajando con los gobiernos en el desarrollo de rutas de sostenibilidad que garanticen esta transición para que todos los países financien su respuesta al VIH y con ellos contribuyan a alcanzar la meta de poner final al sida como desafío de salud pública para el 2030. Pero se trata de una tarea inacabada. El apoyo del PEPFAR y de otros donantes importantes será clave para garantizar no solo una transición para estos países, sino también el acceso equitativo a los servicios de VIH que salvan vidas por parte de todas las personas que lo necesitan.
El no tomar estas decisiones hacia la sostenibilidad tiene un costo muy alto. Recordemos que Latinoamérica ha tenido un aumento de 9% de nuevas infecciones de VIH desde 2010. Y en este sentido, se estima que la inacción en la respuesta al VIH en la región tendrá un costo económico acumulado de 1,970.000 millones de dólares para 2030; y para 2050, de 6.890.000 millones.
Ya no hay duda de que la soberanía sanitaria de los países de nuestra región debe ser tema central de nuestras reflexiones, esfuerzo, e inversión. Es hora de recordar a cada gobierno que invertir en la respuesta al VIH tiene un alto retorno: por cada dólar invertido hasta 2030, se genera un beneficio neto de aproximadamente 28 dólares.
Estos momentos desafiantes ponen de manifiesto que, mientras seguimos trabajando con la Administración de Estados Unidos, donantes, países, comunidades y socios para garantizar la continuidad del apoyo internacional, es imperativo que los gobiernos asuman el liderazgo, fortaleciendo el financiamiento nacional de sus respuestas al VIH, asegurando así la ruta sostenible hacia el fin del sida para 2030.