El ruidoso silencio de Petro frente a las acusaciones contra sus alfiles por violencia de género
El mutismo del jefe de Estado en los casos de Diego Cancino o Andrés Hernández contrasta con su rechazo inmediato a la acusación contra un rival político, el magistrado César Lorduy de Cambio Radical. “Debe renunciar”, dijo entonces
Hace solo dos semanas, el 13 de octubre, el presidente Gustavo Petro hizo un duro y veloz pronunciamiento tras una denuncia de acoso sexual. Ese domingo, la revista Cambio reveló el testimonio de la representante a la Cámara Ingrid Aguirre, del partido gobiernista Fuerza Ciudadana, quien había denunciado penalmente al magistrado del Consejo Nacional Electoral que impulsó la investigación de la financiación de la campaña presidencial de Petro. Se trata de César Lorduy, excongresista del partido opositor de derecha Cambio Radical. “Debería renunciar inmediatamente”, escribió en X el jefe de Estado cuando Aguirre narró que, a cambio de fallar a favor del partido de ella, Lorduy le dijo: “Me puedes pagar con tu cuerpo”. “Si aún queda decencia, el señor Lorduy debe renunciar”, repitió el presidente el día siguiente, también en X.
Esa actitud marca un contraste con el silencio que ha mantenido el jefe de Estado frente a otras denuncias de acoso, tan visibles como la de Lorduy, pero contra sus subalternos. La representante de izquierda Jennifer Pedraza le escribió a Petro en X, tras el mensaje a Lorduy: “Así es, presidente. Y que Hollman Morris y Armando Bennedetti salgan de su Gobierno”. Morris, gerente de la empresa de medios públicos, RTVC, y Benedetti, embajador ante la FAO, han sido señalados de violencia de género, pero el presidente los ha mantenido en sus cargos.
Esta semana fueron señalados dos alfiles más del presidente. Diego Cancino, preseleccionado para dirigir la Sociedad de Activos Especiales (SAE), fue señalado de acoso sexual por una activista del petrismo. Y Andrés Hernández, cónsul de Colombia en México, fue señalado de estafa y acoso por sus subalternos en el servicio diplomático. “Es inaceptable que personas como Diego Cancino, Armando Benedetti y Hollman Morris sigan en el Gobierno, y César Lorduy en el CNE”, ha dicho la congresista petrista Alexandra Vásquez. El presidente no ha dicho nada públicamente sobre los dos casos y, según le dijo Andrés Hernández al periodista Daniel Coronell, no da entrevistas por indicación de su jefe político. “Esa fue una decisión con el abogado y también con Petro”, afirmó. De ser cierto, el presidente no solo está en silencio, sino que lo recomienda pese a la gravedad de las denuncias.
El caso de Cancino pasa a la Fiscalía
El pasado domingo, la revista Cambio reveló una primera acusación de acoso sexual contra Cancino, viceministro del Interior de Petro hasta hace tres meses. Viviana Vargas, activista del petrismo y excontratista del Ministerio del Interior, dice que, en una reunión en la casa de Cancino para hablar de trabajo y política, el exconcejal de Bogotá intentó besarla a la fuerza varias veces y le tocó los senos sin su consentimiento. Vargas reveló varios mensajes de texto que respaldan su acusación. Los hechos ocurrieron cuando el filósofo había salido del Ministerio del Interior y un par de semanas antes de que el Gobierno lo presentara como su candidato a encabezar la SAE.
Aunque Petro no ha mencionado el caso, el ministro del Interior, Juan Fernando Cristo, se pronunció y se reunió con Vargas. “Rechazamos contundentemente cualquier forma de violencia de género y abuso de poder. No podemos permitir que estas conductas tengan cabida en nuestras instituciones”, ha dicho el veterano político. Alejandra Miller, directora de la Agencia de Reincorporación y Normalización, también dijo: “No puede haber sospechosos de acoso sexual en el Gobierno nacional. Que la Fiscalía investigue y se repare a la víctima”. Cancino ha aceptado los hechos, pero ha negado que constituyan actos de acoso.
Después de conocerse la denuncia de Vargas, se sumaron otras de acoso. Las periodistas Natalia Martínez y Ana María Vélez, y la activista Alejandra Omaña (conocida como Amaranta Hank) revelaron mensajes y llamadas de Cancino, en algunos casos en repetidas ocasiones en un solo día y siempre en horas de la noche o la madrugada. El viernes por la tarde, la fiscal general, Luz Adriana Camargo, anunció que se abrió una investigación contra el antiguo viceministro por el delito de acto sexual violento. Presidencia no ha aclarado si mantiene la intención de encargarle el manejo de los bienes incautados a la mafia.
El caso de Andrés Hernández, en manos de la Cancillería
La semana pasada este diario reveló que el cónsul en México, Andrés Hernández, ha sido denunciado penalmente por su antigua subalterna Sonia Cuesta. La pensionada dice que su exjefe se robó sus ahorros de varios años de trabajo: 24.564 dólares (un poco más de 100 millones de pesos). Además, la Cancillería le ha reclamado a Hernández devolver 12.700 dólares, que usó para contratar a un profesional en derechos humanos sin el permiso previo necesario. Esta semana, adicionalmente, este diario dio a conocer que Hernández, un hombre de confianza del presidente porque fue su jefe de prensa por varios años y hasta 2022, tiene más señalamientos. Por ejemplo, Sandra Babativa lo denunció ante la Cancillería y la Procuraduría por acoso laboral cuando trabajó en el consulado. “No me firmaba los documentos, me sacó de reuniones de forma grosera, me gritaba, cada vez que me reunía con él me amenazaba con echarme”, explicó.
“Andrés es profundamente violento contra las mujeres. Es un hombre misógino. Usa su poder para humillarnos”, contó una defensora de derechos humanos que, con decenas de personas más, ha pedido la salida de Hernández. “Una vez llegó con una bolsa negra llena de peluches en forma de miembros, de penes, y se los regaló a la mayoría de las mujeres del consulado. Les dijo que los pusieran en sus oficinas”, denuncia otra persona que trabajaba allá.
Petro ha guardado silencio. La Cancillería ha anunciado que abre una investigación disciplinaria. “La entidad ha requerido al funcionario para que dé las explicaciones correspondientes por las denuncias y presuntas faltas que se hayan cometido en las situaciones en las que se ha visto involucrado y han revelado los medios de comunicación recientemente”, se lee en un comunicado de prensa. Fuentes de la entidad confirman que la Cancillería también le solicitó devolver el dinero que le debe a Sonia Cuesta. “Agradezco a la Cancillería por abrirme proceso disciplinario para poder aclarar todo lo relacionado con mis labores como cónsul en México, labores y decisiones que están sustentadas y soportadas documentalmente. No habrá más pronunciamientos”, dijo Hernández.
Hollman Morris, Armando Benedetti y Mauricio Lizcano
En los casos de Morris y Benedetti, dos hombres muy cercanos al presidente en la política, y que han sido acusados de violencia de género, Petro no solo ha callado sino que los ha nombrado en sus cargos. Morris ha sido señalado por subalternas de acoso sexual y laboral, por su exesposa de violencia intrafamiliar, y por una periodista de intentar besarla a la fuerza. Los casos se han archivado o no han prosperado, y él insiste en su inocencia. Recientemente fue señalado de acoso laboral por dos exdirectoras en RTVC, pero los casos se archivaron cuando cambió su cargo de subgerente a gerente. Benedetti, por su lado, es investigado por la Fiscalía y la Cancillería después de que su esposa lo denunció en España por agresión. Laura Sarabia, mano derecha del presidente y exaliada de Benedetti, lo denunció además ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos por el lenguaje misógino hacia ella.
Algo similar ha ocurrido con el excongresista Mauricio Lizcano. El presidente no se pronunció cuando una mujer lo acusó de haber intentado besarla a la fuerza y haberle dicho que ese era el camino para trabajar con él, cuando era senador. Poco después lo movió de la secretaría de la Presidencia al gabinete como ministro de Tecnologías de la Información y las Comunicaciones, donde se mantiene tan firme como Lorduy en el CNE, pero sin las críticas presidenciales.