Roy Barreras, el peaje de las grandes reformas en el Congreso

El presidente del Senado vuelve a emerger como un operador político clave cuando los legisladores se reúnan a partir de esta semana

Roy Barreras, presidente del Senado, el 9 de noviembre de 2022.VANNESSA JIMENEZ

El experimentado senador Roy Barreras, uno de los principales escuderos de Gustavo Petro desde la campaña que lo llevó al poder, parece estar en todas partes. O al menos en todas las discusiones. Desde la presidencia del Congreso ha demostrado, una vez más, ser un sagaz operador político para empujar las iniciativas del Gobierno. Y cuando se inicien las sesiones extraordinarias, convocadas a partir del próximo martes, vuelve a erigirse como un ho...

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El experimentado senador Roy Barreras, uno de los principales escuderos de Gustavo Petro desde la campaña que lo llevó al poder, parece estar en todas partes. O al menos en todas las discusiones. Desde la presidencia del Congreso ha demostrado, una vez más, ser un sagaz operador político para empujar las iniciativas del Gobierno. Y cuando se inicien las sesiones extraordinarias, convocadas a partir del próximo martes, vuelve a erigirse como un hombre clave para el trámite de la ambiciosa agenda legislativa del mandatario.

El primer semestre del nuevo Congreso se consumió en los debates en torno a la reforma tributaria y la paz total. Las amplias mayorías legislativas en ambas cámaras del autodenominado Gobierno del cambio funcionaron, en general, como una aplanadora. Allí cumplieron un papel destacado tanto Barreras como el presidente de la Cámara de Representantes, David Racero. Ambas corporaciones se mostraron comprometidas. En una decisión estratégica, Petro postergó las grandes reformas sociales que buscan replantear el sistema laboral y de seguridad social (la de la salud, las pensiones y la laboral) para este año, cuando el Congreso se vuelve a reunir a partir del 7 de febrero. “El país nos va a recordar por las transformaciones sociales”, le decía en diciembre a este periódico Racero, el presidente de la Cámara.

Barreras ha militado en distintos partidos. Respaldó en su momento a Álvaro Uribe y después a Juan Manuel Santos. Se reveló como un protagonista de la negociación de paz con la extinta guerrilla de las FARC, y se sumó al equipo negociador en La Habana. Es un político que nunca se ha mostrado nítidamente de izquierdas. El representante Racero, por contraste, viene de la entraña del Pacto Histórico y los movimientos que impulsaron a Petro hasta la Casa de Nariño. “Se le reconoce a Roy Barreras su capacidad de traer otros sectores a este gran Frente Amplio al que desde un principio invitó el presidente”, señalaba entonces Racero. “Hoy nuestro proyecto de país no es un proyecto de izquierda, es un proyecto nacional. Hay otros sectores sociales y políticos que se ven inmersos. De eso se trata gobernar. Uno gobierna no para un partido, uno gobierna para un país”.

Todos los observadores coinciden en reconocer el eficaz papel de Barreras en el Capitolio. Pero en este nuevo año su compromiso se ha puesto en duda, en particular por los reparos que ha ventilado con respecto a acabar el sistema de salud actual y construir otro sin una transición adecuada, o a la función de aseguramientos e intermediación financiera de las Entidades Promotoras de Salud (EPS).

El ahora legislador es médico de profesión, ejerció por 20 años, ha hecho buena parte de su carrera política desde ese sector y además actualmente se trata de un cáncer de colon. Las quimioterapias no lo han detenido. “El actual sistema lleva 30 años de construcción y aún requiere mejorar. Y mientras se construye el nuevo, ¿quién atenderá la salud de los 50 millones de colombianos? Reforma sí pero sin poner en riesgo la salud de todos”, escribió en un mensaje en sus redes sociales que causó revuelo. Varios partidos de la coalición de Gobierno han mostrado desde entonces sus propias dudas sobre la reforma que promueve la ministra Carolina Corcho, un gran foco de fricción política.

Roy, como todos lo conocen, ha marcado distancia con otros anuncios del Gobierno, como no sellar nuevos acuerdos de exploración de hidrocarburos y levantar órdenes de captura a miembros de organizaciones criminales para negociar la llamada paz total. Rechazar la posibilidad de que los de narcotraficantes acudan a la justicia transicional en lugar de a la ordinaria incluso le valió amenazas de muerte que lo llevaron a sacar a sus hijos del país, según denunció el pasado viernes.

Las señales que reivindican algún grado de independencia se han acumulado en las últimas semanas. No se quedó callado cuando Alejandro Ocampo, un representante del Pacto Histórico, criticó por nombre propio a la exgobernadora del Valle del Cauca y directora del Partido de la U, Dilian Francisca Toro. Barreras, vallecaucano como ambos y antiguo miembro de La U, acusó a Ocampo de rencillas políticas. “El cambio estructural son las reformas y no los apetitos de poder locales”, reaccionó. “Las reformas pasan gracias a la coalición de Gobierno con los partidos aliados. Maltratarlos es mala idea. Se puede competir sin agravios”, señaló de cara a las elecciones locales de octubre.

Ante las sospechas de un distanciamiento más de fondo con el Ejecutivo, sin embargo, también ha dado señales de seguir alineado. Su nueva colectividad, La Fuerza de la Paz, surgida de una escisión dentro del Pacto Histórico, se declaró la semana pasada como partido de Gobierno. Al anunciar que cumplía con ese trámite, el partido reiteró que Barreras “está comprometido con las reformas”. “No tengo ninguna distancia con el presidente Gustavo Petro. Tengo distancias argumentales con algunos de los intermediarios, los que no entienden la visión del presidente”, le dijo Barreras a la revista Semana en una extensa entrevista publicada el fin de semana. Ahí reiteró estar “muy preocupado” por la reforma a la salud y fustigó a la ministra Corcho, a la que calificó de “arrogante” y “radical”. “Necesitamos ministros que ejecuten las órdenes del presidente, y no activistas”, aseguró.

“Roy lo que hace es catalizar los deseos del presidente”, apunta la analista Mónica Pachón, doctora en Ciencia Política y profesora asociada de la Universidad de los Andes. “Es un gran conocedor de los intereses de los legisladores, especialmente de sus antiguos compañeros de bancada. Entiende qué hay que dar, cómo hay que intercambiar, cómo hacer esa articulación política para llegar al propósito de pasar estas reformas en tiempo récord”, añade. “Si tiene algún reparo con la reforma a la salud, pues eso va a ser una discusión interesante. Ahí potencialmente él puede ser un moderador, pero el rol que ha jugado hasta ahora no ha sido ese”, concluye.

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