Cosas que se podrían hacer en 4 horas y 24 minutos: la reflexión sobre el tiempo que pasamos cada día en el móvil
Una carta a la directora de EL PAÍS, titulada “El ‘scroll’ infinito”, se hace viral e invita a debatir acerca del tiempo gastado -o invertido- en pantallas
Es algo común pensar que uno invierte demasiado tiempo frente a las pantallas. Pero no es tan habitual echar la cuenta. Rocío García Vijande envío desde Gijón su resultado a la sección de Cartas a la Directora de EL PAÍS. Su escrito, titulado El ‘scroll’ infinito, ha viralizado tras publicarse en la cuenta de Instagram de EL PAÍS Opinión el domingo. Más de 137.000 ‘me gusta’ y una ristra de comentarios se sumaban al debate abierto por las 4 horas y 24 minutos que mencionaba esta lectora.
La carta empieza explicando el tiempo que utilizó su teléfono móvil el día anterior en horas y minutos. Y prosigue con una justificación: “No recuerdo haber hecho nada realmente importante con ese tiempo. Solo deslicé el dedo, miré vídeos, leí publicaciones, salté de una cosa a otra sin darme cuenta”. Muchos lectores se han sentido identificados. El boletín Cero Notificaciones (al puedes apuntarte aquí) propone hacernos ver por qué nos cuesta llevarnos bien con algunos aspectos de la tecnología que habían venido a hacernos la vida más fácil y da algunas claves para tener una relación más sana con las pantallas.
En la carta, la lectora también reflexiona sobre cómo se invertía el tiempo antes de la llegada de los smartphones e internet: “Se hablaba sin interrupciones, se leían libros con calma, se escribían cartas. Había tardes de paseo, de juegos, de aprendizaje”. Una horas que, recalca Rocío, “no se evaporaban, se usaban”. Algunos lectores le replicaron que “antes del móvil nos distraíamos con otras cosa” y que todo es cuestión de autocontrol. Un estudio reciente apunta que los algoritmos de las redes nos pueden sumir en un bucle de aburrimiento: saltar de un vídeo a otro en Instagram o TikTok hace que los usuarios presten menos atención y no logren encontrar sentido a lo que ven.
Rocío admite que, si no le dedicara tantas horas a las pantallas, podría invertir su tiempo en otras actividades como “escribir o tocar un instrumento”. Cuenta que podría tener conversaciones con otras personas sin la necesidad de estar pendiente del móvil y ver si tiene alguna notificación nueva. En su escrito, plantea la hipótesis de disfrutar del aburrimiento para adquirir conocimiento: “Tal vez me permitiría aburrirme y, en ese vacío, encontraría nuevas ideas”. Por último, finaliza con una reflexión del tiempo que no recuperaremos: “Se va, no vuelve. Y cada día, sin darnos cuenta, dejamos que nos lo roben”.
La publicación en Instagram ha generado debate entre los usuarios. Están los que destacan que cada uno es responsable de sus actos. “Si no quieres usar el móvil, no lo uses. Tienes la voluntad de cambiar. Es tu decisión, la de nadie más”, comenta uno. Otros que se quedan a medio camino y admiten que lo usan, pero en su justa medida. “Yo utilizo mucho el móvil porque me aporta mucho valor. Y también lo dejo dentro de una caja en modo avión para leer o vivir”, expone un usuario en otra de las respuestas. Y, por supuesto, hay quien se siente representado.
El motivo por el que pasamos con el móvil más tiempo del que queremos
Pasar tanto tiempo enganchados al teléfono móvil tiene una explicación. En el artículo El bucle sin fin: por qué pasamos en el móvil más tiempo del que queremos, la periodista Ana Bulnes señala varias razones y análisis que ayudan a entender la facilidad con la que el tiempo pasa tan rápido cuando estamos enganchados a un dispositivo electrónico. “Uno de los principales culpables de que el smartphone nos absorba sin que nos demos cuenta es el diseño de las aplicaciones, pensado precisamente para atrapar y hacernos querer volver“. La periodista aclara que, según el estudio ‘En la madriguera del conejo: cómo el consumo previo de medios influye en el consumo posterior de medios’, publicado en 2021, “los usuarios que habían visto cinco vídeos musicales seguidos tenían un 10% más de probabilidades de elegir ver otro más que quienes habían visto tan solo uno. Si, además, percibimos que esos vídeos pertenecen a la misma categoría, es un 21% más probable que veamos uno más, algo muy relevante para todas las secciones de vídeos o contenidos relacionados que nos aparecen al terminar algo”.
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