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Un grupo de madres busca a sus hijos emigrantes desaparecidos en México

Unas 40 mujeres centroamericanas marchan por la República para encontrar a aquellos que huyeron hacia EE UU desde sus países

Elena Reina
La XI Caravana de madres de migrantes desaparecidos.
La XI Caravana de madres de migrantes desaparecidos.PEP COMPANYS

Un grupo de chicas observa con atención decenas de fotografías amontonadas en el suelo. "Las mujeres cambiamos mucho con el maquillaje", advierte una joven que no llega a la mayoría de edad. Alrededor de las imágenes se ha formado un círculo de madres de migrantes desaparecidas y una decena de prostitutas del centro del Distrito Federal. "¿Seguro que no les suena su cara? Mírenla otra vez, por favor", ruega una madre, casi obligándolas a recordar, desesperada por saber si su hija está viva. 

Una caravana de 38 madres de migrantes desaparecidos ha llegado desde Nicaragua, Honduras, El Salvador y Guatemala al país donde sus hijos desaparecieron del mapa en su ruta hacia Estados Unidos. Siguen su rastro a pie por todos los puntos del país por donde pudieron pasar, concretamente por las ciudades y pueblos más afectados por el crimen organizado. Decididas y sin miedo los buscan a ellos en cárceles, cementerios, hospitales; a ellas, en prostíbulos. Una marcha que ha organizado desde hace 11 años el Movimiento Migrante Mesoamericano y que comenzó el pasado 30 de noviembre. Las madres, acompañadas de diferentes ONG centroamericanas y mexicanas, continuarán su ruta por Veracruz, Puebla y Oaxaca. 

Según la última cifra de la Comisión Nacional de Derechos Humanos, unos 20.000 migrantes por semestre son interceptados en México en su ruta a la frontera estadounidense. "Desde que no se suben a La Bestia [el tren que cruza el país] se esparcen como hormiguitas tomando rutas donde el crimen organizado está más fuerte", señala Martha Sánchez Soler, la representante del Movimiento Migrante.

Los buscan a ellos en cárceles, cementerios, hospitales; a ellas, en prostíbulos

En el DF han protagonizado una marcha poco común. Después de atravesar la plaza principal, el Zócalo, se han desviado hacia uno de los focos rojos de la trata de personas en México, el barrio de La Merced. El lugar es también uno de los centros de comercio más significativos de la capital. El grupo ha irrumpido en sus laberínticas calles, abarrotadas de gente que vende y compra cualquier cosa, para terminar en la casa de la Brigada Callejera, una asociación civil encargada de dar apoyo a las trabajadoras sexuales y víctimas de trata. Uno de los puntos por donde habían podido pasar sus hijas desaparecidas, algunas hace más de 15 años.

Todas cuelgan del cuello las fotos de sus hijos e hijas. María Damas García lleva buscando a la suya desde hace 7 años, cuando salió de Guatemala para ir a trabajar a Cancún. No se supo nada más de ella. Habla siempre en presente de Isabela, que ahora debe tener 34 años. Algo parecido le ocurrió a Clarivel Mendoza con su hijo Marvin Alberto Guerra, desaparecido en 2013. Emigró de El Salvador para llegar a Estados Unidos y trabajar el tiempo suficiente para regresar y poder casarse con Estela, una joven que sigue esperándolo.

En la cola de la manifestación una de ellas camina sonriente. Gloria Saéz Santeliz ha encontrado a su hermana después de casi ocho años. Argumenta que no sabe por qué Esperanza no se puso en contacto con ella hasta el martes pasado: "Ya me contará. Estoy segura de que no le ha podido pasar nada bueno. De Coatzacoalcos [Veracruz], donde se encuentra, todas hemos escuchado historias escalofriantes". 

Unos 20.000 migrantes por semestre son interceptados en su ruta a la frontera estadounidense

Una de las peticiones del Movimiento Migrante Mesoamericano es que se faciliten los mecanismos legales para que cualquiera pueda denunciar la desaparición de un familiar desde su país de origen y que puedan seguir su caso fuera de las fronteras. Rubén Figueroa, uno de los responsables de la organización, explica que sólo un 10% de los casos de desaparecidos han sido documentados. "La mayoría queda en el olvido", sentencia. 

De los retratos que fueron analizando en la azotea de la Brigada Callejera de La Merced , y bajo la presión de los familiares, aseguraron reconocer a tres de ellas. "No sé si trabaja libre o para alguien, pero estoy segura de que trabaja en ese lugar, No muy lejos de aquí", asegura la única prostituta que no se está tapando la cara con su chamarra, a modo de hiyab. La madre de la chica a la que acaban de reconocer, alta con el cabello rubio, no ha podido venir con la caravana.

El siguiente paso es acercarse a través de las trabajadoras sexuales, que se juegan la vida por poner en evidencia lugares donde se cometen delitos de trata de personas. A las madres sólo les queda esta vía, no se fían de las autoridades. "Si yo sé que mi hija está en un burdel. Entro y no me importa nada", sentencia una de ellas.

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Sobre la firma

Elena Reina
Es redactora de la sección de Madrid. Antes trabajó ocho años en la redacción de EL PAÍS México, donde se especializó en temas de narcotráfico, migración y feminicidios. Es coautora del libro ‘Rabia: ocho crónicas contra el cinismo en América Latina’ (Anagrama, 2022) y Premio Gabriel García Márquez de Periodismo a la mejor cobertura en 2020

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