Videoanálisis | ¿Cómo es vivir en China con el nuevo confinamiento?

La corresponsal de EL PAÍS en Pekín, Macarena Vidal Liy, analiza la nueva cotidianeidad en China con la política de covid cero

Calles sin apenas tránsito, parques desiertos, colegios que no saben cuándo van a poder volver a abrir, restaurantes que no tienen permitido abrir las puertas más que para entregar comida a domicilio. Pekín lleva tres semanas viviendo un brote de Covid-19 con una tasa de contagios que ronda las 50 personas diarias, en una población de 22 millones de personas. Puede parecer un número bajo, pero es suficiente para que la población se tenga que someter a una prueba PCR diaria, cuyos resultados se cargan automáticamente en la aplicación de salud del móvil de cada uno. Si una persona no se hace la prueba, a las 48 horas recibe un recordatorio desde su aplicación que le indica que debe realizarse una prueba diagnóstica para acceder a espacios públicos. En el vídeo que acompaña a esta noticia, la corresponsal de EL PAÍS en Pekín, Macarena Vidal Liy, explica desde la capital cómo es vivir en China con el nuevo confinamiento que el Gobierno ha impuesto para tratar de contener los nuevos brotes de coronavirus.

La actividad económica de China registró este abril su mayor contracción en dos años y medio, debido a los estrictos confinamientos totales o parciales en algunas de sus principales ciudades, como parte de la política de covid cero con la que el Gobierno en Pekín trata de combatir a la pandemia. Esa política consiguió que China mantuviera en mínimos su contador de casos de covid durante casi dos años, tras ser el país en el que se detectaron los primeros contagios. Pero desde la entrada de la variante ómicron, mucho más contagiosa en su territorio este febrero, la estrategia ha tenido un fuerte impacto negativo en la economía, especialmente en los desplazamientos y el transporte, las cadenas de suministro y el consumo. Ciudades como Pekín, de 22 millones de habitantes y que no se encuentra oficialmente confinada, han impuesto el teletrabajo y cerrado los colegios ante la persistencia de un pequeño brote. Shanghái, el corazón económico del país —acapara el 5% del PIB nacional—, se encuentra bajo un duro cierre que en algunos casos llega a los dos meses, y solo ahora comienza a ver la luz al final del túnel.

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