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La caza de migrantes del ICE se expande a las redes sociales

El Departamento de Seguridad Nacional está buscando compañías privadas para establecer una operación de vigilancia cibernética permanente para impulsar las detenciones y deportaciones

Su perfil de Instagram podría ser usado para justificar su deportación. Las autoridades migratorias de Estados Unidos están buscando contratar a decenas de analistas para recabar información personal a través de publicaciones, comentarios y mensajes en Facebook, TikTok, YouTube, X y otras redes sociales que se utilizarán como pistas e inteligencia para llevar a cabo redadas y operativos contra inmigrantes. La iniciativa, parte de una serie de contratos recientes con empresas tecnológicas, busca ampliar la capacidad del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE, por sus siglas en inglés) para vigilar a la gente a través de sus redes sociales a niveles que amenazan con violar derechos constitucionales.

El Departamento de Seguridad Nacional (DHS) ha publicado una licitación buscando compañías privadas que puedan emplazar al menos 30 analistas en centros de vigilancia del ICE en Williston (Vermont), al noreste, cerca de Canadá, y en la ciudad californiana de Santa Ana. El encargo es una operación de vigilancia constante, las 24 horas del día, utilizando la última tecnología, incluyendo inteligencia artificial, que respalde los esfuerzos para incrementar las deportaciones. El Gobierno solicita “servicios de análisis y generación de pistas” que “cumplan con la misión de aplicación de la ley del ICE” para localizar a quienes “representen un peligro para la seguridad nacional”.

Las informaciones recabadas partirán “de bases de datos comerciales y policiales, así como de otras fuentes accesibles al público, incluidos medios abiertos y plataformas de redes sociales”, cuya vigilancia estará integrada en el flujo de trabajo de “selección de objetivos” del ICE. Los documentos también indican que la IA aumentará la eficiencia en la identificación de individuos.

La iniciativa es parte de la histórica ofensiva migratoria de la Administración de Donald Trump, que ha prometido deportaciones masivas y ha establecido cuotas de arrestos diarios de, según numerosos reportes, hasta 3.000 detenciones por jornada, cifra que, hasta el momento, nunca ha sido alcanzada. Aun así, como resultado de la política migratoria trumpista, el ICE se ha convertido en la agencia más poderosa del Gobierno federal, con acceso a los datos de otras dependencias, como el Servicio de Impuestos Internos (IRS) y el Departamento de Salud. Además, ha recibido miles de millones de dólares —entre 70.000 y 170.000 millones, dependiendo de lo que se incluya en el cálculo— de la reforma fiscal de Trump aprobada el pasado verano, que establece una partida de 5.900 millones para “nueva tecnología”. Como punto de comparación, el FBI dispone en total de poco más de 10.000 millones de dólares anuales.

Con ese dinero ya a su disposición, el ICE ha impulsado su esfuerzo de vigilancia a gran escala, incluyendo en las redes sociales, aprovechando el alcance masivo que ofrecen las empresas privadas de tecnología. Esto ha puesto en alerta a defensores de los derechos civiles y de los inmigrantes por los riesgos que presenta esta práctica a la libertad de expresión, la privacidad y la democracia.

“Casi cualquier cosa que la gente publique en redes sociales puede potencialmente ser usada en su contra. Cualquier publicación en un grupo de WhatsApp o en una página de Facebook puede ponerlos en el radar del ICE”, explica Alberto Fox-Cahn, abogado y fundador del Proyecto de Supervisión de Tecnología de Vigilancia (STOP, por sus siglas en inglés), que aboga por los derechos civiles con un enfoque en la vigilancia gubernamental.

La forma en que el ICE está usando las redes sociales para vigilar a las personas “socava la democracia”, sostiene. “Están utilizando muchas herramientas para acceder a información que la gente cree privada”. Según el experto, las cuentas restringidas solo para seguidores aprobados ofrecen una falsa expectativa de privacidad porque “el ICE y otras agencias policiales han creado enormes redes de cuentas falsas para recolectar información”.

“Muchas personas usan WhatsApp, que está cifrado, sin darse cuenta de que la información sobre cada comunicación que tienen está disponible para el ICE y otras agencias de la ley”, agrega. Meta, la empresa matriz de WhatsApp, no respondió a una solicitud de comentarios para este reporte. Tampoco lo hizo el DHS ni el ICE.

El creciente uso de la tecnología en la campaña de deportaciones

La licitación de servicios de monitoreo en redes sociales es solo la más reciente de una serie de contratos con empresas de tecnología destinados a expandir las capacidades de vigilancia del ICE. Esto incluye uno de 30 millones de dólares con la empresa Palantir, cofundada por el controvertido multimillonario de extrema derecha y antiguo socio de Elon Musk, Peter Thiel, para desarrollar ImmigrationOS, una aplicación que usa IA para identificar y localizar a personas en situación migratoria irregular. Palantir ha obtenido más 900 millones de dólares en contratos del Gobierno desde que Trump empezó su segundo mandato, según The New York Times.

Estudios indican que los contratos evidencian un aumento en el uso de tecnología, inteligencia artificial y análisis de redes sociales para fortalecer la infraestructura de vigilancia del ICE en todo el país. Un informe de la organización de defensa de los inmigrantes Mijente titulado ¿Quién está detrás del ICE? Las empresas tecnológicas y de datos que impulsan las deportaciones advertía ya en 2023 que el ICE utiliza cada vez más infraestructura en la nube, y programas de análisis de datos y redes sociales suministrados por proveedores privados. El informe detallaba cómo las redes sociales alimentan un andamiaje que amplía la capacidad del ICE para generar pistas.

En otro informe más reciente, de agosto de este año, la American Immigration Council destaca la necesidad de supervisar con auditorías independientes estos sistemas impulsados por inteligencia artificial que pueden cometer errores cuyas consecuencias son graves. Las personas pueden ser detenidas, perder su estatus legal o incluso terminar deportadas indebidamente, advierte la organización de defensa de los inmigrantes, y dice que “algunos ingenieros de Palantir han expresado preocupación por la carga ética” de diseñar estas herramientas. “Argumentan que construir sistemas capaces de vigilancia masiva, especialmente sin una supervisión adecuada, cruza una línea peligrosa de proteger las libertades civiles que sustentan la democracia a socavarlas abiertamente”, señala.

Fox-Cahn, de STOP, destaca “lo invasivo” de la tecnología y el riesgo que puede suponer para los migrantes. “Sabemos que la gente va a ser puesta en la mira de forma sistemática por sus creencias políticas, por su religión, por cosas que se supone están protegidas por nuestra Constitución”, indica.

Ismael Labrador, un abogado de inmigración radicado en Miami, asegura que varios clientes le han expresado preocupación sobre sus publicaciones en redes sociales. Después de una redada en un club nocturno de Miami, un cliente le preguntó si era posible que una foto en la discoteca que publicó en Facebook pudiera haber alertado a las autoridades. Labrador dice que advierte a sus clientes solicitantes de asilo, a quienes el Gobierno “está persiguiendo”, que tengan cuidado con lo que publican porque “cualquier comentario que no esté alineado con los principios [de esta Administración] puede ser malinterpretado”.

Thomas Kennedy, de la Coalición de Inmigrantes de Florida (FLIC), dice que los contratistas del Gobierno monitorizando las redes sociales “van a estar buscando a ver si alguien ha publicado una opinión política, algo hiperbólico” para hacer lo que llaman una “expedición de pesca”, una búsqueda amplia e infundada sin motivos específicos.

Mientras la presencia de agentes del ICE en las ciudades del país caldea el ambiente y empuja a las sombras a los inmigrantes, sean documentados o indocumentados, la sombra de las autoridades migratorias también se cierne ahora sobre el espacio cibernético.

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