Gala 7 de ‘Operación Triunfo’: un acontecimiento histórico y el peor escenario para la favorita
Por no vivir ajenos al ‘zeitgeist’, en la Academia han hecho un vídeo de reacción al videoclip de Rosalía cuando lo que realmente sería excepcional es ver un vídeo de reacción de Rosalía a una gala de OT
Llegamos a la séptima gala en una semana que parece normal, pero no lo es. Primero, porque según leo, el miércoles llega la superluna del Castor. ¿Recuerdan cuando las lunas tenían cuatro fases y ya? Pues eso es pasado; ahora cada treinta días vemos una luna mágica y excepcional que no se ha visto jamás, al menos desde el mes pasado. Y segundo, porque el viernes escucharemos el nuevo disco de Rosalía. Con todo lo que se ha escrito sobre una sola canción, me pregunto si quedará espacio en Internet para divagar sobre el disco entero. No lo tengo claro, tal vez colapsemos la red de redes y tengamos que volver al MS-DOS, el Paint y los zumbidos de MSN Messenger de cuando las lunas eran corrientes y molientes. Por no vivir ajenos al zeitgeist, en la Academia han hecho un vídeo de reacción al videoclip de Rosalía cuando lo que realmente sería excepcional es ver un vídeo de reacción de Rosalía a una gala de OT. Eso es para exhibirlo en el MoMA.
En esta semana de acontecimientos interplanetarios, hemos tenido una gala de ex. Pero no me piensen en salseo porque esto no va de eso, no son ex sentimentales, sino exconcursantes de OT. La grupal ha sido el Qué bonito es querer de Manuel Carrasco y también hemos escuchado temas de Aitana y Lola Índigo. ¿Una forma de reivindicar la utilidad del formato o la constatación de que llegará el día en que todos los cantantes que escuchamos en las radiofórmulas hayan pasado por un talent?
Aitana fue la elegida por Olivia para intentar quedarse en la Academia. Cantó Superstar, que es otra de esas canciones en las que habla de su vida, porque ella es de la escuela de pensamiento de Shakira, Taylor Swift o Nora Ephron, que en Se acabó el pastel escribió eso de “porque si cuento la historia, no me duele tanto. Porque si cuento la historia, puedo soportarla”. Son gente que sabe monetizar el dolor. Pocas cosas envidio más. Ellas ganan dinero tras una ruptura y yo me lo gasto en ginebra y valeriana.
Para intentar salvarse, Laura miró más atrás y cantó Greatest Love of All de Whitney Houston, que es una canción tan de OT 2004 que, en lugar de votar en la app, he estado a punto de mandar un SMS. Eligió el lucimiento, pero creo que nadie, ni siquiera la propia Laura, pensaba que tenía la más mínima posibilidad y, con casi un setenta por ciento de los votos, las predicciones se confirmaron; Olivia se queda una semana más en la Academia.
Llevamos siete galas, pero Cristina y Claudia han cantado el End of the World de Miley Cyrus como si fuese la primera, y no me refiero a la ilusión que le han puesto al asunto, que ha sido enormísima. Ambas habrían ido directas a la nominación de no ser porque esta semana las redes han decidido que había que hacer favorita a Claudia. Este año nos han robado toda la emoción. Chafadísima se quedó Leire Martínez por no poder nominarla y le tocó a Cristina, a la que no le apreciaron su capacidad para inventarse parte de la letra. Se valora que Rosalía cante en alemán en Berghain, pero se desprecia el inglés inventado, cuando ese esperanto musical en el que llevamos décadas vociferando éxitos anglosajones es el verdadero idioma a reivindicar.
Hay tantas dudas sobre la cultura musical de los participantes que Chenoa preguntó con miedo si Tinho sí conocía el Let’s Dance de David Bowie con el que cantó por primera vez en solitario, imagino que a sabiendas de que Noemí Galera todavía no se ha repuesto de que los concursantes no sepan quién es Björk. Tinho, ataviado de nuevo con un conjunto que nos lleva a pensar que alguien de vestuario y maquillaje tiene un asunto personal con él, mostró lo que pasa cuando a alguien se le saca de su zona de confort. Qué necesidad. Con lo difícil que es encontrar confort en esta realidad tenebrosa con la que nos toca lidiar, lo que hay que hacer es aferrarse a él con todas las fuerzas. El gallego y sus ojos pintados, que más que a Bowie recordaban a una stripper tras una mala noche en el club, se llevaron una nominación.
¿Y qué puede haber más confortable que una canción de Alejandro Sanz? Sus baladas desgarradas son como un tresillo de polipiel y sobre él se recostaron emocionalmente Gulle Toledano y Lucía mientras entonaron Siempre es la noche. Tal vez con demasiado relajo y un exceso de confianza, porque como nunca se sabe dónde está el peligro, Toledano se llevó una nominación algo inesperada porque, ¿acaso no ha cantado exactamente igual todas las semanas?
Después llegó Guillo Rist y con Catarata de BAJOCERO X (vale, ellos no conocen a Bjork, pero, ¿cuántos conocían a BAJOCERO X antes de ayer? Ahí lo dejo) justificó ese mensaje previo de Amazon sobre las secuencias y patrones de luces que siempre ignoramos como los mensajes de los auxiliares de vuelo durante el despegue. Qué derroche de luminotecnia y eso que no se ha reactivado la excepción ibérica. Lo de Guillo anoche requería tanto esfuerzo físico que podría ser una disciplina olímpica y nos lleva a preguntarnos por qué a algunos concursantes se les exige tanto y otros pasan gala a gala con lo justito. Guillo es la Ruslana de esta edición. Es como ese trabajador al que le caen encima todas las responsabilidades mientras sus compañeros, por el mismo sueldo, salen a la hora en punto y después de haberse pasado la jornada laboral mirando ofertas en Shein. Tras ver lo que ha hecho, me subo en la mesa como Ángel Llácer en Tu cara me suena para gritar: ¡¡¡Guillo Rist tiene que ganar OT2025!!! Aunque tal vez lo que tendría que preguntarme es qué hace Guillo Rist en OT2025. Y no piensen que es que la cercanía de la luna del Castor me empieza a nublar los sentidos; el jurado, ese jurado que ha pasado de tener un protagonismo tal vez excesivo a poder ser sustituido por una IA, y no de las más sofisticadas, sin que nadie repare en ello, se puso en pie y Abraham Mateo lo consideró un hecho histórico y le dedicó un aplauso lento. ¡Un aplauso lento! No puede haber mayor honor.
Estar por estar
Tampoco tiene mucho sentido que esté ahí dentro Téyou, que tiene tanto estilo propio que todas las canciones de otros resultan extrañas en su voz. A veces parece que está por estar, pero como Guillo, está tan hecha ya como artista que puede sacar adelante la preciosa Don’t Look Back In Anger de Oasis sin demasiado esfuerzo, aunque no sea nada de su cuerda, tampoco de la de Crespo, pero ambos salieron indemnes de su ejecución.
Tan de la cuerda de María Cruz que es la canción que iba a elegir si la nominaban es La reina de Lola Índigo, cuya mención siempre nos recuerda que el orden de salida del programa —fue la primera expulsada de su edición— no tiene la más mínima importancia a la hora de triunfar o no. María Cruz celebró su cumpleaños con nominación y sin canción comodín. ¿Recuerdan cuando la semana pasada Tinho celebró el suyo siendo favorito y con 3.000 euros en la buchaca? Pues a María Cruz, no es que no le hayan dado nada, es que no le han dado nada, y encima le han quitado algo. Cuando hoy crea que se le está torciendo el día, piense en María Cruz.
Los profesores salvaron a Guille Toledano porque saben que un fandom enardecido hace más ruido —o porque realmente consideran que ahora mismo está por encima de Cristina en esfuerzo y ejecución (insértense aquí risas enlatadas)— y los compañeros se decantaron por igual por María Cruz y Tinho, lo que provocó un movimiento dramático e inesperado, de esos que desdicen a los que creen que todo está guionizado siempre y que tuvo más emoción que las seis galas previas. Claudia, la favorita, que había elegido salvar a Cristina, su compañera de griterío desempastado, se vio obligada, inesperadamente, a tener que elegir entre María Cruz y Tinho, lo que le causó un pequeño ataque de ansiedad. O no tan pequeño. Estando disponibles los profesores y el jurado, ¿debe recaer ese peso en una persona que se supone ha sido premiada? Las reglas del programa dicen que sí. Susto y trato todo en uno, puro Halloween. Y no es por amargarle más la semana a María Cruz, pero con lo claros que este año están los afectos online, parece obvio que esta va a ser su última semana en la Academia. O sea que si alguien quiere emoción, que se pase por Netflix y vea Una casa llena de dinamita. Kathryn Bigelow sí que sabe cómo generar tensión.