Una superestrella con cerebro y corazón

Hubo una larga época en la que veía el fútbol en la televisión acompañado de amigos. Los silencios entre nosotros eran mínimos. Las voces de los comentaristas, con gloriosas excepciones, pasaban a ínfimo plano. O servían para que compartiéramos la risa y el pasmo ante las incontables majaderías, frases hechas, tópicos, patadas al diccionario, que salían de sus nada cultivadas bocas.

Desde hace mucho tiempo, veo los partidos en soledad y prescindo frecuentemente de la banda sonora. Es lamentable escuchar gran parte de la narrativa y los comentarios que hacen en DAZN. Y también llevo déc...

Hubo una larga época en la que veía el fútbol en la televisión acompañado de amigos. Los silencios entre nosotros eran mínimos. Las voces de los comentaristas, con gloriosas excepciones, pasaban a ínfimo plano. O servían para que compartiéramos la risa y el pasmo ante las incontables majaderías, frases hechas, tópicos, patadas al diccionario, que salían de sus nada cultivadas bocas.

Desde hace mucho tiempo, veo los partidos en soledad y prescindo frecuentemente de la banda sonora. Es lamentable escuchar gran parte de la narrativa y los comentarios que hacen en DAZN. Y también llevo décadas en Televisión Española siendo testigo de las indesmayables majaderías que suelta un tal Juan Carlos Rivero. También venden continuamente publicidad de la casa. Y cuando intentan ponerse líricos, castizos o ingeniosos, te asalta la vergüenza ajena. Deben de tener éxito entre un público ágrafo o analfabeto, aquellos que en los viejos tiempos denominaban al fútbol como el furbo.

Y algunas locuciones pueden ser atractivas y modélicas. Carlos Martínez es un narrador puro. Álvaro Benito sabe todo el rato de lo que está hablando. Añoro el humor, la ironía, el conocimiento y el talento de aquel tipo admirable y querible llamado Michael Robinson. Es un lujo disponer de alguien con brillante capacidad expresiva escribiendo y hablando como Jorge Valdano. Sólo le pondría una objeción y es que encarna en todo, la perfección. Qué suerte.

No voy a los campos de fútbol a embriagarme con las tácticas y los sistemas de los entrenadores. Soy mitómano. Amo el arte. No desvío en el Bernabéu jamás la mirada de magos como Butragueño, Zidane, Bellingham y un tipo con tanto genio en sus pies y en su cabeza llamado Mbappé.

En ese programa brillante y necesario llamado Universo Valdano entrevista al niño prodigio. Si en el campo su magia provoca felicidad en la charla con Valdano también te enamora su naturalidad, su inteligencia, su sencillez, su cordura, su decencia. Todo en él parece de verdad. Le pregunta Valdano: “¿Tener ideas provoca enemigos?”. Mbappé le responde: “Si tienes enemigos es que haces las cosas bien”. El astro tiene 26 años. Por su actitud y por lo que dice podría tener 100. Qué buen rollo desprende este jugador genial.