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Miguel Campos (‘La revuelta’): “Que seamos la punta de lanza del progresismo indica lo huérfana que está la gente de izquierdas”

El cómico del programa de Broncano, que vuelve el lunes a TVE, reflexiona sobre la nueva temporada frente a un ‘El hormiguero’ “más político” o los miedos tras los problemas de fertilidad: “Verbalizarlo desde el humor es una válvula de escape”

La gracia, para Miguel Campos (Segovia, 41 años), está en inventarse un meme, desde las alturas del teatro, cuando David Broncano no se lo espera. En soltar sin querer un “hostia” en clase, como profesor de Periodismo digital en una universidad católica, y que le despidan. En crear una de las primeras webseries de internet....

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La gracia, para Miguel Campos (Segovia, 41 años), está en inventarse un meme, desde las alturas del teatro, cuando David Broncano no se lo espera. En soltar sin querer un “hostia” en clase, como profesor de Periodismo digital en una universidad católica, y que le despidan. En crear una de las primeras webseries de internet. Incluso, en desdramatizar temas aparentemente serios como la dificultad para tener hijos o el auge de la extrema derecha. De pequeño, quiso ser torero, director del cine y estrella del rock. Más o menos lo consiguió. Hoy gira por España con su monólogo ¿Dónde está la gracia? “Tengo un especial de comedia buenísimo, pero no un hijo”, bromea frente a una caña, con el pelo todavía revuelto del verano.

Pregunta. Gaza, Trump, Ucrania... ¿Dónde está la gracia con la que está cayendo en el mundo?

Respuesta. Siempre se puede sacar un punto de vista interesante o divertido con temas terribles y graves, pero hay que dejárselo a los profesionales. Yo he hecho chistes sobre Israel y he salido bien parado, pero no todo el mundo tiene la capacidad para hacer humor de todo.

P. ¿Qué va a pasar el lunes en el programa?

R. Lo importante, lo hemos hablado, es la audiencia [dice irónico]. Da igual el servicio público o hacerlo bien. Va a haber cebos, chantaje emocional, todos los trucos viejos de la televisión... ¡Se acabó ser un programa del que la gente se sienta orgullosa!

Dices: “Ey, ¡viva la Sanidad pública!“. Y la gente contesta: “Vaya, ¡otro rojo!“.

P. ¿Van a jugar a reavivar la polémica con El hormiguero?

R. Ya se ha agotado. Me gustaría tener polémica con otros como Pasapalabra, First dates, incluso con gente de la propia cadena [le entra la risa]. Tener un beef [disputa] increíble con Silvia Intxaurrondo.

P. Una de sus mayores críticas es que hacen un humor machirulo. ¿Están trabajando en deconstruirse?

R. No puedo hablar por los demás, pero miro al Miguel de 20 años y no sé si me he deconstruido... Obviamente, ser hombres de 40 años permea el humor que hacemos, igual que nuestro pensamiento político.

El hormiguero es mucho más político que La revuelta. Hacemos comedia"

P. ¿La revuelta es un programa político?

R. No, El hormiguero es mucho más político que La revuelta. Hacemos comedia, pero hoy el baremo está muy bajo. Dices: “Ey, ¡viva la Sanidad pública!”. Y la gente contesta: “Vaya, ¡otro rojo!”. Joder, tío, ¿de verdad?

P. Para muchos, se han convertido en un símbolo en un momento en el que no se sabe cómo enfrentar los discursos reaccionarios...

R. Es gracioso que seamos la punta de lanza del progresismo. Es un indicio de lo huérfana que está la gente de izquierdas de líderes y proyectos que les ilusionen. De repente, aparece un programa de televisión que toca el bombo y tira croquetas a la boca de Grison, y la gente dice: “¡Son ellos!”. Si la victoria que tiene la izquierda sobre la derecha es que La revuelta le gane un par de veces en audiencia a El Hormiguero, algo tiene que cambiar en el proyecto ideológico.

P. En su monólogo, habla de la angustia detrás de los tratamientos de fecundación in vitro. ¿Por qué este tema tan íntimo?

R. Porque estar viviendo este proceso y subirme cada semana al escenario para verbalizar los miedos y la ansiedad que tenía a través del humor ha sido una válvula de escape. Me ha ayudado a llevarlo un poco mejor. A la gente que le esté costando tener hijos, le puede gustar.

P. ¿En qué punto están?

R. Ahí seguimos... Es un proceso muy largo, es una mierda. La gente te pregunta y no sabes cómo hacerles entender que estáis esperando porque las pruebas tardan una eternidad y no hay ningún cambio. Pero fiar toda tu felicidad a tener un hijo es un cóctel buenísimo para ser un absoluto desgraciado.

No tenía conciencia de que la fecundación in vitro podía salir mal"

P. ¿Los problemas de fertilidad deberían visibilizarse más?

R. Está bien llevarlo con privacidad, pero hay que hablar de ello, explicar cómo va, desestigmatizarlo si es que hay un estigma... Cuando nosotros empezamos con el proceso no teníamos ni idea. Es gracioso que esté yo aquí hablando de la fecundación in vitro cuando mi chica es la que está haciendo todo el trabajo. Un chiste que he incluido: “No sé en qué pinto menos si en La revuelta o en el embarazo de mi chica”.

R. ¿Qué es lo que no se ve?

R. Yo no tenía conciencia de que podía salir mal porque piensas que la fecundación in vitro es magia. Y también traslada mucha tensión a la pareja. Hay que tener comunicación para poder llevarlo bien.

La vocación es una puta mierda. Yo quiero trabajar con un jefe que me caiga bien y ganar lo suficiente"

P. Fue responsable de vídeo en algunos medios de comunicación. ¿Qué aprendió?

R. Era un coñazo insufrible, la verdad. Se notaba que quería trabajar en otra cosa, pero todavía no sabía en qué. Me interesa la política y la actualidad, pero por muchas entrevistas al presidente del Gobierno que puedas hacer, yo prefiero reírme todos los días en mi trabajo. La vocación es una puta mierda terrible. Lo que quiero es trabajar con un jefe que me caiga bien, vivir a gusto y ganar lo suficiente.

P. ¿Cómo crearon su rol en el programa?

R. Antes era el coordinador de guion y la pantallita solo la usaba para darle órdenes y temas de la escaleta a David [Broncano], pero él lo señalaba y me empezó a sacar. A partir de ahí, empezamos a crear un personaje que no se había visto antes en los late nights: el apoyo digital al presentador. Para haberlo descubierto por casualidad, está funcionando bastante bien. Encontrar un nuevo recurso audiovisual en 2025 no era fácil.

P. ¿El éxito lo legitima todo?

R. No, el respaldo de la audiencia no te da la razón. Esto es algo importante y la gente lo olvida. Algunos famosos creen que el éxito les legitima a llegar a una mesa en la que hay un montón de profesiones y solo hablar de la suya porque tiene una pata en la creación artística y creen que es más importante que el ingeniero industrial o la camarera.

P. ¿El entretenimiento cambia más mentes que el periodismo?

R. No... Puedo coger a un chaval de 18 años que está convencido de que quiere votar a Vox y hacerle un montón de chistes sobre la extrema derecha, pero no va a dejar de votarles. Esa no es la función de la comedia.

P. ¿Ah, no? ¿Y la denuncia?

R. Sí, una parte consiste en señalar. Por ejemplo, que el 30% de los jóvenes vaya a votar a la extrema derecha en las próximas elecciones. Algo anómalo y atípico. Pero para cambiar la situación hacen falta otros recursos políticos y judiciales.

P. Si no tuviese el monólogo, el podcast o el programa, ¿qué haría con su vida?

R. Me gustan mucho las plantas. Sería jardinero de señores pijos. A lo mejor gana el PP, La revuelta se acaba y la próxima vez que me veáis estoy en la rotonda de La Puerta de Alcalá plantando pensamientos.

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