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Columna

El corazón ‘partío’ de Ivet Playà

Para ella, Alejandro Sanz lo era todo. Para él, ella no era nada

Ivet Playà no mentía. No tenía ninguna intención de ocultar los hechos. Para ella, Alejandro Sanz había sido desleal. Si me quieres ayudar, me ayudas; no te cuesta nada, debió pensar Ivet. Pero Sanz, por su parte, no tenía intención de ayudar tanto, o por lo menos no de esa manera. Sanz le había dado un trabajo (a través de su equipo… los muy famosos siempre hablan de un equipo), y bastante era. Sanz e ...

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Ivet Playà no mentía. No tenía ninguna intención de ocultar los hechos. Para ella, Alejandro Sanz había sido desleal. Si me quieres ayudar, me ayudas; no te cuesta nada, debió pensar Ivet. Pero Sanz, por su parte, no tenía intención de ayudar tanto, o por lo menos no de esa manera. Sanz le había dado un trabajo (a través de su equipo… los muy famosos siempre hablan de un equipo), y bastante era. Sanz e Ivet habían mantenido unas breves y esporádicas relaciones sexuales. Para Sanz, sin importancia, y para Ivet, un antes y un después en su vida.

Ivet era fan de Sanz desde la adolescencia, y sus canciones se habían convertido en un río interior de calma y ensoñación. A veces, también, en un torrente de emotividad. Para Ivet, Sanz lo era todo. Para Sanz, Ivet no era nada (“un bonito recuerdo”). El misterio es cómo Ivet llegó a ser una fan más a ser la fan elegida. No es la más guapa, ni tampoco la más ambiciosa. Quizás no volvamos a oír hablar de ella. Los cantantes se acuestan con sus fans, pero rara vez se casan con ellas. Tampoco les regalan (o prestan) un millón de euros. Sí conozco a una que le sacó un par de miles de euros a un amante; hablaba de reparación por daños sentimentales. Yo a esa transacción le pondría otro nombre.

Entendí bien a Ivet Playà en esa entrevista en De Viernes. Ella a sí misma no se entendía demasiado. Estaba sola frente a cuatro personas que no querían entenderla.

“Quiero que sepas que yo también existo”, le decía una cría a un cantante en un vídeo que no he sido capaz de volver a localizar. Esa adolescente resumió la relación entre el ídolo y sus seguidoras. Cuando eres una chica de 13, 14, 15 años, no te gusta un cantante solo por sus canciones. Te gusta también porque él es todo lo que no son tus compañeros de clase. Representa el sumun de la civilización, y además es tu amigo, tu confidente, y tu compañero. Jamás tu amante.

Yo entiendo a Ivet Playà. Entiendo su ilusión, su desesperanza, su despecho. Entiendo que tocó su cielo y luego lo perdió. Entiendo a los asesores de Alejandro Sanz, señalando lo absurdo de ese préstamo. Al que no entiendo del todo es a Alejandro Sanz. Demasiada experiencia como para no haber visto todo esto.

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