Je suis Antonio Medina

El estafador protagonista del último ‘true crime’ de Prime Video timaba pequeñas cantidades a ricos aprovechándose de que en la tele los que estamos detrás somos muchos y a menudo olvidables para los que están delante; es casi poético

Jorge Ponce, en un momento del documental 'Medina, estafador de famosos'.PRIMVE VIDEO

Los que presumen de padecer el síndrome del impostor, por definición, no lo tienen. Muchos son impostores de verdad. Hay otro tipo de impostores menos pedestres y más fascinantes. Sobre una de ellos, Elisabeth Finch, se acaba de estrenar en Estados Unidos el documental Anatomy of Lies, que aún no tiene fecha de importación. Finch fue guionista de Anatomía de Grey durante 10 años. Era su ambi...

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Los que presumen de padecer el síndrome del impostor, por definición, no lo tienen. Muchos son impostores de verdad. Hay otro tipo de impostores menos pedestres y más fascinantes. Sobre una de ellos, Elisabeth Finch, se acaba de estrenar en Estados Unidos el documental Anatomy of Lies, que aún no tiene fecha de importación. Finch fue guionista de Anatomía de Grey durante 10 años. Era su ambición y no lo consiguió hasta que empezó a publicar artículos sobre cómo superó un cáncer raro de huesos. Un cáncer que nunca existió. La mentira la destapó su esposa, a la que conoció en un centro especializado en salud mental para personas que habían superado algún cáncer. Finch no solo se había inventado la enfermedad, también haber sufrido la pérdida de una amiga asesinada en un tiroteo, haber sido víctima de abusos sexuales por parte de su hermano, que él se intentara suicidar y que ella tuviera que decidir desconectarlo de la máquina que lo mantenía con vida. Imaginación, desde luego, no le faltaba.

En España hemos producido buena materia prima de impostores de esa calaña, no nos podemos quejar. Ahí estuvieron Enric Marco y Tania Head, por ejemplo. Y ahora, contada en serie documental, tenemos la historia de Antonio Medina. Claro que al lado de todos estos, a Antonio casi dan ganas de abrazarlo. Cada vez que este señor se encontraba a un famoso de la tele por la calle —debía de tener un radar de la cantidad de gente a la que timó—, fingía haber sido cámara en alguno de sus programas y procedía a contarle que su hija estaba muy grave en el hospital —cada vez por un motivo diferente— y necesitaba dinero. Timaba pequeñas cantidades a ricos aprovechándose de que en la tele los que estamos detrás somos muchos y a menudo olvidables para los que están delante; es casi poético.

Escrito por Borja González Santaolalla, Laura Márquez y Rubén Ajaú, y dirigido por Jorge Ponce (La revuelta) y Javier Valera, Medina: el estafador de famosos (Prime Video) tiene en su investigación desastrosa, contada en paralelo a la historia de Medina, su principal encanto. Una vez le leí a Vigalondo, y desde entonces me lo aplico, que cuando se tienen dudas de la valía de uno, lo mejor es dejarse arrastrar por el síndrome del estafador: “No sé hacer lo que me están pidiendo, pero no se van a enterar”. Muchos en la tele tenemos algo de Antonio Medina.

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