Detrás de las cámaras de ‘Pekín Express’: 2.500 kilómetros, 659 horas de grabación y mucha lluvia
El ‘reality’ de competición regresa con su primera edición en una plataforma, Max, y con parejas de participantes compuestas por un famoso y un desconocido
“En este programa hay dos carreras, la que ves en la tele y la que hacen 200 personas que están compitiendo no por el premio, sino por no perderse nada y no cagarla”. Como dice Pablo Abelenda, director de contenidos de la productora Warner Bros. ITVP España, la aventura de Pekín Express no solo la viven las parejas concursantes que tienen que llegar a determinados puntos geográficos y superar pruebas mientras sobreviven en un pa...
“En este programa hay dos carreras, la que ves en la tele y la que hacen 200 personas que están compitiendo no por el premio, sino por no perderse nada y no cagarla”. Como dice Pablo Abelenda, director de contenidos de la productora Warner Bros. ITVP España, la aventura de Pekín Express no solo la viven las parejas concursantes que tienen que llegar a determinados puntos geográficos y superar pruebas mientras sobreviven en un país con un idioma y cultura diferentes a los suyos (y mientras se buscan la vida para la alimentación, el transporte y el alojamiento). Un gran equipo que reúne a personas de 20 nacionalidades y de tres compañías diferentes, además de trabajadores locales, vive el programa antes, durante y después para que llegue a los espectadores la adrenalina de la competición y la belleza y peculiaridades de los lugares en los que se desarrolla.
Esta es la primera ocasión que la productora Warner Bros. ITVP España se encarga de la ejecución de uno de los formatos de aventuras más conocidos de la televisión. El programa aterrizó en España en 2008 y se emitió por última vez en 2016 tras pasar por Cuatro, Antena 3 y La Sexta. Este domingo, 20 de octubre, regresa con novedades: será su primera edición en una plataforma de streaming, Max, y la primera vez en la que compiten siete parejas compuestas por una persona conocida y otra desconocida para el público. Los 2.500 kilómetros de la ruta que recorrerán les llevará por Vietnam, Laos y Camboya, con el actor Miguel Ángel Muñoz como conductor de la aventura.
Tres patas, con diferentes funciones pero un mismo objetivo, dan forma a Pekín Express. El formato pertenece a la productora belga Eccholine, especializada en programas de telerrealidad de gran escala. “Ellos tienen la práctica, saben el tipo de pruebas que se pueden hacer, por dónde ir, por dónde no… La producción dura de localización la pone Eccholine. Max pone la decisión de apostar por un formato y saber qué tipo de Pekín Express quiere para la plataforma. El resto, casting, creatividad, realización, redactores… lo pone Warner. Eccholine es el esqueleto, Max la mente y nosotros el corazón y el alma”, resume Abelenda.
Trasladar este formato a una plataforma supuso algunos cambios, como los ganchos que se dejarán al final de cada capítulo para invitar al espectador a continuar o una duración más reducida, de unos 50 minutos por entrega. También se buscó una realización más cuidada y con una imagen cinematográfica, siempre sin interferir en la carrera y dando prioridad a lo que ocurriera en la competición por encima de lo estético. Para ello contaron con 26 cámaras para la grabación de la carrera y los juegos. Lo que no cambiará será la emisión semanal (con doble episodio inicial).
Pero Pekín Express no sería nada sin la competitividad que aportan los concursantes. “No fue el casting más fácil del mundo, pero tampoco el más complicado porque el formato tira mucho. Hubo muchos candidatos que se vinieron arriba y luego empezaban a preguntar, algunos incluso preguntaban si lo de dormir en la casa de la gente era mentira”, recuerda Abelenda. Primero, buscaron famosos que estuvieran dispuestos a entregarse en la aventura, y cada famoso aportó la pareja con la que les gustaría vivir la competición. Si uno de los dos no convencía a los responsables del programa, la pareja se desechaba. Finalmente, los concursantes son Miriam Díaz Aroca y su hija María Grant; Octavi Pujades y su hija Alicia; Gonzalo Miró y su amigo Ángel Díaz; Álex de la Croix y su amigo Guille Camas; Alba Paul y su cuñado Álex Domenech; Canco Rodríguez y su amigo David Pulido; y Gemma Mengual y su amiga y compañera de equipo de natación sincronizada Gisela Morón.
“Nosotras les decíamos a los concursantes que les estábamos preparando un parque de bolas allí para que lo disfrutasen. Lo iban a sufrir, pero también les iba a gustar”, dice Ana Jota Martín, productora ejecutiva de Pekín Express. Para ello, durante cuatro meses se preparó todo lo necesario. Por un lado, los permisos para grabar en los países. Por otro, un equipo de Warner y Eccholine se desplazó para hacer la misma ruta que harían los concursantes y evaluar que lo que se había seleccionado se ajustara a lo necesario. Y también se diseñaron planes B por si la primera opción no se podía ejecutar.
En mayo de 2024 llegó el momento de la verdad, la grabación. Durante los 22 días de carrera, cada pareja estaba localizada por un GPS para que el equipo supiera dónde se encontraba y también podían contactar, en caso de necesidad, con el director de competición. Cada pareja iba acompañada de un cámara, un redactor y un conductor que se encarga de trasladar al redactor cuando no puede acompañar a los concursantes en los coches que conseguían haciendo autostop. Y en paralelo, un equipo de casi 200 personas se desplazaba a lo largo de la ruta. Hasta las primeras eliminatorias, se necesitaron 18 furgonetas para trasladar a todo el equipo. Es el Pekín Express paralelo del que hablaba antes Abelenda. Eso sí, las noches las pasan los concursantes solos en las casas donde les han acogido, mientras que cámara, redactor y conductor procuran dormir en un lugar lo más próximo posible. Además, había tres equipos dedicados a los juegos y tres a las misiones que iban de avanzadilla unos días por delante para preparar todo para el momento en que llegaran los concursantes al destino.
En la grabación es donde pueden surgir los temidos contratiempos que obliguen a recurrir al plan B. En esta edición, el principal rival fue el clima. “El primer día tuvimos que retrasar la grabación tres horas porque caía agua a jarras”, recuerda Martín. Mientras que Vietnam castigó al equipo con unos días de lluvia que sorprendieron hasta a los propios vietnamitas; el calor y la humedad dificultó la carrera en Laos y Camboya. Otros contratiempos surgieron en forma de lesiones tanto delante como detrás de las cámaras. “Lo más complicado es tener la cabeza fría y estar enteros para llevar el tanque hacia la dirección a la que tiene que apuntar con todo lo que te bombardea”, dice Martín. “En Pekín Express, la imperfección te da contenido. Si alguien se lesiona, lo cuentas”, añade Abelenda.
Después viene otro trabajo duro, la posproducción. Condensar y dar sentido a las 659 horas de grabación que acumularon no fue sencillo y requirió 7.271 horas de trabajo para toda la temporada, 807 por episodio. Ahí es donde tienen que reflejarse los tres elementos fundamentales que Abelenda señala en este programa: la competitividad, el humor y los conflictos que surgen de la relación de las parejas. “Es un programa cuya preparación requiere mucho esfuerzo, mucha concentración y mucha pasión. La pasión que le ha puesto todo el equipo es brutal”, concluye Martín.