Yo no daba un duro por ‘Ni que fuéramos’... y me equivoqué
Mientras que en la última etapa de ‘Sálvame’ sus protagonistas estaban dentro del histrionismo y la tortura psicológica, en este nuevo programa se les ve relajados y hasta simpáticos
Yo no daba un duro por ellos. ¿Qué podía ofrecer una fórmula agotada en un medio como Internet, usando el formato streaming? Nada, pensaba yo. Me equivoqué. Canal Quickie (que aloja a Ni que fuéramos Shhhh, y al principio como Ni que fuéramos Sálvame) es la reformulación perfecta de un esperpento que no daba más de sí. Ha sabido hacer de...
Yo no daba un duro por ellos. ¿Qué podía ofrecer una fórmula agotada en un medio como Internet, usando el formato streaming? Nada, pensaba yo. Me equivoqué. Canal Quickie (que aloja a Ni que fuéramos Shhhh, y al principio como Ni que fuéramos Sálvame) es la reformulación perfecta de un esperpento que no daba más de sí. Ha sabido hacer de sus flaquezas una virtud ¿Que no tenemos dinero para invitados? Ya vamos nosotros. ¿Que no podemos poner audios porque no podemos afrontar una denuncia? No pasa nada; los escuchamos con auriculares en cámara y luego comentamos. ¿Que no hay pausas publicitarias en YouTube? A tomar por saco: nos levantamos para hacer pis, cargar el móvil, o coger un vaso de agua. La interacción con el público es constante en ese chat, hervidero de colgados y malos bichos. La emisión es en Twitch, YouTube, Spotify, canales FAST (streaming gratuito con anuncios), y el canal de TDT Ten.
No es mi intención ensalzar la telebasura como formato, pero cuando algo está bien hecho hay que concederle ese mérito. Ni que fuéramos lleva unas semanas viviendo, básicamente, del cotilleo de Escassi. Les pongo en contexto: Álvaro Muñoz Escassi, “jinete” que no sabemos de qué vive ni por qué vive tan bien, era novio de la ex Miss España María José Suárez, y esta recibió un mail de una prostituta a la que Escassi le había dejado un pufo de 1.500 euros. La prostituta, no sabemos muy bien si por venganza o por sororidad, le reveló a María José todo lo que estaba haciendo su ahora expareja. Fascinante, ¿verdad? Pues esto, que en realidad no da más de sí, ha sido la columna vertebral del programa durante 15 días, más lo que falta. ¿Se pueden llenar 20 horas semanales con esto? Se puede. La clave es la autoconsciencia. Son programas de cuatro horas que tienen uno o, como mucho, dos temas diarios. Y aguantan perfectamente el ritmo.
Mientras que en la última etapa de Sálvame estaban dentro del histrionismo y la tortura psicológica, en Ni que fuéramos son plenamente conscientes de quiénes son, dónde están, y qué hacen. Se les ve relajados y hasta simpáticos. Los reportajes al aire libre son yincanas del absurdo. La rueda de prensa de Nacho Cano coincidió con que el programa celebraba el centenario de Kafka (esto sí que no se lo esperaba nadie) y por ello Víctor Sandoval iba disfrazado “de bicho” en honor a La metamorfosis. El momento de Víctor Sandoval entrando a un bufete de abogados de postín diciendo “es que voy así vestido porque es el aniversario de un escritor muy importante, y debajo voy en bolas” creo que no lo olvidaré nunca.
David Valldeperas (director del programa) sigue siendo un megalómano que casualmente nunca ridiculiza a ningún hombre (a excepción de Sandoval), pero hay que reconocerle el pulso que tiene a la hora de poner en marcha esta locura que aún nos tiene que dar grandes momentos de estupor. No sé cuánto durará, pero me he reído a carcajadas unas cuantas veces, y eso siempre es de agradecer.
Puedes seguir EL PAÍS Televisión en X o apuntarte aquí para recibir nuestra newsletter semanal.