Elsbeth nos ha enseñado a no menospreciarla
Uno puede ser de Tony Soprano, de Don Draper, de Walter White, pero ser de Jessica Fletcher o de Elsbeth Tascioni es una declaración de intenciones. Muchos las subestimarán, pero, mucho cuidado, porque al final se acaban saliendo con la suya
Crear un personaje televisivo memorable es algo que se escapa de las manos de cualquier guionista, por brillante que sea. En primer lugar porque ninguno con dos dedos de frente piensa en esos términos. Del folio a lo que recuerden los espectadores hay tantos trechos imprevisibles que sentarse a crear personajes con aspiraciones de posteridad es patrimonio de quienes están pensando más en sí mismos que en la calidad de su obra. O dicho de otro modo: preocuparse por crear un buen personaje, por darle carácter, matices, conflicto y vida es una cosa. Que después se quede a vivir en el imaginario d...
Crear un personaje televisivo memorable es algo que se escapa de las manos de cualquier guionista, por brillante que sea. En primer lugar porque ninguno con dos dedos de frente piensa en esos términos. Del folio a lo que recuerden los espectadores hay tantos trechos imprevisibles que sentarse a crear personajes con aspiraciones de posteridad es patrimonio de quienes están pensando más en sí mismos que en la calidad de su obra. O dicho de otro modo: preocuparse por crear un buen personaje, por darle carácter, matices, conflicto y vida es una cosa. Que después se quede a vivir en el imaginario del público, otra muy diferente y ajena a las atribuciones de quien lo alumbra.
Estoy segura de que cuando hace 14 años Michelle y Robert King —genuflexión y reverencia— crearon a Elsbeth Tascioni, no pensaron en dar vida a un personaje memorable. Su presumible objetivo podría haber sido dar vida a un personaje singular, intuitivo y muy inteligente —algo de lo que no se dan cuenta muchos guionistas mediocres cuando intentan crear personajes de elevado cociente intelectual es que el tope de la inteligencia de sus personajes es el de la suya—. A una abogada que, además, acabara dejando en evidencia a todos los que la menospreciaban.
No lo pretenderían, pero lo consiguieron. Elsbeth Tascioni apareció en 14 episodios de 156 de The Good Wife y en cinco de los 60 de The Good Fight. A ver cuántos personajes, con presencia en menos del 10% de capítulos de las series que los albergan, se ganan la titularidad en un spin off. Por supuesto, no lo han hecho solos: Carrie Preston ha hecho un trabajo extraordinario —su voz, sus gestos, sus cadencias—. Sin ninguno de los tres esta impronta habría sido imposible.
Hoy martes Movistar Plus+ emite el último episodio de la primera temporada de Elsbeth, que ya está renovada por una segunda temporada de 20 capítulos, para regocijo de los que disfrutamos de lateledetodalavida. Y hoy, sin hacer mucho spoiler, los espectadores se enfrentarán al primer episodio en el que Elsbeth pasa de ser Colombo a Jessica Fletcher.
Uno puede ser de Tony Soprano, de Don Draper, de Walter White (yo también lo soy), por tirar de los lugares comunes de ciertos espectadores, pero ser de Jessica Fletcher o de Elsbeth Tascioni es una declaración de intenciones. Muchos las subestimarán, como le pasa siempre a Elsbeth, pero, mucho cuidado, porque al final se acaban saliendo con la suya.
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