‘Bardot’, el polémico relato del nacimiento de un mito del cine
La debutante actriz franco-argentina Julia de Nuñez encarna al icono de la gran pantalla en sus años de ascenso al estrellato
A Julia de Nuñez (24 años, Buenos Aires) ya le habían dicho alguna vez que se parecía a Brigitte Bardot. Quizá por eso una amiga pensó en ella cuando se topó con una convocatoria para un proyecto sobre el icono del cine francés. Era 2021 y De Nuñez aún no había terminado su primer año en la escuela de arte dramático. “Yo no tenía previsto presentarme a castings ni hacer cine ni nada. Pensé que esto sería un documental hecho por estudiantes, no sabía que era un proyecto serio ni imaginaba la envergadura que tenía”...
A Julia de Nuñez (24 años, Buenos Aires) ya le habían dicho alguna vez que se parecía a Brigitte Bardot. Quizá por eso una amiga pensó en ella cuando se topó con una convocatoria para un proyecto sobre el icono del cine francés. Era 2021 y De Nuñez aún no había terminado su primer año en la escuela de arte dramático. “Yo no tenía previsto presentarme a castings ni hacer cine ni nada. Pensé que esto sería un documental hecho por estudiantes, no sabía que era un proyecto serio ni imaginaba la envergadura que tenía”, contaba la actriz franco-argentina este martes en un hotel de Madrid. Es muy probable que su inocencia e inexperiencia también jugaron a su favor a la hora de ser seleccionada para protagonizar Bardot, una serie francesa de ficción de seis episodios dirigida y escrita por la cineasta Danièle Thompson y su hijo Christopher que lleva a la pantalla los siete años que van desde que Brigitte Bardot hizo su primer casting con 15 años hasta el éxito de Y Dios creó a la mujer, en 1956.
Antes de poner en marcha la ficción, que emite en España el canal SundanceTV los jueves (22.30), Danièle Thompson contactó con la actriz, que ahora tiene 89 años, para pedirle su colaboración. Como contestación recibió una larga carta en la que manifestaba su cansancio por seguir despertando interés a pesar de que se retiró de la actuación en 1973. “Quiero que me dejen en paz, no entiendo por qué todo el mundo sigue hablando de mí. Dejé de trabajar en películas hace años y quiero cuidar de mi causa animal”, decía Bardot. Al final, parecía dar su brazo a torcer: si alguien iba a llevar a cabo un proyecto sobre su vida, mejor fuera una veterana como Thompson. “No puedo decir que ella pareciera emocionada por la idea, la verdad es que no”, dijo Thompson a la prensa.
Julia de Nuñez no sabe si Brigitte Bardot ha visto su interpretación ni su opinión sobre su trabajo. Tampoco quiso pensar demasiado en lo que suponía interpretar a un icono del cine. “Quizá es que soy muy ingenua, porque otros actores y actrices podrían preguntarse, ‘¿tengo yo legitimidad para hacer este papel?’. Pero realmente no me lo pregunté, y creo que fue mejor, porque habría sido demasiado complicado. No pensé en qué podría pensar la gente del resultado hasta que terminamos el proyecto y la serie iba a salir, y menos mal porque, si no, me habría dado muchísimo vértigo”, explica la actriz, que contesta en francés aunque habla y entiende el español, idioma de su padre, el periodista argentino Alexandre de Núñez.
La serie aprovecha la figura de Bardot para hacer un retrato de las relaciones amorosas y de la sociedad francesa de los años cincuenta, un ambiente en el que el ansia de libertad y la rebeldía de la actriz no encajaba. Al centrarse en sus primeros años, la ficción deja de lado las polémicas que protagonizó más tarde, como describir a las mujeres que alzaron la voz en el Me Too como “hipócritas y ridículas” o las reiteradas condenas por sus proclamas racistas.
La historia arranca con una Brigitte adolescente que inicia una relación con el cineasta Roger Vadim a espaldas de sus padres. El que fuera su primer marido está interpretado en la serie por Victor Belmondo, nieto de Jean-Paul Belmondo, otro icono del cine francés que coincidió con Bardot en la cinta Amores célebres (1961). Roger Vadim fue quien dirigió Y Dios creó a la mujer, el título que lanzó al estrellato definitivamente a Bardot y donde ella conocería al actor Jean-Louis Trintignant, con quien también mantendría una relación.
En el que fue su primer trabajo como profesional, Julia de Nuñez contó con un profesor que la ayudó a preparar el papel. “Yo tenía una idea preconcebida de cómo era encarnar a un personaje real, pensaba que era algo más de imitación, más superficial. Hicimos un trabajo muy extenso de sentarnos a analizar el guion poco a poco”, explica. Ese análisis fue acompañado de su propia labor de documentación viendo películas de Bardot y leyendo libros sobre ella. “Encarnar a alguien no va de interpretar a una persona, sino de interpretar las emociones de esa persona. Lo que vi y leí sobre ella me ayudó a inspirarme y poder saber cómo era, pero esos dos trabajos en paralelo, con el coach y el mío, fueron complementarios”.
En el segundo episodio de la serie, su entonces marido describe así a Brigitte Bardot en una entrevista: “Es una mezcla extraordinaria de inocencia y feminidad, de desvergüenza y timidez”. Ya en sus primeros pasos, la exhuberancia de la actriz llamó la atención de la prensa, que no dejaría de seguirla y de la que huyó cuando se retiró tempranamente.
Para Julia de Nuñez, la figura de Bardot, de los grandes iconos sexuales de la historia del cine, ha tenido una gran influencia en la mujer actual. “Son muchas cosas, empezando por la forma en la que se vestía. No es que ella dijera, ‘voy a hacer esto por las mujeres’. Decidió vivir su vida como le parecía y sin reivindicarse feminista, sin ser activista, pero la tomaron como ejemplo. También está lo de decir que no quería ser madre. Dio a luz a su hijo Nicolas [Nicolas-Jacques Charrier] en el año 60, y el hecho de decir a los periodistas que no quería ser madre era muy controvertido. Hoy todavía sigue siendo un poco tabú decir que no quieres ser madre, pero se entiende que las mujeres quieran perseguir otros intereses y no se percibe como algo egoísta. Tal y como ella se expresaba y llevaba su vida, hizo que las mujeres entendieran que también tenían derecho a hacer y decir lo que Brigitte Bardot hacía y decía”, reflexiona De Nuñez.
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