‘Perverso’ y ‘Muertos S. L.’, violencia y humor: dos formas de entender el entretenimiento
La serie de Movistar Plus+ es una prueba más del dominio de las comedias corales de los hermanos Alberto y Laura Caballero
Son dos de las formas posibles de entender el entretenimiento: el drama y la comedia. Dramática es Perverso, una especia de continuación de Parot en la que la violencia física y sexual son las reinas de la casa. En Muertos S. L., sin embargo, es el humor lo que predomina, lo que es de agradecer cuando la acción, práctica...
Son dos de las formas posibles de entender el entretenimiento: el drama y la comedia. Dramática es Perverso, una especia de continuación de Parot en la que la violencia física y sexual son las reinas de la casa. En Muertos S. L., sin embargo, es el humor lo que predomina, lo que es de agradecer cuando la acción, prácticamente toda ella, transcurre en una funeraria, un posible y divertido homenaje a Luis García Berlanga que siempre que veía un coche de dichas empresas tocaba el trozo de madera que llevaba en el bolsillo.
En Perverso hay dos protagonistas absolutos: Iván Massagué, que ya había interpretado Parot, y Kira Miró en el papel de la jueza que había encarcelado a Massagué y que se convierte en la vengativa obsesión del maquiavélico asesino. Los ocho capítulos de la primera temporada se exhiben en Amazon Prime Video y su artífice es Alonso Laporta. La violencia se manifiesta en una doble vertiente: de un lado, la obcecación en la revancha del psicópata encarcelado y, de otro, la aparición de un desequilibrado dispuesto a secuestrar y matar a quienes considera son responsables de la desigualdad social. Añádanle la frecuente proclividad de los poderosos por la evasión de capitales y el consiguiente fraude fiscal y tendrán un fresco verosímil de los personajes de Perverso.
Muertos S. L., por su parte, es una prueba más del dominio de las comedias corales de los hermanos Alberto y Laura Caballero, responsables de series tan populares como Aquí no hay quien viva y La que se avecina. Tras la muerte de Gonzalo Torregrosa, fundador y propietario de la funeraria que lleva su nombre, Dámaso Carrillo, su hombre de confianza (un estupendo Carlos Areces), está convencido de que asumirá la presidencia de la empresa. No contaba con su viuda, que decide responsabilizarse de la misma ayudada por un yerno absolutamente inútil (Diego Martín). A la estupefacción de Carrillo se une su resentimiento por el comportamiento de la sociedad en los tiempos difíciles: “Durante la pandemia tuvimos más trabajo que nadie, con más riesgo que nadie, pero ¿a quién se aplaudía a las ocho en los balcones? A los sanitarios. A nosotros nada, ni un gesto, ni una cancioncita en Instagram. La gente prefiere pensar que no existimos pero quieran o no quieran... algún día todos nos necesitarán”. Ocho divertidos capítulos en Movistar Plus+ que permiten desdramatizar y relajarse ante lo inevitable.
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