‘Fellow Travelers’: viajar en el tiempo para ponerte en tu sitio

A veces no hay nada como una ficción de época para hacerte dar las gracias a la vida contemporánea. Nada como viajar en el tiempo para ponerte en tu sitio. A mí me pasa mucho con las series que nos cuentan realidades LGTBI+, quizá porque son aquellas con respecto a las cuales más ha cambiado Occidente en menos tiempo.

Fellow travelers (SkyShowtime) —adaptación de la novela homónima de Thomas Mallon— cuenta la emotiva historia de amor entre Hawkes y Tim, dos hombres de los entresij...

A veces no hay nada como una ficción de época para hacerte dar las gracias a la vida contemporánea. Nada como viajar en el tiempo para ponerte en tu sitio. A mí me pasa mucho con las series que nos cuentan realidades LGTBI+, quizá porque son aquellas con respecto a las cuales más ha cambiado Occidente en menos tiempo.

Fellow travelers (SkyShowtime) —adaptación de la novela homónima de Thomas Mallon— cuenta la emotiva historia de amor entre Hawkes y Tim, dos hombres de los entresijos políticos de Washington en pleno macartismo. Una tortuosa historia de amor que abarca desde la época del terror lila en los cincuenta, que dejó sin trabajo a más de 10.000 empleados gubernamentales, hasta la crisis del SIDA en los ochenta. Una especie de Forrest Gump gay, cuyas referencias van desde Tal como éramos hasta el cine de Ang Lee o de Todd Haynes.

Hace 25 años una serie como Fellow travelers habría sido imposible por muchos motivos. En primer lugar, por lo explícito del sexo gay que muestra. En segundo lugar, porque está coprotagonizada por dos estrellas abiertamente homosexuales, Jonathan Bailey y Matt Bomer, que además ejerce de productor ejecutivo. 24 años tiene Queer as Folk; 30, Philadelphia, escrita por Ron Nyswaner, creador de Fellow travelers.

Me gusta imaginar a Gabriel Attal, nuevo y jovencísimo primer ministro francés, viéndola. Attal, a quien hicieron outing en 2019, declaró poco después sobre su homosexualidad: “Siempre he considerado que se podía asumir sin reivindicarlo. Me pregunto si llevarlo como bandera no contribuiría a hacer de ello una cosa anormal”. Tras décadas de avances, algunos LGBTI+ vivimos en el privilegio de la indiferencia ajena. Hay quien, como Attal, la traslada a su forma de vida. Me gusta imaginarlo, y no creo que lo haya hecho, algunas series te ponen en tu sitio.

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