‘Ferry’, la irresistible ascensión de un narcotraficante
Esta ficción y el actor Frank Lammers demuestran que se puede ser el protagonista de un serie sin necesidad de responder al tradicional canon de belleza masculina
El primer rango distintivo de la serie Ferry demuestra que se puede ser el protagonista de sus ocho capítulos sin necesidad de responder al tradicional canon de belleza masculina. Basta con ver una foto del actor Frank Lammers para comprobarlo. El segundo es que explica paso a paso cómo fabricar industrialmente una sustancia psicoactiva derivada de las anfetaminas (3,4-metilendioximetanfetamina) y sintetizarla en laboratorios para producir el éxtasis, droga esencial en la trama de la serie,...
El primer rango distintivo de la serie Ferry demuestra que se puede ser el protagonista de sus ocho capítulos sin necesidad de responder al tradicional canon de belleza masculina. Basta con ver una foto del actor Frank Lammers para comprobarlo. El segundo es que explica paso a paso cómo fabricar industrialmente una sustancia psicoactiva derivada de las anfetaminas (3,4-metilendioximetanfetamina) y sintetizarla en laboratorios para producir el éxtasis, droga esencial en la trama de la serie, que a su vez es la precuela de Operación Éxtasis con los mismos protagonistas, y cuya aceptación popular justificó el que se produjeran tres temporadas.
La coproducción belga-neerlandesa disponible en Netflix narra la irresistible ascensión de Ferry Bouman, un hábil y despiadado delincuente que anhela convertirse en el narcotraficante más importante de la zona, el territorio de Brabante, anhelo que consigue ver realizado con la ayuda de familiares y amigos y, naturalmente, con la consolidada demanda del producto, no sin antes comprobar que la supervivencia en estos ámbitos exige la ausencia total de escrúpulos, incluida la colaboración con la policía si con ello pueden mantenerse en la brecha.
Si había alguna duda sobre las consecuencias de la globalización en los hábitos y costumbres sociales, señalemos que los distribuidores mundiales de la droga de Ferry son una banda de moteros, unos clones de los estadounidenses Ángeles del infierno, y que el escenario principal es un camping de casas prefabricadas, algo también característico de una población como la de Estados Unidos, tan habituada a un cierto nomadismo laboral. Bouman conseguirá su objetivo de convertirse en el amo y señor de la droga, el American Way of Life seguirá exportándose y el espectador se entretendrá con una más que correcta serie: todos contentos.
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