Quo vadis, Telecinco

Si uno se sienta frente a la tele el tiempo suficiente, va a acabar viendo pasar los restos de todos los programas que vio nacer. Sin embargo, una cosa es ver caer espacios y otra ver caer una cadena

Ana Rosa Quintana, en un momento del nuevo 'TardeAR'.Mediaset España

Por mucho tiempo que uno le dedique, sentarse a la puerta de casa para ver pasar el cadáver del enemigo a menudo no es una ciencia exacta, pero si uno se sienta frente a la tele el tiempo suficiente, va a acabar viendo pasar los restos de todos los programas que vio nacer. Unos que vienen, otros que van, que cantaba aquel.

Sin embargo, una cosa es ver caer espacios y otra ver caer una cadena. Los programas de Telecinco ahora mismo parecen un desfile de lemmings al borde de un precipicio. ...

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Por mucho tiempo que uno le dedique, sentarse a la puerta de casa para ver pasar el cadáver del enemigo a menudo no es una ciencia exacta, pero si uno se sienta frente a la tele el tiempo suficiente, va a acabar viendo pasar los restos de todos los programas que vio nacer. Unos que vienen, otros que van, que cantaba aquel.

Sin embargo, una cosa es ver caer espacios y otra ver caer una cadena. Los programas de Telecinco ahora mismo parecen un desfile de lemmings al borde de un precipicio. El primero en desaparecer ha sido Cuentos chinos, después de tres semanas de emisión, en una de esas cancelaciones que nos recuerdan a las de cuando la tele era tele, sin miramientos. Dudo que sea el último. Ni TardeAR, ni Gran hermano VIP, ni El musical de tu vida… —por nombrar solo alguno de los estrenos recientes— están cumpliendo expectativas.

Nada le va bien a Telecinco porque el problema no son solo los programas de Telecinco, es Telecinco. Productoras diferentes, presentadores completamente distintos, maneras de entender la tele casi antagónicas están dando contra el muro de una cadena que anda perdida, sin rumbo y en el lodo, que no sabe a qué espectador apelar ni con qué tipo de programas hacerlo.

La audiencia es como una mala dieta: cuesta horrores lograr resultados y puedes perder todo lo conseguido en un parpadeo. En descargo de Mediaset, hay que decir que vivimos un momento —por usar un eufemismo— raro para la televisión generalista. Es fácil ser Atresmedia ahora mismo, pero recuperar terreno para los de Fuencarral va a ser el más difícil todavía, no solo porque su rival directo esté consolidado, sino porque el tablero está mutando. Unos que vienen, otros que van, pero la vida de la teledetodalavida no sigue igual.

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