‘Alquila como puedas’, un brutísimo (y genial) ‘slapstick’ inmobiliario
Acaba de estrenarse en Filmin la tercera temporada de la serie creada (y protagonizada) por Jamie Demetriou (‘Fleabag’) y su hermana Natasia, un disfrute que es también una sátira salvaje sobre la precariedad infinita del presente
Existe un tipo de comedia británica, corrosiva y desopilante, que no deja de crecer y mutar sin perder su brillante espíritu burdo, aparentemente vulgar y, en realidad, sofisticadamente salvaje. Pensemos en clásicos como The Office —que fue luego adaptado y propulsado a éxito mundial—, Little Britain, Psychoville, y todo lo que comanda Steve Pemberton, empezando por ...
Existe un tipo de comedia británica, corrosiva y desopilante, que no deja de crecer y mutar sin perder su brillante espíritu burdo, aparentemente vulgar y, en realidad, sofisticadamente salvaje. Pensemos en clásicos como The Office —que fue luego adaptado y propulsado a éxito mundial—, Little Britain, Psychoville, y todo lo que comanda Steve Pemberton, empezando por Inside No. 9, y nos haremos una idea de lo que ocurre en Alquila como puedas (Filmin), la bruta sitcom que surgió cuando Jamie Demetriou (el actor, comediante y guionista, sobre todo conocido por su papel en Fleabag: es el tipo de los dientes enormes, Bus Rodent) se preguntó qué pasaría si ponía a un torpe y desagradable —por inconsciente— agente inmobiliario a tratar de alquilar pisos en nombre de algo llamado Michael & Eagle, una nada solvente agencia inmobiliaria londinense.
El padre de Stath —que así se llama Demetriou en la serie, porque él es el protagonista, además de su creador— es el dueño de tan desastroso negocio en el que, sin embargo, hay una trabajadora ejemplar: una tal Carole Collins (Katy Wix), una engreída y eficiente agente —eficiente hasta el delirio: es capaz de alquilar pisos por teléfono— que, por supuesto, hace la vida aún más imposible a Stath. Vasos, que así se llama el padre, un griego malhumorado que sale con hombres que tienen casi su mismo aspecto de orondos señores del montón, está pensando en dejar la agencia en manos de uno de sus hijos —sí, un Succession nada glamuroso— pero aguanta porque se teme lo peor. Cosa que se confirma en esta recién estrenada tercera temporada, y no por lo que podría esperarse, porque no eligió a ninguno de los dos en realidad.
La hermana de Stath, por cierto, es nada menos que la hermana de Jamie en la vida real, es decir, Natasia Demetriou, la famosísima Nadja de Lo que hacemos en las sombras (HBO), aquí en el papel de la ilusa, tontorronísima y rara Sophie, una especie de alma en pena (y en chándal) que a veces come pipas y a la que todo le parece divertido y extraño a la vez, y que anda perdidamente enamorada del también rarísimo y tontorrón Alistair (Al Roberts), y es la suya una pareja más que posible que prefiere tenerse por imposible encantadora y tontamente. Por supuesto, está también la competencia —el tipo rubio y guapo de la agencia de la puerta de al lado—, y la propia vida de cada uno de ellos tratando de hacer un pequeño cameo en lo único que importa: el trabajo que todo lo devora. Y he aquí lo que hace de Alquila como puedas algo único, además de divertidísimo.
Y es que, sin perder un ápice de su brutísimo y genial sentido del slapstick, un slapstick inmobiliario, ataca sin complejos hasta el último rincón de la precariedad —económica, social, sentimental, existencial— del presente. Porque detrás de cada piso inclinado, y de cada puerta que no da a ningún lugar en ese mismo piso, detrás de cada apartamento destrozado —sin grifos, sin casi paredes, con colchones que solo caben de pie—, y de la asfixia del alquiler siempre exorbitante, hay una generación para la que la idea de tener un lugar en el que vivir ha sido desde el principio una odisea y, a la vez, un chiste. Un chiste de mal gusto con el que, sin embargo, como los protagonistas de Alquila como puedas, se han acostumbrado a vivir.
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