Maternidad

Se ha montado el gran Cristo. Los políticos ya tienen ardoroso tema para varias semanas. El pueblo llano también. Repartiendo culpabilidades, lamentando la transgresión de las leyes, rugiendo contra algo tan incontestable y ancestral como que el dinero puede comprar casi todo

Ana Obregón, en una imagen de febrero de 2023.Foto: ALDARA ZARRAOA (GETTY IMAGES)

Es bueno y necesario cualquier remedio que te ayude a pasar la noche, afirmaba Sinatra. Aunque imagino que aquel juglar de la soledad debía de dormir acompañado casi siempre por las mujeres más hermosas. Para combatir al torturante insomnio también se han inventado ayudas químicas. Lo jodido es el despertar. El único anhelo de la depresión crónica es el refugio de la cama, dormir, saber que durante unas horas, cuantas más mejor, el dolor del alma va a desaparecer. También se llama ansia de muerte.

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Es bueno y necesario cualquier remedio que te ayude a pasar la noche, afirmaba Sinatra. Aunque imagino que aquel juglar de la soledad debía de dormir acompañado casi siempre por las mujeres más hermosas. Para combatir al torturante insomnio también se han inventado ayudas químicas. Lo jodido es el despertar. El único anhelo de la depresión crónica es el refugio de la cama, dormir, saber que durante unas horas, cuantas más mejor, el dolor del alma va a desaparecer. También se llama ansia de muerte.

Cuenta Ana Obregón que así se sentía ella desde la muerte de su hijo. Imagino que la desaparición de la persona que engendraste y has parido, va acompañada del máximo desgarro, de un sufrimiento inconsolable. Y añade la ahora feliz dama que gracias a la criatura que ha tenido ya no se siente sola. Es bonito que los náufragos encuentren su tabla de salvación. Lo que ha hecho se denomina científicamente como gestación subrogada, aunque coloquialmente recibe el nombre nada lírico de vientre de alquiler.

Y se ha montado el gran cristo. Los políticos ya tienen ardoroso tema para varias semanas. El pueblo llano también. Repartiendo culpabilidades, lamentando la transgresión de las leyes, rugiendo contra algo tan incontestable y ancestral como que el dinero puede comprar casi todo lo que le dé la gana.

Los guardianes del bien común también andan muy alborotados últimamente exigiendo la ayuda del Estado a la salud mental. Esa enfermedad no es exclusiva ni de ricos ni de pobres, aunque como siempre, los segundos lo tienen más chungo. Ante los horrores que le pueden ocurrir a la cabeza y al corazón, los invulnerables van a tener que aparcar durante un tiempo su mantra formulario, hipócrita y machacón de que no pueden dormir pensando en los más vulnerables económicamente. Ahora también tendrán que hablar de los locos y los desesperados. Ojalá que mediante la escucha y el pastilleo reciban un poco de luz los que están acosados por las tinieblas.

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