La serie biográfica de Nacho Vidal, un relato familiar y humorístico en torno a la cara oscura del porno
Teresa Fernández-Valdés, creadora principal de ‘Nacho, una industria XXX-L’, y sus actores explican cómo se gestó la serie sobre el actor que prepara StarzPlay para este otoño junto a Bambú Producciones
Es martes de mediados de abril a primera hora de la tarde. Aunque no suele ser uno de los momentos álgidos de la discoteca Fabrik, templo del techno situado en las afueras de Madrid, decenas de personas están haciendo cola para entrar en él. No están de fiesta, solo esperan a hacerse una prueba covid. Una vez pasado con éxito el trámite del palito, se visten con ropa de los noventa y se disponen a vitorear a una falsa Cicciolina en una sala presidida por un toro mecánico con forma de pene gigante. Son los extra...
Es martes de mediados de abril a primera hora de la tarde. Aunque no suele ser uno de los momentos álgidos de la discoteca Fabrik, templo del techno situado en las afueras de Madrid, decenas de personas están haciendo cola para entrar en él. No están de fiesta, solo esperan a hacerse una prueba covid. Una vez pasado con éxito el trámite del palito, se visten con ropa de los noventa y se disponen a vitorear a una falsa Cicciolina en una sala presidida por un toro mecánico con forma de pene gigante. Son los extras de Nacho, una industria XXX-L, la serie que prepara Bambú Producciones para Starzplay y que se inspira en la vida de la estrella española del porno Nacho Vidal. El club madrileño hace las veces de una de las ediciones del Salón Erótico de Barcelona que recibió hace casi treinta años a la italiana y que fue testigo del ascenso del actor valenciano.
Cuando los responsables de la plataforma de streaming Starzplay se acercaron a la productora gallega para crear uno de sus primeros proyectos en España, querían un producto que definiera su forma de hacer televisión, recuerda Jeff Cooke, vicepresidente sénior de Programación de Redes Internacionales de la compañía, en conversación telemática desde Santa Mónica (Los Ángeles, Estados Unidos). “Buscábamos algo que fuera audaz, atrevido y provocador. Teresa [Fernández-Valdés, productora ejecutiva de Bambú] vino al poco tiempo diciendo que tenía una idea de una historia que podía resultar en un principio controvertida, pero que pensaba contar mucho más de lo que podía parecer”, comenta este lunes, poco antes de finalizar el rodaje de esta producción. Martiño Rivas (El internado) interpreta en ella a Vidal y María de Nati (Entrevías) encarna a la también actriz de cine para adultos Sara Bernat, expareja y descubridora del actor. La serie de ocho capítulos estará disponible este otoño en España y América Latina en Starzplay (y en Estados Unidos y Puerto Rico a través de la plataforma Pantaya).
Nacho, una industria XXX-L es en realidad el relato de una familia. Y la de un país en un momento muy concreto de su historia. Cuenta las dramáticas y a la vez humorísticas vidas de las personas reales que están detrás de una industria que genera millones de euros al año en España. Fernández-Valdés explica en la discoteca convertida en set de grabación que “la idea era quitar esa capa de oscuridad en torno al porno, no para endulzarlo, sino para hacer entender que es una ficción y una fantasía, tras la que trabajan personas reales. Los guiones tienen un tono ligero, pero en ningún caso frívolo, porque tras cada personaje hay una tragedia. Es una serie con muchas lecturas, pensada para que la gente se asome, pase un buen rato y aprenda algo en cada capítulo”, defiende.
Esta primera temporada se centra en la infancia y adolescencia de Ignacio Jordá antes de ser Nacho Vidal, con la ruta del bakalao de fondo, y muestra su llegada al éxito y su faceta como padre, momento que le inicia en la vida adulta. La España de entonces “recuerda la reticencia a la exploración del sexo y la libertad sexual que seguimos teniendo”, cuenta la responsable de la serie.
Para este proyecto, Teresa Fernández-Valdés ha decidido tomar las riendas de un modo especial. No solo es su productora ejecutiva junto a su socio Ramón Campos, la gallega también ejerce como creadora principal y guionista, junto a otras tres mujeres, Gema R. Neira, María José Rustarazo y Flora G. Villanueva. De la dirección se encargan tres perfiles muy diferentes: David Pinillos, colaborador habitual de la productora, y dos miradas alternativas. Una es femenina, la de Beatriz Sanchís, y otra abraza el orgullo LGTBI+, la de Eduardo Casanova.
Martiño Rivas se ha apoyado para construir su personaje en el propio Vidal y en la biografía que el periodista David Barba publicó en 2004 sobre su vida. La estrella del porno se ha involucrado tanto en este proyecto que hasta ha accedido a ser doble de Rivas en las escenas de desnudo y, por tanto, doble de sí mismo. Porque en esta serie habrá muchas secuencias íntimas, admiten sus dos protagonistas, aunque cada una de ellas se cuenta “dentro de un prisma y un contexto distinto, conectado con lo que está contando la serie y asesoradas por un coordinador de intimidad”, explica De Nati.
Para uno de sus directores, David Pinillos, “era importante marcar la distinción entre lo público y lo privado, cómo la relación de estas dos personas cambia en función de si está ocurriendo durante un espectáculo o en la intimidad. Los personajes viven el sexo como algo bonito y otras veces como algo tóxico. O como entretenimiento. O como un simple negocio... En esta serie, las secuencias de sexo son nuestras secuencias de acción”.
Boogie Nights, la película de Paul Thomas Anderson del año 1997 sobre la industria del porno en la California de los años setenta, sirvió como referencia en cuanto al tono del relato, recuerda Beatriz Sanchís, al ser “una película que sabe combinar la parte lúdica de ese mundo con sus caras oscuras”. Y, completa Fernández-Valdés, “por su forma de saber reírse de lugares disparatados, de rebajarle el drama, un elemento que ya de por sí está en sus personajes”.
En la España de los noventa que retrata Nacho, una industria XXX-L, “el porno era prácticamente una industria hecha entre amigos y sus trabajadores formaban una familia en un mundo muy peculiar, pero al mismo tiempo de mucha libertad”, comenta Fernández-Valdés. La conocida sala Bagdad de Barcelona, que ofrece espectáculos eróticos en directo, es el lugar en el que Vidal encontró su círculo afectivo. El actor Andrés Velencoso encarna en este relato ficcionado a un divertido antagonista, el actor de cine para adultos Toni Roca, príncipe destronado tras la llegada de un nuevo talento emergente. Y Edu Soto aparece como Tigerman, el hombre que levantaba con su pene una bombona de butano sobre el escenario de la sala barcelonesa.
“Investigando la vida de Nacho hemos descubierto que hay muchas mujeres muy interesantes a su alrededor que nos permite seguir la tradición de Bambú [responsable de Velvet y Las chicas del cable] de incorporar poderosas voces femeninas”, dice Fernández-Valdés. Sara Bernat no solo descubrió a Nacho Vidal su talento para el cine adulto, también sigue siendo una de sus principales confesoras y consejeras, décadas después de conocerse. Es “una mujer de mentalidad muy libre, pero sensata. Con las ideas muy claras, que lleva siempre las riendas y marca los límites a los que ella quiere llegar. Y el nexo de unión entre Nacho e Ignacio”, tal y como la definen la creadora de la serie y sus dos protagonistas.
Otras de esas voces femeninas son la de Juani, la responsable de la sala Bagdad, interpretada por Pepa Charro, y María Bianco (a la que da vida Paola Bonempi), que trabajaba en la producción de las películas de su pareja, José María Ponce, padre del porno español al que encarna Juan Carlos Vellido.
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