‘Rapa’ o ¿por qué dan tanto miedo nuestras lenguas?

En ‘Rapa’ nadie habla gallego. Ni en las ciudades ni en las aldeas, ni en las instituciones ni en la intimidad. Todos se expresan en un correcto castellano que emocionará a quienes dicen Sanjenjo, Lérida y Vascongadas

Javier Cámara, en una imagen de 'Rapa'.

De todas las cosas que sé que son inexactas en Memorias de África, ninguna me arruga más la nariz que Karen Blixen y su marido Bror, ambos daneses, hablándose en inglés con acento escandinavo. Imagino que si Pollack les hubiese preguntado si se atreverían a rodar en danés sus breves encuentros, Meryl Streep y Klaus Maria Brandauer habrían aceptado con un “sujétame el akvavit”. Pero faltaban años para que Tigre y dragón le descubriese a Hollywood que los espectadores estaban dispuestos a hacer algo tan subversivo como leer subtítulos y nos quedamos con que dos daneses en la...

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De todas las cosas que sé que son inexactas en Memorias de África, ninguna me arruga más la nariz que Karen Blixen y su marido Bror, ambos daneses, hablándose en inglés con acento escandinavo. Imagino que si Pollack les hubiese preguntado si se atreverían a rodar en danés sus breves encuentros, Meryl Streep y Klaus Maria Brandauer habrían aceptado con un “sujétame el akvavit”. Pero faltaban años para que Tigre y dragón le descubriese a Hollywood que los espectadores estaban dispuestos a hacer algo tan subversivo como leer subtítulos y nos quedamos con que dos daneses en la intimidad de su hogar prefieren hablarse en inglés. Cosas del hygge.

La misma extrañeza me causa escuchar a los personajes de Rapa, vecinos de una parroquia coruñesa, hablando en todo momento un correctísimo castellano, apenas barnizado por un leve acento. En la serie de Movistar nadie dice ni una palabra en gallego. Ni en las ciudades ni en las aldeas, ni en las instituciones ni en la intimidad. Todos se expresan en un castellano que emocionará a quienes dicen Sanjenjo, Lérida y Vascongadas.

Hace cuatro años, Fariña fue ovacionada por mostrar con naturalidad expresiones habituales de la tierra. Los cartos, rapaces o trapalleiros se colaron en los diálogos sin que nadie tuviese que acudir a la Real Academia Galega para seguir el hilo. Después llegaron a Netflix O sabor das margaridas y a HBO Max Auga Seca y confirmaron que Galicia además de ser un hermosísimo plató escondía un tesoro por descubrir: su lengua.

En Rapa han preferido ignorar ese patrimonio y perdemos todos. Ellos en credibilidad y nosotros en riqueza léxica. Nos queda como consuelo otro tesoro, unas interpretaciones excepcionales de todo su reparto, especialmente de Lucía Veiga. Su trabajo portentoso parece cosa de meigas. O como dirían en Rapa, de brujas.

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