La máxima autoridad actual en ficción televisiva
Cuando ya estamos hartos de series sobre el confinamiento, vienen los King y demuestran, a través de una sátira de género, que no hay que llegar primero, sino que hay que saber llegar
Cuando, al comienzo de su entrevista en el programa Los felices veinte, Nacho Vigalondo le pidió que se presentara, Aramís Fuster se definió con su clásico “soy la máxima autoridad mundial en ocultismo”, pero esta vez remató con un “le joda a quien le joda”. La apostilla la acercó aún más a ...
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Cuando, al comienzo de su entrevista en el programa Los felices veinte, Nacho Vigalondo le pidió que se presentara, Aramís Fuster se definió con su clásico “soy la máxima autoridad mundial en ocultismo”, pero esta vez remató con un “le joda a quien le joda”. La apostilla la acercó aún más a las declaraciones de Verónica Pérez desde Ferraz en aquel crítico septiembre de 2016: “En este momento, la única autoridad que existe en el PSOE es la presidenta del comité federal que, les guste o no, soy yo”.
Aramís, como buena bruja, se anticipó a la política socialista en eso de autoproclamarse jefa de lo suyo. Lo hizo en junio de ese mismo año después de que se destapara que ofrecía sus —otros— servicios en la web Escorts Maduras. “No soy prostituta, soy dómina”, aclaró. “Soy la máxima autoridad mundial en ocultismo, sería muy torpe ir ofreciendo servicios sexuales a 300 euros la hora cuando me han hecho ofertas de 30.000″. Ahora podría comparar sus tarifas con las del personaje de Taylor Schilling en The Bite, la última serie de Robert y Michelle King, recién estrenada en Movistar+. En ella, la actriz de Orange Is the New Black ejerce de dominatrix y de vecina alocada de Audra MacDonald, que es doctora. Ambas están recluidas en sus pisos, teletrabajando durante la época dura de la pandemia, cuando de pronto la covid muta en plaga zombi. Ahora que ya estamos hartos de series sobre el confinamiento y nos parecen agotados recursos como las videollamadas, vienen los King y, a través de una sátira de género —como ya hicieron en Braindead, sin estrenar en España—, demuestran que no hay que llegar primero, sino que hay que saber llegar. Ellos nunca se arrogarían el título, pero son la máxima autoridad actual en ficción televisiva.
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