Misterioso asesinato en el Arconia
‘Solo asesinatos en el edificio’ invita a ser disfrutada con cerveza de jengibre y tarta de ruibarbo, arrebujándose en el sofá y dejándose arrullar por su ingenio y su encanto
Cuando Steve Martin planteó su proyecto a los productores tenía una idea clara: actores veteranos que investigan un crimen en su edificio. Una vuelta al misterio del cuarto cerrado que inauguró Poe con Los crímenes de la calle Morgue. Aquí el cuarto es el Arconia, realmente el Belnord, un edificio de preguerra del Upper West Side vecino y casi gemelo del Apthorp, ...
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Cuando Steve Martin planteó su proyecto a los productores tenía una idea clara: actores veteranos que investigan un crimen en su edificio. Una vuelta al misterio del cuarto cerrado que inauguró Poe con Los crímenes de la calle Morgue. Aquí el cuarto es el Arconia, realmente el Belnord, un edificio de preguerra del Upper West Side vecino y casi gemelo del Apthorp, que enamoró a su amiga Nora Ephron.
Trabajar con amigos era prioritario para Martin y por eso están ahí su compinche desde hace décadas Martin Short y Tina Fey, genial trasunto de la Sarah Koenig de Serial, el podcast fundacional sobre true crime —lo que antiguamente llamábamos crímenes reales— transformado aquí en It’s not OK in Oklahoma (ovación para quien lo ha traducido como Poca broma en Oklahoma).
Que el resultado sea divertidísimo no sorprende viniendo del artífice de Bowfinger y tampoco lo hace que Selena Gomez sea más que un reclamo como el Poochie de Los Simpson. Hay que tener mucho talento y muchos registros para pasar de Los magos de Waverly Place a Harmony Korine. Los tres, Martin, Short y Gomez, forman un trío tan dispar como irresistible que comparte protagonismo con un vecindario excéntrico que no disimula que le consterna más la muerte de una gata afable que la de un vecino antipático y donde Sting es un sospechoso creíble porque ¿acaso no es Every breath you take un himno al acoso?
Más que a Poe, la serie de Disney nos retrotrae a los Hardy Boys que leía Mabel, a Los Cinco o a Los tres investigadores, e invita a disfrutarla con cerveza de jengibre y tarta de ruibarbo, arrebujarse en el sofá, dejarse arrullar por su ingenio y mensajear a los amigos (o llamarles, depende de su edad) para compartir sospechas. Imposible imaginar un plan mejor.
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