Un proyecto deRepsol

Las tres claves de la fabricación responsable

Esta metodología consiste en diseñar envases y productos con criterios medioambientales para favorecer su reciclado, minimizar el consumo de materias primas y alargar su vida útil

El ecodiseño tiene tantas implicaciones que hay quien lo considera más cercano a la filosofía que al desarrollo de una técnica. Esta metodología surgida en los dos mil basa su éxito en concebir nuevos productos o en el rediseño de otros ya existentes de tal manera que reduzcan su impacto en el medio ambiente. Puede ser un zapato cuya suela se fabrique con neumáticos desechados o con residuos agroalimentarios como los sustratos de champiñón. O una bolsa elaborada con un plástico que se ha obtenido de aceite usado y que tras cumplir su uso de proteger la rúcula o las espinacas queda listo para ser reciclado de nuevo. O una mesa de madera que procede de bosques gestionados de forma responsable...

El ecodiseño busca lo mejor para el planeta. Reduce el consumo de materias primas y fomenta la reciclabilidad de los productos para dar una nueva vida a los residuos, pero también mantiene la durabilidad del objeto en cuestión, lo que minimiza su impacto en el medio ambiente. Y todo ello sin renunciar a la funcionalidad y a la estética, porque hay bienes que entran por la conciencia ambiental y otros que lo siguen haciendo por los ojos. Esta metodología de la que forman parte ingenieros y químicos incide en los tres aspectos que se detallan a continuación.

Menos

Peso y tamaño

Si el producto pesa menos o se comercializa de tal manera que ocupe el menor espacio posible, se podrá transportar una cantidad mayor en un vehículo de las mismas dimensiones, lo que redunda en una menor huella de carbono. A modo de ejemplo, Marisol Bermúdez, responsable de desarrollos de poliolefinas en Repsol, explica que han creado nuevos tipos de envase monomaterial de comida infantil, que destacan por ser flexibles en lugar de rígidos, por lo que se apilan de forma más eficiente, se pueden transportar más unidades en el mismo espacio y el peso total es inferior a los envases tradicionales. Resultado: menos consumo de materia prima, menos impacto energético asociado al transporte y una mejor reciclabilidad.

El ecodiseño busca optimizar el tamaño y el peso de los productos para que la huella de carbono en su transporte sea la menor posible.iStock

Ana de las Heras, profesora de Ecoinnovación y Ecodiseño en la Universidad de Sevilla, señala un ejemplo que siempre pone a sus alumnos. Se trata de embalar productos que por su forma son más difíciles de ordenar (como magdalenas, manzanas o velas), apilados en lugar de sueltos en una bolsa. 12 magdalenas ocupan menos si se disponen en una bandeja que si se comercializan en una bolsa grande sin orden alguno. Si caben más paquetes en el mismo palé, el gasto energético de su transporte disminuye. Es un espacio valioso tanto en el camión como en el punto de venta y en los hogares. Gana la empresa, gana el planeta y gana el consumidor.

Más

Durabilidad

Alargar la vida útil de los productos es otro de los pilares del ecodiseño. A mayor durabilidad, menor cantidad de residuos. Se observa, por ejemplo, en la industria del calzado. Javier Cortés, director de I+D del Centro Tecnológico del Calzado de La Rioja (CTCR), asegura que se ha aumentado la resistencia tanto del calzado de moda como de las zapatillas de estar por casa. “Gracias a la nanotecnología modificamos las propiedades de los materiales para que resulten más duraderos”, explica para referirse a la aplicación de unos químicos de un tamaño pequeño que llegan a lugares donde otros compuestos no llegan y consiguen que el tejido repela manchas o el agua. “No solo se les dota de propiedades adicionales sino que se convierten en más duraderos”, añade Cortés. También trabajan con biotecnología, compuestos de origen bio como bacterias o enzimas que permiten evitar los malos olores en el calzado de verano. “No solo le va a resultar más cómodo al usuario, sino que le va a durar más”, afirma el responsable de I+D.

Entresuelas fabricadas con sustratos de champiñón, un residuo con propiedades antibacterianas.Centro Tecnológico del Calzado de La Rioja

El mobiliario urbano, tan expuesto, no resulta ajeno al ecodiseño. Uno de los criterios a la hora de fabricar bancos reside en que duren, que no se rompan, que aguanten las condiciones climatológicas del lugar. La profesora De las Heras, licenciada en Ingeniería en Diseño Industrial y Desarrollo de Productos, apunta también a los muebles de oficina. “Algunas empresas recurren a un cierto tipo de materiales para aumentar la resistencia de sus productos”, explica. “Otras se aseguran de que la madera proceda de bosques gestionados de forma responsable”, añade. Todo eso se comunica y contribuye a la venta mientras el impacto en el medio ambiente disminuye.

El ecodiseño también opera en el sector de los electrodomésticos. De las Heras explica que, para disminuir su peso, los esfuerzos se centran en reducir la densidad de los compuestos plásticos de licuadoras, cafeteras u otros aparatos eléctricos. De esta forma no es necesario alterar las características técnicas del motor ni de la parte electrónica, que son básicos para mantener la durabilidad y la fiabilidad.

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Reciclabilidad

Una de las claves para incrementar la reciclabilidad de los productos radica en que se fabriquen con un solo material, y muchas veces ese material es un plástico. El ecodiseño persigue que ese plástico sea cada vez más fácil de reciclar en las plantas especializadas, se obtenga a partir de otros ya existentes (como envases de bebidas o el bote de champú vacío que se deposita en el contenedor amarillo) o de materia orgánica desechada, como el aceite usado, y que cada vez sea necesario utilizar menos material para obtener el mismo resultado.

Marisol Bermúdez explica que en Repsol se encargan de desarrollar nuevas poliolefinas recicladas a través de un proceso mecánico o químico, que son aptos para aplicaciones en cualquier sector de la economía. Estas poliolefinas recicladas proceden de plástico postconsumo (ya se han usado) o se sintetizan a partir de residuos orgánicos para obtener lo que se conoce como granza, unas bolitas que venden a clientes del sector de la alimentación, farmacéutico, automoción… Con ellas se pueden fabricar, por ejemplo, jeringuillas o componentes de automóviles, que a su vez se pueden reciclar de nuevo.

Muestras de diferentes tipos de granzas de poliolefinas, que se utilizan para fabricar todo tipo de productos cotidianos.VICTOR GARDE ESCOBAR

“La innovación no reside únicamente en el material, sino en la solución final. En la forma en la que se combinan, en los espesores finales, en las capas utilizadas…”, asegura Bermúdez. Al final se trata de conseguir los mismos resultados con menos y crear materia prima con residuos. Puro ecodiseño.

De las Heras, que imparte clases en el grado de Ingeniería en diseño industrial y desarrollo de productos, lo explica con otras palabras: “Se diseña un producto pensando en su remanufactura, en que cuando se recicle se pueda convertir en otro igual o distinto”. Apunta una información al alcance de cualquier consumidor y que está presente en todos los envases de plástico, el triangulito formado por flechas con un número en el centro. Va del 1 al 7. Cuanto más baja es la cifra, más fácil se recicla el objeto.

Cortés, del CTCR de La Rioja, afirma que están trabajando para que los zapatos y zapatillas que fabrican algunas de las 120 empresas con las que colaboran se puedan reciclar. La clave reside en que los diferentes compuestos del calzado se puedan separar para su correcto reciclaje mediante trituración, de forma mecánica o con la ayuda de químicos. El siguiente paso es que los fabricantes faciliten a los clientes devolver los zapatos cuando ya no sirvan y se inicie el proceso de reciclaje. Están en ello.

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