Al DVD le queda mucha vida

Las mudanzas son una buena oportunidad para desprenderse de objetos inservibles, algunos a través de la donación y otros, del reciclaje, o para conservarlos por si se revalorizan

La colección en DVD de 'The Wire', cuya primera temporada se emitió en 2002, y otras series de HBO y películas.

HBO puede retirar The Wire y Los Soprano de su catálogo online cuando le plazca. La volubilidad del contenido digital provoca que la forma más segura de acercarse a estas dos series de cuando el mejor cine se veía en la televisión sea a través de los DVD, unos objetos sometidos a escrutinio cada vez que se hace una mudanza. Todo se examina en ese acto de purificación que acarrea un cambio de casa. Las cinco temporadas –con sus cinco carátulas– de la serie creada en 2002 por David Simon y ambientada en Baltimore, los CD, las cintas de casete (y no tanto los vinilos), una colección de novela negra que daban con el periódico o una cómoda que por antigua parece buena pero que tal vez no case con la nueva decoración… Si uno decide desprenderse de todo esto a riesgo de que se revalorice per se o de que uno mismo lo revalorice con su siempre rentable nostalgia, existen vías para que estos objetos no acaben en la basura. Se pueden regalar, donar o vender por una pequeña cantidad. Todas, formas sensatas de gestionar lo que una mudanza convierte en desechos.

Siempre conviene realizar un esfuerzo en donar, regalar o reutilizar objetos que se acumulan en casa, pero no todo tiene una segunda vida. Las mudanzas son un buen momento para deshacerse de cosas inservibles como cables viejos, un secador roto o los apuntes de la carrera. Al mismo tiempo, cambiarse de casa genera unos residuos propios como las cajas de cartón para transportar las pertenencias o el papel utilizado para proteger los envíos. A continuación se detalla la forma de reciclar unos y otros desechos.

La resistencia de las cajas de cartón la determina el número de canales entre una plancha y otra, es decir, el espacio relleno con papel ondulado. En función de si la carga es más o menos pesada o frágil se elige un tipo de caja. En cualquier caso, todas se fabrican con cartón y se han de guardar para otra ocasión o depositarlas en el contenedor azul para que se reciclen.


Existen varios tipos de protectores fabricados con plástico para que los objetos frágiles o los aparatos electrónicos no se dañen. Tanto el papel de burbujas, que contiene aire, como ese más blanquecino que cubre unos altavoces nuevos o una televisión se depositan en el contenedor amarillo.

Mesas y otros muebles, aparatos eléctricos y electrónicos que se compran al instalarse en una nueva casa vienen protegidos con el corcho blanco (poliestireno expandido), un tipo de plástico que se tira al contenedor amarillo junto con los envases, las latas y los briks.


Las cajas se precintan con cinta de embalaje. Podría pensarse que al ser de polipropileno (un tipo de plástico) se ha de depositar en el contenedor amarillo. Pero al no ser un envase, va junto con la fracción resto. La cinta de carrocero, que aunque contiene adhesivo en su mayor parte se fabrica con papel, sí se recicla. Va al contenedor azul.


Un recurso casero para proteger la vajilla, la cristalería o una lámpara delicada. Los pliegues de una bola de papel amortiguan los golpes. Algunas empresas recurren a briznas de papel como si salieran de una trituradora para sus envíos más delicados. Ambos residuos una vez completado el viaje se depositan en el contenedor azul.


Conviene preguntar a amigos y familiares si están interesados en todas esas revistas antiguas acumuladas, algo que ahora tiene el valor de una enciclopedia pero que en el futuro puede acercarse más a una colección de fotografías. Otra forma de darles uso pasa por convertirlas en materias primas y hacer con ellas manualidades. En el caso de que haya que deshacerse de ellas, se deben depositar en el contenedor de papel y cartón.


A veces uno es reacio a tirar electrodomésticos o aparatos electrónicos que no sirven, y está bien guardarlos antes que tirarlos al cubo de la basura. Las mudanzas son una buena oportunidad para deshacerse de estos cacharros en uno de los 1.739 puntos limpios fijos y 189 móviles (camiones que de forma ambulante recogen residuos un día y en un barrio o municipio en concreto) existentes en España.


Las conservas y otros alimentos imperecederos se pueden transportar en la mudanza a la nueva casa. Pero siempre hay algún envase en la nevera abierto y con una fecha de caducidad próxima. Valga el ejemplo de un cartón de leche o de un brik de tomate. Los restos se han de vaciar en el fregadero o en el cubo de orgánico y hay que deshacerse de los envases en el contenedor amarillo.


A diferencia de los libros de texto, que tienen vigencia por algunos años, a los apuntes es difícil encontrarles una salida. Si se consigue despojarlos de toda nostalgia, su sitio está en el contenedor azul.


El avance de las empresas de tecnología ha sido tan grande en los últimos años que se ha generado una gran cantidad de basura electrónica. Según el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), en el mundo se generan 40 millones de toneladas de residuos electrónicos al año. Los cables, con los cargadores a la cabeza, salen del cajón en una mudanza, y lo hacen para ir a un punto limpio.

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